Jaume Tolsa, cónsul de los Catalanes en Algeciras
PERSONAJES HISTÓRICOS DEL CAMPO DE GIBRALTAR (XIV)
Desarrolló su labor en defensa de los intereses de los comerciantes de la Corona de Aragón en la ciudad
Catalano-aragoneses y genoveses se beneficiaron de la apertura del Estrecho
En los veinte meses que duró el cerco de la Algeciras musulmana (agosto de 1342 a marzo de 1345) por el ejército de Alfonso XI, las escuadras de Castilla, Aragón y Génova tuvieron un especial protagonismo a la hora de abastecer de productos de primera necesidad a las tropas y de aportar dinero al rey para el mantenimiento de tan largo asedio. La relevante actividad al servicio de la Corona de los mercaderes catalanes, valencianos y genoveses está suficientemente demostrada a través de las numerosas menciones que aparecen en los capítulos de la Crónica del rey don Alonso el Onceno, dedicados a tan importante empresa militar, y la documentación conservada en el Archivo de la Corona de Aragón.
Esta participación en la larga campaña de asedio y conquista de la ciudad de Algeciras, situó en un lugar privilegiado a estos mercaderes y a las instituciones que los respaldaban –la Corona de Aragón y la Señoría de Génova– a la hora de recibir propiedades en el repartimiento de las casas, molinos, mezquitas, huertas, etc., abandonadas por los musulmanes, así como cargos y privilegios comerciales. La apertura del Estrecho, tras la toma de Algeciras, favoreció, de manera especial, a las dos grandes potencias mercantiles de la época: los reinos de la Corona de Aragón y Génova, empeñados, una vez iniciada la llamada Batalla del Estrecho, no solo en aprovechar el paso seguro a través de este disputado paso marítimo para comerciar con las dos orillas, sino utilizar Algeciras como puerto de escala en sus periplos comerciales hacia la costa portuguesa, el Canal de la Mancha y el Mar del Norte.
La abundante documentación conservada en el Archivo de la Corona de Aragón viene a confirmar la presencia de mercaderes catalano-aragoneses en la ciudad, bien como residentes en torno al Consulado de los Catalanes, fundado en los meses siguientes a la conquista cristiana, bien como comerciantes ocasionales que accedían al puerto algecireño para vender o distribuir sus mercancías con destino a otros puertos. Un documento de 1345 hace mención al cónsul de los Catalanes en Algeciras, un tal Jaume Tolsa, que defendía los intereses de los comerciantes de la Corona de Aragón en la ciudad y que había sido hecho prisionero con otros mercaderes que residían en Algeciras por Alvar Pérez de Guzmán, alcaide de la ciudad, en un acto de represalia por un agravio cometido por corsarios valencianos. En el mismo año, una coca mallorquina que hizo escala en Algeciras en su viaje comercial con destino a Lisboa, fue capturada por el alcaide mayor de la ciudad, don Alfonso Fernández Coronel, cuando se aprestaba a desembarcar determinadas mercancías en su puerto. Las autoridades algecireñas le confiscaron la carga que transportaba y, aunque intervino en su defensa el cónsul de los catalanes, no les fueron devueltas a los mercaderes las mercancías, teniendo que intervenir el mismo rey de Aragón. Otro documento, fechado en 1347, identifica a este Jaume Tolsa como Conseller dels Cathalans en Algecira d’Alfadre.
Por una carta, fechada el 14 de marzo de 1356, el rey de Aragón comunicaba al cónsul de los catalanes en Algeciras y otros puertos mediterráneos y atlánticos, que antes de cumplido el plazo de dos meses todos los bajeles de ese reino que se hallaran en dichos lugares retornaran a puertos del rey de Aragón a causa de la guerra que mantenía con los genoveses. Unos años más tarde, en 1359, vuelve a mencionarse el consulado catalán algecireño en una carta enviada por Pedro IV a los cónsules de esta ciudad, de Cartagena y Sevilla instándoles a que volvieran a Aragón todos los catalanes que residieran en las citadas ciudades, a causa de la guerra abierta entre Aragón y Castilla. Del contenido de este escrito y de otros documentos conservados en el Archivo de la Corona de Aragón fechados entre 1359 y 1369, se puede deducir que la actividad comercial desarrollada por los mercaderes catalanes y valencianos con la bahía de Algeciras y sus entornos, controlada por el cónsul de los Catalanes establecido en nuestro puerto, se vio seriamente perjudicada por el conflicto dinástico existente entre el rey Pedro I y su hermano Enrique de Trastámara. El apoyo de Aragón a la causa trastámara debió provocar un descenso importante en el nivel de intercambios entre ambas zonas litorales, sobre todo en los períodos en que Algeciras siguió la causa del rey de Castilla.
En cuanto a los productos comercializados por los mercaderes catalanes y valencianos en Algeciras se hallan, en los viajes de venida al Estrecho, la madera (durante el cerco de la ciudad entre 1342 y 1344), vino, arroz, vajillas de vidrio, pimienta, cerámica de mesa de Paterna, harina, paños, cuchillos y tijeras; en los viajes de retorno los navíos transportaban atún en jarras o mojama de atún y cueros magrebíes. Los líquidos y áridos eran trasportados en tinajas, de las que se ha hallado un ejemplar en aguas de la bahía conservado en el Museo Municipal de Algeciras.
La importancia de los intercambios comerciales desarrollados por los catalano-aragoneses en el puerto de Algeciras, organizados y controlados por el Cónsul establecido en la ciudad desde 1345, suficientemente contrastados por la documentación escrita, ha sido confirmada también por el registro arqueológico. En el Museo Municipal de Algeciras se halla depositado, procedente de diversas intervenciones arqueológicas, más de un centenar de fragmentos y algunas piezas completas de cerámica de mesa valenciana de estilo gótico-mudéjar que, de acuerdo a los estudios realizados en yacimientos levantinos, se han de datar dentro de un período cronológico que abarca todo el siglo XIV hasta principios del siglo XV.
En el caso de Algeciras, estos materiales de origen valenciano, traídos por los mercaderes de la Corona de Aragón, deben ser datados, por imperativo del proceso histórico local, entre 1344 y 1369 (fechas de la conquista de Algeciras a los musulmanes y de la destrucción de la ciudad por el sultán Muhammad V), lo que proporciona un hiato cronológico más restringido que el aportado por los yacimientos valencianos. Según lo expuesto, es necesario poner en relación los abundantes testimonios cerámicos de procedencia valenciana hallados en Algeciras en niveles que amortizan los potentes registros de época musulmana, con la existencia de la colonia de comerciantes catalano-aragoneses y del Consulado de los Cathalanes, que tendrían en el abastecimiento de cerámica valenciana de Paterna destinada al servicio de mesa de los cristianos asentados en la ciudad, una de las más pujantes ramas de su comercio.
1 Comentario