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Vuelve el ‘Ambush’ a Gibraltar, vuelve la polémica

Submarino nuclear

El sumergible regresa a la Bahía de Algeciras dos años y medio después de la colisión que tuvo en vilo a la comarca

El 'Ambush', en la Bahía de Algeciras. / E.S.

El 20 de julio de 2016, el submarino de propulsión nuclear HMS Ambush colisionó con el Andreas, un buque cisterna de productos químicos, cuando emergía cerca de Gibraltar. El accidente pudo ocasionar un desastre de consecuencias incalculables para la comarca, que vivió durante diez días sumida en la preocupación, sobre todo después de la idea inicial de la Royal Navy de reparar los daños en el puerto gibraltareño, que no está preparado para semejante operación. Finalmente el Ambush se marchó para ser reparado en Reino Unido. Ayer, el sumergible regresó a Gibraltar “para una visita de rutina programada”. En el comunicado del Gobierno del Peñón anunciando su llegada ni siquiera se le nombra. Simplemente viene “un moderno submarino de la Royal Navy”.

“Los submarinos de la clase Astute cuentan con la mayor eslora, la tecnología más avanzada y la mayor capacidad de ataque de entre todos los submarinos jamás operados por la Royal Navy, dado que combina sensores, diseño y armamento de primera línea en una embarcación altamente versátil”, reza la nota de prensa.

Con estos antecedentes, no es extraño que el grupo conservacionista Verdemar Ecologistas en Acción haya pedido la activación del Plan de Emergencia Nuclear de la Armada (Penar) y la activación de los Grupos de Vigilancia Radiológica Ambiental. El portavoz del colectivo en el Campo de Gibraltar, Antonio Muñoz, denuncia que “no es la primera vez que en la base naval de Gibraltar atracan submarinos como este” y advierte que “no se puede descartar ningún episodio de contaminación radiactiva”.

La organización ecologista critica denunciado que el puerto militar de Gibraltar se está convirtiendo en un puerto al que el Reino Unido lleva sus submarinos a reparar, trabajos que “están poniendo el riesgo a la población del Campo de Gibraltar y del Estrecho”.

“Pedimos de una vez por todas que Gibraltar quede libre de artefactos de propulsión nuclear y otros buques que son auténticas bombas de relojería para nuestra zona”, concluye Verdemar-Ecologistas en Acción.

El Ministerio de Defensa británico afirmó en aquellos días del accidente que el sumergible sufrió “daños superficiales externos” después de que el gobierno de España se quejara oficialmente. Lo cierto es que esa “pequeña avería” le costó a los contribuyentes británicos aproximadamente 3.788.000 euros (unos 3,4 millones de libras), según se supo un año después.

Según el relato de aquellos días, el sumergible chocó cuando trataba de rebasar al buque Andreas por su quilla en un ejercicio de prácticas. Al salir a la superficie antes de tiempo por un error de cálculo, el submarino tocó con su vela el casco del buque. El Ambush reaccionó entonces intentando evitar más daños y se inclinó de nuevo contra el fondo. Eso provocó que sufriera daños también en el timón de popa, al rozar otra vez con el buque en esa maniobra de escape.

Todo esto ocurrió en aguas internacionales a 3,3 millas náuticas frente a Gibraltar. Quedó seriamente dañada la aleta de la torre de mando, donde se aloja el sistema de sonar Thales, lo que habría obligado a que la nave llegara remolcada a Gibraltar, ya que no tendría seguridad para sumergirse.

En South Mole, los especialistas de la Royal Navy y de la empresa constructora le sometieron a trabajos menores y descargaron sus armas. Para ello, el puerto de Gibraltar estableció una zona de exclusión marítima de 200 metros en South Mole. La embajada de Reino Unido en Madrid señaló en aquellos días que el incidente estaba bajo investigación de la Autoridad de Seguridad de su Ministerio de Defensa. De aquello nunca más se supo.

El submarino estuvo operando sumergido en aguas cercanas al Peñón durante al menos quince días y, de hecho, fue filmado por pescadores deportivos locales antes del incidente. En el momento de la colisión, en el HMS Ambush se estaba llevando a cabo un curso de comando submarino, de alto nivel, que sirve para comprobar las habilidades de los aspirantes a capitanes.

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