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Ingenio, estoicismo y valor. El verdadero Teseo, inventor de los 'maiali' (y II)

La calavera y la Rosa. Hablan los italianos de la Décima

El 5 de septiembre de 1939, tras el pacto entre Alemania e Italia, se convirtieron oficialmente en unidad operativa

Empezarían a ser conocidos como 'Los doce Apóstoles'

Ingenio, estoicismo y valor. El verdadero Teseo, inventor de los 'maiali' (I)

El entonces Tenente del Genio Navale Teseo Tesei -segundo por la izquierda- en la cubierta del submarino Jalea con el que tomaría parte en la Guerra Civil española
Alfonso Escuadra

27 de julio 2022 - 01:05

Tesei y Toschi habían sabido aprovechar aquel viento favorable consiguiendo que, a comienzos del otoño de 1935, la Marina autorizara la construcción de un primer prototipo; encargo que los dos oficiales habían acometido, siempre con más ingenio que medios, ayudados por un pequeño grupo de obreros especializados del Arsenal de San Bartolomeo. Pero pocos meses después, en agosto de 1936, justo cuando se disponían a aplicar las experiencias obtenidas durante las numerosas pruebas y ejercicios a la mejora del artefacto y cuando los primeros aspirantes a su manejo estaban a punto de completar su adiestramiento, todo se vino abajo. De la noche a la mañana, el Estado Mayor naval había ordenado la cancelación del programa. Aquella decisión no sólo supuso un doloroso e inesperado revés personal, sino la principal causa de lo que sucedería con estos medios de asalto naval cuando, a comienzos de la década siguiente, finalmente les llegase la hora de entrar en acción; incluyendo por supuesto, los sucesos que tendrían como escenario la Bahía de Algeciras.

Durante dos años, la media docena de prototipos construidos hasta entonces permanecerían almacenados en San Bartolomeo mientras Tesei y su compañero se concentraban en las obligaciones propias de sus destinos como oficiales del Genio Navale. Aunque bien es verdad que, en el caso de Tesei, lo hiciera sabiendo que había sido uno de los tres únicos oficiales que habían superado las duras pruebas exigidas a los futuros operadores del arma.

Retrato oficial del Maggiore del Genio Navale Teseo Tesei con su firma

Curiosamente, había sido durante ese impasse cuando, por primera vez, Tesei había surcado aguas españolas en misión de guerra. En diciembre de 1936, estando destinado como jefe de máquinas en el submarino Jalea, había tomado parte en la campaña de acoso al tráfico naval republicano ejecutada en secreto por la Flota de Mussolini. Es más, uno de los torpedos disparados por el Jalea durante un ataque en las proximidades del puerto de Barcelona, había terminado varado en la cercana playa de Prat de Llobregat. Aquel episodio donde se mezclaron torpedos, playas españolas y operaciones navales de carácter secreto, no sólo serviría para poner al descubierto la hasta entonces desconocida participación de la Armada italiana en acciones de apoyo a las fuerzas del General Franco, sino para que -dentro de la Hoja de Servicios de Teseo Tesei- aparezca como un claro precedente de lo que años después iba a tener lugar en la Bahía de Algeciras.

Es cierto que Tesei nunca perdió las esperanzas y de hecho, aunque de forma siempre extraoficial, siguió aplicándose en la mejora del artefacto, de los procedimientos para su empleo táctico e incluso del diseño de los equipos de buceo. Pero, a pesar de que, en un par de informes fechados en 1937, la Sección de Planes y Operaciones de la Regia Marina había defendido con firmeza la reactivación del proyecto, el Estado Mayor naval de la que esta dependía, no volvería a interesarse por él hasta que la crisis de Múnich volviese a ponerle ante la posibilidad de una guerra en Europa.

Sólo entonces, el ya Capitano del Genio Navale Tesei sería llamado de su destino en el viejo crucero Cristóforo Colombo para ponerse a las órdenes directas del dinámico Capitano di Fregata Paolo Aloisi, entonces jefe de la 1ª Flottiglia MAS, para supervisar el proceso de puesta a punto de los que ya eran oficialmente denominados "torpedos de marcha lenta", SiluriaLentaCorsa en italiano, también conocidos por sus siglas SLC.

En marzo de 1939, una veintena larga de oficiales y suboficiales especialmente seleccionados por su condición física y su experiencia de buceo fueron asignados al programa coordinado por Tesei. Utilizando los viejos modelos de 1936, este grupo iría conformándose como unidad de combate, tras efectuar centenares de ejercicios de navegación, minado, superación de obstáculos, corte de barreras antisubmarinas, etc.

La conocida dureza del adiestramiento provocaría que, en apenas seis meses, el número de aspirantes se hubiese reducido a tan sólo doce. Es cierto que, dentro del organigrama táctico de la 1ª Flotilla, aquel primer grupo de operadores -entre los cuales se encontraban ya los siete que iban a acompañar a Teseo Tesei en sus misiones contra Gibraltar- llegó a figurar bajo diversos nombres. Pero no pasaría mucho tiempo hasta que, en un tácito reconocimiento hacia el que había sido su forjador, estos comenzarían a ser conocidos como 'Los doce Apóstoles' del Capitán Tesei.

Fue precisamente en aquel periodo cuando se acuñó el curioso apelativo con el que el nuevo medio de ataque naval iba a pasar a la Historia; un apelativo cuyo origen, según documentaría Elios Toschi en sus memorias, tuvo lugar durante uno de los muchos ejercicios que los futuros operadores ejecutaron en el discreto enclave de Bocca di Serchio, donde se encontraba su centro de operaciones:

"Una noche regresamos pronto de nuestros ejercicios porque la marea estaba bajando y temíamos no poder atravesar labarrera arenosa del río. La lancha motora apenas lo consiguió y no estábamos seguros de que el artefacto que -semihundido ya remolque- iba rozando la arena, pudiese conseguirlo. Nos soltamos de la lancha y, metidos en el agua, comenzamos aarrastrar a la bestia hacia el cauce del río. Finalmente, conseguimos alcanzar las aguas tranquilas de un remanso que elSerchio forma antes de alcanzar mar abierto. El artefacto flotaba apaciblemente pero haciendo un extraño gorgoteo bajo laproa, causado por el agua que lo estaba inundando. Sin pensárselo dos veces, con su florido acento toscano, Teseo (Tesei) lepasóel cabo deremolquealbuzo mientras le decía: "Agarratu alcerdo".

A partir de aquel incidente, todos los iniciados de Boca di Serchio pasaron a referirse a sus 'torpedos de marcha lenta' como 'cerdos', maiali en italiano; apodo que, como no tardarían en reconocer, les venía muy bien a la hora de mantener el secreto de su trabajo, ya que podían referirse abiertamente al artilugio sin proporcionar indicio alguno de la naturaleza del mismo.

Pero había una realidad imposible de cambiar por mucho esfuerzo y entusiasmo que desplegasen aquellos pioneros de los Mezzid'Assalto. Su conversión oficial en unidad operativa tuvo lugar el cinco de septiembre de 1939; o lo que es lo mismo, tres meses y medio después de que Italia hubiese unido su destino al III Reich con la firma del Pacto de Acero -la alianza militar- y cuarenta y ocho horas después de que GranBretaña y Francia hubiesen declarado la guerra a Alemania.

Es cierto que, a pesar de los compromisos firmados, Italia se iba a mantener momentáneamente al margen bajo el dúctil estatuto de nación 'no beligerante'. Pero el hecho incontestable es que cuando, nueve meses después, los italianos finalmente se incorporasen de forma activa al conflicto, los efectivos de este núcleo de los 'Medios de Asalto' de la Marina italiana se reducían a un puñado de operadores entrenados y once maiali prácticamente en fase experimental.

Visión del puerto interior de Gibraltar que durante la guerra fue el “hogar” de la Fuerza H y la principal razón que trajo hasta esta zona a las unidades especiales de asalto de la Marina

Nada de eso llegaría a hacer mella en el elevado espíritu o la moral de combate de aquellos hombres. En el caso concreto de Tesei existe constancia de que, tras difundirse la noticia de la entrada en la guerra de su país, llegó a mover cielo y tierra para que se le incluyera como operador de maiale en uno de los binomios de combate y poder así tomar parte en la inminente ofensiva que, a pesar de la desproporción de fuerzas y buscando su particular Tushima, la 1ª Flottiglia MAS iba a lanzar contra las tres bases estratégicas que los británicos poseían en el Mediterráneo. Una de ellas era Alejandría, sede de la MediterraneanFleet, otra era el importantísimo enclave de Malta y la tercera se encontraba en el Peñón de Gibraltar, refugio de la poderosa escuadra conocida como Fuerza H.

Fue precisamente en aquellos primeros días del verano de 1940, cuando el Capitano delGenioNavale Teseo Tesei había escrito a uno de sus mejores amigos:

"Llegada la hora de la acción, siento la necesidad de enviarte un último abrazo... Espero servir a laPatria con lealtad y honor hasta el final. Recuerda siempre que el alma no perece con la muerte. Sólo lamezquindad y el materialismo pueden matar el espíritu. Adiós. Muéstrate siempre digno de nuestroantiguocredo y nuestros viejos ideales".

Se trata de unas palabras que, más allá de su sentido del deber, muestran perfectamente otra de las componentes esenciales en la singular personalidad de Teseo Tesei que siempre impactó a cuantos le conocieron. Se trata de ese desconcertante estoicismo, esa retadora tranquilidad que sólo está al alcance de los que encaran la presentida certeza de un destino fatal como algo asumido, horroroso e inevitable.

El entonces Tenente del Genio Navale Teseo Tesei -segundo por la izquierda- en la cubierta del submarino Jalea con el que tomaría parte en la Guerra Civil española.

Pocas semanas después, mientras la mitad de este incipiente Gruppo Operativi Incursori di Siluri a Lenta Corsa se preparaba para atacar Alejandría, el Capitán Tesei y otros siete compañeros, embarcaban del submarino que debía llevarles hasta el Estrecho de Gibraltar. Sobre la cubierta, tres de aquellos primeros maiali viajarían convenientemente entibados dentro de otros tantos contenedores estancos. Al mando de aquella nave, de sus tripulantes y de la misión misma, iba otro de los personajes emblemáticos de la Décima, el entonces Teniente de Navío, Junio Valerio Borghese. Para todos ellos, había llegado finalmente la hora de la verdad.

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