Excavaciones arqueológicas en los talleres salazoneros del jardín romántico de Carteia (I)
Instituto de Estudios Campogibraltareños
Carteia, en época romana, era una ciudad volcada a la explotación de los recursos del mar, como la literatura clásica y la iconografía monetal nos muestra
En este trabajo, se presentan los primeros resultados del proyecto de excavaciones que desarrollamos en el barrio salazonero de Carteia
En este trabajo presentamos los primeros resultados la campaña de excavaciones que desarrollamos a lo largo de 2022 en el llamado “Jardín Romántico”, situado dentro de los límites del Enclave Arqueológico de Carteia (San Roque), emplazamiento en el que se sitúan los vestigios visibles más destacados asociados a la producción de salsas y salazones de pescado de Carteia.
Esta campaña de excavaciones es fruto de la colaboración entre la Universidad de Cádiz, la Universidad Autónoma de Madrid y la dirección del Enclave Arqueológico de Carteia, y se enmarcan en el Proyecto Scomber, destinado a rastrear el origen de las producciones salazoneras romanas en el litoral gaditano, del que esta actividad representa el primer paso.
En el emplazamiento que analizamos, se visualizaban parcialmente tres talleres salazoneros (cetariae), de los que se disponía de una limitada información, como referiremos con posterioridad. Solo recientemente, el desarrollo de una tesis doctoral defendida por J. A. Expósito, se focaliza en el estudio de las industrias haliéuticas carteienses, desarrollando nuevos planteamientos interpretativos, aunque sin llevar a cabo remociones. Considerábamos, por tanto, que era necesario realizar nuevos sondeos que nos ayudaran a datar y evaluar la entidad de estos testimonios que son los únicos referidos a esta actividad productiva que se encuentran dentro del circuito de visitas del enclave.
Las excavaciones de Julio Martínez Santa Olalla
En los años cincuenta del pasado siglo XX tuvieron lugar las primeras excavaciones científicas en la ciudad de Carteia, que fueron acometidas por el entonces Comisario General de Excavaciones Arqueológicas, Julio Martínez Santa Olalla. En ellas fueron exhumadas las primeras evidencias de las industrias conserveras de la ciudad, hasta entonces conocidas únicamente por las fuentes textuales y por la numismática.
La documentación fotográfica de aquellos trabajos se conserva actualmente en el Museo Arqueológico Nacional como parte de su legado, que fue adquirido, a su muerte en 1973, por el Ministerio de Educación y Ciencia, y quedó prácticamente inédito hasta 2004. La ausencia de publicaciones, e incluso la desaparición de sus diarios de excavación o de sus manuscritos originales, han hecho de su corpus fotográfico un documento esencial para conocer y caracterizar las excavaciones realizadas y obtener información directa sobre los edificios exhumados. También podemos a través de ellas valorar la metodología empleada, aplicaciones técnicas, uso de la fotografía, etc.
A partir de este interesante legado hemos podido constatar que se llevaron a cabo, entre otras actuaciones, trabajos de excavación en un amplio sector entre el tramo de muralla documentado al Sureste de la ciudad y la línea de costa situado en ámbito suburbano. Algunas fotografías muestran la leyenda “Carteya. Puerta de la Playa. 10-XII-59”, lo que confirma el lugar de realización y la fecha en la que se llevaron a cabo dichos trabajos.
Las excavaciones permitieron la exhumación de varias piletas de salazones en las que se puede constatar, a través de las imágenes, sus características y forma constructiva. Se trata de un área con cuatro piletas documentadas de pequeño tamaño y esquinas redondeadas, revestidas en el interior con el característico hormigón hidráulico de buena calidad. Estos datos han podido ser corroborados tanto por los posteriores trabajos de limpieza y documentación que fueron realizados en este sector, en los comienzos del presente siglo, como en las excavaciones que aquí presentamos.
Los talleres salazoneros y la campaña de 2022
Como hemos apuntado, el conocimiento previo de las cetariae visibles en el Jardín Romántico era muy limitado. Los talleres se disponían en un área que aparecía limitada en su lado norte por muros que circundan las piletas, con una puerta conservada que daría acceso al recinto salazonero, la llamada “puerta de la playa”.
En este emplazamiento se pudo diferenciar la existencia de tres unidades de producción independientes, pero que compartían muros maestros y una estructuración interna muy similar en la que destacaba tanto el parejo módulo de las piletas como su propia cadencia y disposición. Estos tres talleres salazoneros, que enumeramos como cetariae C-VI, C-VII y C-VIII, se encontraban parcialmente excavados, siendo el central (C- VI) el que presentaba una mayor visibilidad, con hasta siete balsas salazoneras estructuradas aparentemente en dos alas. De las otras dos factorías, situadas al Este (C-VII) y Oeste (C-VIII) de la anterior, los datos eran más limitados, visualizándose solo tres cubetas en cada caso. De estas, la que se observaba únicamente completa (y excavada) es la pileta P-1 de C-VII, que nos otorgaba un primer dato sobre el que realizar las primeras estimaciones sobre la capacidad productiva de estos talleres, que al menos para la C-VI superaría los 32 m3.
Desde un punto de vista arquitectónico y aproximándonos a criterios datacionales, debemos apuntar que dichas estructuras estaban realizadas -como es habitual en otras construcciones de la ciudad- en opus vittatum que evidencian el notable cuidado de la construcción. El aparejo se caracteriza por el uso de mampostería de piedra caliza careada, dispuesta en hiladas regulares, con las esquinas de los muros rematadas mediante sillares de calcarenita. Se trata de una técnica constructiva, bien documentada de otros edificios de la zona del foro, que puede remontarse a finales de la época republicana, si bien, el uso adicional de piedra calcarenita, constatado en la basílica, alude a un momento algo más tardío, puesto que se introdujo ya en época de Augusto. En otra línea de análisis, acudiendo a los escasos contextos cerámicos superficiales asociados a estos edificios productivos, pudimos constatar la presencia de limitados restos anfóricos depositados sobre uno de los muros de la cetaria C-VII, que se correspondían con partes de ánforas Dressel 7/11 y Haltern 70, las cuales remitían a una horquilla situada entre época augustea y finales del s. I d. C., por lo que estimamos que este sector del barrio industrial debería haber estado en funcionamiento, al menos en un momento temprano de época altoimperial.
Estos testimonios nos confirmaban la presencia de estructuras productivas salazoneras, pero las mismas eran parciales, no podían ser datadas con precisión y no ofrecían datos sobre las producciones haliéuticas que llevaron a cabo. Para intentar solventar estas carencias y responder a estas cuestiones, siendo conocedores de la problemática aquí expresada, en septiembre de 2022 planteamos la primera campaña de excavaciones en este sector del barrio industrial carteiense. Concretamente, diseñamos la realización de dos sondeos arqueológicos además de una tercera zonificación en la cual solo se procediese a retirar los niveles contemporáneos (lámina 4), con el objetivo de evaluar el nivel de afección de las excavaciones de Santa Olalla en el sector meridional de esta aglomeración edilicia y completar la documentación necesaria para datar e interpretar correctamente este sector del barrio productivo de Carteia.
El Sondeo 1
El primero de los sondeos se diseñó con unas dimensiones de 31,5 m2, sobre toda la superficie conocida de la cetaria C-VII. Con la realización de esta actuación pretendíamos avanzar en la delimitación del edificio, realizar una diagnosis completa de su arquitectura, identificar funcionalmente los distintos ambientes y analizar los rellenos de una de las balsas, la situada junto a la P-1 ya excavada con anterioridad, para compararlas, datar sus abandonos iniciales y buscar residuos de sus últimas producciones.
Con estas premisas, pudimos observar que la estratigrafía general se encontraba sellada por rellenos contemporáneos asociados, por una parte, a las regularizaciones y ajardinamientos recientes de este sector, y por la otra, a la excavación realizada a mediados del s. XX por Santa Olalla, quedando inmediatamente bajo ellos la estratigrafía y las estructuras de época clásica asociadas a las producciones haliéuticas, con un buen nivel de preservación general.
Llama la atención en este sentido, que en los dos sondeos practicados se ha podido confirmar la presencia de una extensa zanja generalizada que cortaba oblicuamente las estructuras y estratigrafías romanas en sentido Este-Oeste, con una longitud de más de 16 m y una amplia anchura, cuyo extremo meridional no hemos llegado a documentar, y que tal vez podría estar asociada a la realización de trabajos accesorios o atrincheramientos relacionados con la construcción del búnker contemporáneo situado a pocos metros siguiendo la dirección marcada por la zanja.
Bajo estos rellenos recientes, pudimos documentar la presencia de varios niveles de colmatación que cubrían el espacio ocupado por las salas de trabajo que hemos identificado al Noreste y Sureste del sondeo, los cuales han podido ser fechados entre mediados del s. I y el s. II d. C., atendiendo a los materiales recuperados donde están presentes lucernas y ánforas altoimperiales que, si bien están todavía en fase de estudio, se sitúan claramente en este marco cronológico, definiendo, por tanto, un temprano momento de abandono definitivo del espacio, sin que se observen entre la secuencia altoimperial y contemporánea evidencias de una fase tardorromana.
Los trabajos se centraron especialmente en la excavación de una de las balsas exhumadas (P-2), la cual pudo excavarse completamente, ofreciendo los datos más significativos de toda la estratigrafía. En su interior se pudo atestiguar, en primer lugar, el derrumbe de la techumbre que sellaba el relleno inferior con un claro depósito de material constructivo, donde destacaban las tegulae e ímbrices. Bajo este derrumbe, documentamos varios niveles de depósito arenoso caracterizados por integrar el vertido de una gran cantidad de recipientes anfóricos, compuesto por más de una veintena de individuos, buena parte de los cuales presentaron un excepcional nivel de conservación. En su mayoría, estos rellenos estaban compuestos por ánforas Haltern 70 y Dressel 7/11, que nos vuelven a remitir de forma genérica a un horizonte análogo al ofrecido por la colmatación superior, evidenciando que el proceso de relleno de la balsa y la colmatación final del edificio fue muy rápido y cercano en el tiempo.
En relación con el momento de abandono inicial, bajo los citados vertidos documentamos los niveles basales de la secuencia, identificados como depósitos eólicos de arenas limpias, lo que nos indica que posiblemente la balsa fue abandonada vacía, sin que existieran residuos primarios que nos pudieran informar sobre las últimas producciones allí elaboradas.
Autores: J. A. Expósito, J. L. Portillo-Sotelo, J. A. Retamosa, L. Pavón, L. Roldán, J. Blánquez, A. R. García, L. Prados, M. Romera, P. Baro, B. Casademont, E. Blanco, F. Alarcón, J. J. Díaz y D. Bernal-Casasola
Artículo publicado en el número 59 de Almoraima, Revista de estudios campogibraltareños (Octubre 2023)
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