Harinas de Andalucía diversifica su actividad en la nueva planta de Tahivilla
La fábrica suma 20 millones de inversión y su plantilla crece un 30% Prevé procesar unas 20.000 toneladas de subproductos al año
La compañía tarifeña Harinas de Andalucía inauguró ayer su nueva planta de producción en Tahivilla, que tras una inversión superior a los 20 millones de euros -parte de ellos de financiación pública- ha permitido diversificar su gama de productos. Además de las harinas de pescado que la empresa producía desde 1987 en la antigua fábrica del polígono La Vega, las flamantes instalaciones de nueva construcción son ahora capaces de generar proteínas hidrolizadas y aceites de pescado para la alimentación animal tras una importante apuesta por la I+D (investigación y desarrollo) basándose en restos y descartes de productos pesqueros.
La factoría tiene previsto transformar unas 20.000 toneladas de estos subproductos al año. Esta ampliación tecnológica ha permitido además incrementar su plantilla de 35 empleados en un 30%. Se trata de un complejo pionero en Andalucía que tiene homologación para procesar material de categoría 3 en su modalidad de pescado y que presenta importantes innovaciones como un biofiltro de biomasa o una planta de tratamiento de aguas residuales para minimizar la producción de olores -motivo que forzó su traslado de Tarifa a Tahivilla- y el impacto ambiental.
La inauguración congregó a una nutrida representación institucional encabezada por la consejera de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía, Elena Víboras, y el subdelegado del Gobierno central en Cádiz, Javier de Torre, además de los alcaldes de Tarifa y de la Entidad Local Autónoma de Facinas, Juan Andrés Gil y Diego España, respectivamente, entre otros representantes públicos y del sector.
El consejero delegado y presidente del consejo de administración, Andrés Espinosa, explicó que de los 20 millones de euros invertidos, parte proceden de Fondos Europeos de la Pesca tramitados por la Junta de Andalucía (algo más de 8 millones de euros) y préstamos reembolsables Reindus del Gobierno central (algo más de 2,1 millones) que junto con capital propio han dado como fruto una instalación moderna y con futuro culminada a pesar de la crisis. Harinas de Tarifa surgió en 1987 para dar respuesta a los restos de pescado del sector local y tras 27 años de actividad en el polígono La Vega, se ha trasladado a una zona alejada de núcleos poblacionales para evitar las molestias (olores) y favorecer su expansión.
La mercantil está participada por Conserveras de Tarifa, el grupo Ubago y por una compañía norteamericana llamada Blue Wave que se ha encargado de implantar las mejoras tecnológicas para la ya citada diversificación productiva. En una segunda fase se prevé la consecución de proteínas aptas para el consumo humano y omega 3, lo que reportará mayores tasas de crecimiento. "Tenemos una tecnología y un know how que nos hace exclusivos en Europa", citó el presidente de la compañía poco antes de descubrirse la placa inaugural.
Los discursos institucionales giraron todos en torno a la importancia del cambio de ubicación y el tortuoso camino administrativo necesario para hacerlo realidad. Para el alcalde de Tarifa, Juan Andrés Gil, se ha logrado un doble objetivo: alejar la fábrica del núcleo urbano de Tarifa y evitar su deslocalización, por lo que todo son beneficios para el término municipal y se genera un potencial de crecimiento.
La consejera Elena Víboras destacó la importancia de crear una cadena de valor de los subproductos ya que sólo hay ocho fábricas en España dedicadas a esta labor, y únicamente ésta está en Andalucía. Con la entrada en vigor de la Política Pesquera Común (PPC), la flota deberá desembarcar los descartes y darles salida comercial, circunstancia que favorecerá a Harinas de Andalucía al mejorar el abastecimiento y la diversidad de su materia prima.
De Torre, por su parte, ensalzó la apuesta por la innovación en la factoría y felicitó al sector por conseguir unas instalaciones punteras en la región.
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