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Dos sanroqueños descubren los orígenes de la tradición musical culta en Gibraltar a comienzos del XIX

ENTREVISTA I JAVIER LÓPEZ ESCALONA, VIOLONCHELISTA

El Theatre Royal de Gibraltar, uno de los principales teatros de música italiana del mundo, hizo que compositores e intérpretes de toda Europa acudieran al Peñón alrededor de 1850

Javier López Escalona, reconocido violonchelista, ha iniciado una apasionante investigación sobre Pascual Ramayón Barrett, un músico clave en el Gibraltar de mediados del siglo XIX

López Escalona y Fernández Uceda en Algeciras / Jorge Del Águila

Javier López Escalona nació en San Roque, pero lleva desde 2016 viviendo en Zúrich. Es violonchelista. A sus veinticinco años, este bisnieto del pintor José Cruz Herrera, ha ofrecido recitales como solista por toda Europa. Sin embargo, empezó a cansarle interpretar, casi exclusivamente, composiciones de músicos alemanes, franceses e italianos. ¿Qué pasaba con los españoles? Así nació su proyecto The Cello in Andalucía, una profunda investigación que recogía obras originales para violonchelo escritas por compositores andaluces: Manuel de Falla, Joaquín Turina, Germán Álvarez Beigbeder, Manuel Castillo

Fruto de una casualidad, López Escalona decidió hilar aún más fino. ¿Qué pasaba con los compositores campogibraltareños de mediados del XIX? Un día, investigando en la Biblioteca Nacional de España, cayó en sus manos una obra para chelo y piano que llamó su atención. Llevaba por título Un eco de Andalucía, y más abajo, en letras pequeñas, se podía leer: En Gibraltar, Governor's Street 18. Inmediatamente, el sanroqueño llamó por teléfono a su paisano, Sergio Fernández Uceda, compañero durante el Bachillerato, y actualmente un brillante recién licenciado en Historia. "Sergio, ¿esto qué es?", preguntó López Escalona.

Fruto de una casualidad, Javier López Escalona descubrió a un desconocido y apasionante músico gibraltareño: Pascual Ramayón Barrett

No hay casualidades sino destinos, escribió Ernesto Sábato. Aquellas preguntas lanzadas al aire en la Biblioteca Nacional, llevaron a que ambos amigos descubrieran la figura del hasta entonces desconocidísimo Pascual Ramayón Barrett, nacido en Gibraltar en 1831. Durante la pandemia, Javier y Sergio, vivieron incontables horas de videollamadas -uno desde Zúrich; el otro, desde San Enrique de Guadiaro- compartiendo sus hallazgos sobre el desconcertante Barrett. La búsqueda de la variopinta obra del gibraltareño hizo que se dividieran: López Escalona se desplazó hasta Bruselas, donde se sumergió en archivos, mientras que Fernández Uceda hizo lo propio en La Roca. En la cabeza de ambos latía la misma pregunta: ¿quién había sido Pascual Ramayón Barrett?

El Conservatorio Real de Bruselas; la Biblioteca de Garrison, los Archivos Nacionales y el cementerio de North Front en Gibraltar; la BNE en Madrid, y la Biblioteca municipal de La Línea empezaron a arrojar algunas luces a lo largo de un año y medio de visitas e investigaciones. Así supieron que Barrett había comenzado su carrera musical en el Campo de Gibraltar para estudiar, entre 1856 y 1859, en el Conservatorio Real de Bruselas donde obtuvo el primer premio de composición. Más tarde volvió a España, desarrollando su actividad entre Gibraltar y Madrid.

La investigación ha llevado a los dos amigos hasta el Conservatorio Real de Bruselas; la Biblioteca de Garrison, los Archivos Nacionales y el cementerio de North Front en Gibraltar, además de la Biblioteca Nacional de España

Barrett fue teórico y pedagogo musical, compositor, director de orquesta, pianista y violonchelista, además de propiciar la que podría haber sido la primera institución musical reconocida del Campo de Gibraltar dedicada a la educación: El Liceo Calpense. "Cuando llegamos a ese punto -cuenta Javier López Escalona- nos dimos cuenta de que necesitábamos poner a Barrett en el contexto de los orígenes de la tradición musical culta en el Campo de Gibraltar a comienzos del siglo XIX. ¿En qué ambiente musical había crecido?". Fue entonces cuando Sergio y Javier se sumergieron en los archivos del Gibraltar Chronicle.

En aquellos tiempos, el Teatro Real de Gibraltar, el Theatre Royal, inaugurado en 1847, jugó un papel determinante en la zona. Las óperas de Guiseppe Verdi y el bel canto triunfaban en toda Europa. También en el Campo de Gibraltar. Nabucco, de Verdi, fue la primera en sonar en el Theatre Royal un 10 de mayo. El libretista, Temistocle Solera, acudió al estreno y el Coro de los esclavos judíos, el Va, pensiero, se escuchó por primera vez a orillas de la bahía. En poco tiempo, el Theatre Royal de Gibraltar se convirtió en uno de los principales teatros de música italiana del mundo.

En poco tiempo, el Theatre Royal de Gibraltar se convirtió en uno de los principales teatros de música italiana del mundo

Su fama hizo que músicos de toda Europa acudieran al Peñón por aquellos años y entablaran relación con los compositores locales. Jesús de Monasterio, el profesor del célebre violinista algecireño Regino Martínez Basso, fue el pionero en trasladarse a Bruselas para completar su formación. Pocos años después, Barrett lo imitaría. "Allí aprendió de la mano de François-Joseph Fétis, director del Conservatorio Real de Bruselas y toda una eminencia que tenía contactos con Barbieri y los grandes músicos españoles del momento", explica Fernández Uceda. "Barrett publicó en Bruselas cinco obras de la que sólo hemos encontrado una, aunque de las más importantes, pues se trata de un solfeo con una dedicatoria a Fétis", añade el historiador. "Es algo más: se trata de un método de solfeo -aclara López Escalona-. Un sistema para enseñar música a cualquier persona, una pedagogía impresionante y muy elaborada".

López Escalona y Fernández Uceda en el exterior del Cubo de la Música / Jorge del Águila

La duda se vuelve inevitable: ¿Fétis u otros maestros fueron invitados por sus alumnos a conocer el Campo de Gibraltar? "Ésa es muy buena pregunta -sonríen los dos amigos-. Es justamente nuestra teoría. François-Auguste Gevaert, director del Conservatorio Real de Bruselas, escribe en una carta que, cuando visitó Cádiz, tuvo la suerte de conocer a Jesús de Montasterio y quedó impactado por la manera en que tocaba el violín. Además de Barrett y Monasterio, en el Conservatorio estudiaban otros dos alumnos gaditanos. Parece que el Cádiz del que habla Gevaert es Gibraltar. No lo podemos asegurar, pero eso sumado a la importancia que tenía el Theatre Royal vuelve esta teoría muy probable", López Escalona y Fernández Uceda narran la historia casi al unísono, sin poder ocultar la emoción.

En 1859, Barrett regresa a Gibraltar, donde imparte clases de piano, canto y violonchelo en su domicilio, además de vender sus obras. "A diferencia de otros músicos, no opta por la interpretación, sino por la pedagogía, de ahí su interés por los nuevos métodos de solfeo aprendidos en Bruselas". El violonchelista completa la explicación del historiador. "Cuando uno piensa en compositores del siglo XIX, imagina a Brahms, al tardío Beethoven, Mendelssohn... el sinfonismo, la gran forma, en definitiva. Eso es lo que se llevaba en el mundo centroeuropeo. Y cuando uno piensa en el siglo XIX español, nos vienen a la cabeza pequeñas piezas. Barrett es una representación de eso, de la música de salón, pero muy inspirada también en el folklore".

"Barrett es una representación de la música de salón, pero muy inspirada también en el folklore"

No en vano, durante su viaje por España, Gevaert realiza un estudio sobre el folklore de cada región. Fernández Uceda toma la palabra: "Gevaert critica la falta de inversión por parte del Estado a nivel musical. Dice que, si no fuera por la reina María Cristina, tampoco habría un gran teatro en Madrid, que España no merece la situación en la que está y que hay que financiar los estudios musicales en el país". Prosigue López Escalona: "Y de toda la música popular que conoce durante su viaje, la que más le gusta es la andaluza por su relación con lo mauritano, con las melodías moras y las gitanas. Gevaert viene a decir que en España lo que faltaba era cultura musical de base". Justamente la misma obsesión de Barrett con su innovador método de solfeo accesible a todos los públicos.

En 1866, Barrett, políglota, primer premio de composición como alumno de Fétis y especialista en piano, canto y violonchelo, se traslada a Madrid para seguir impartiendo sus clases en la capital, además de tocar en una sala de conciertos. En aquellos años, fue profesor de una niña prodigio, una pianista premiada por la reina. Sin embargo, a causa de las revoluciones del Sexenio Democrático, Barrett regresa a Gibraltar en 1868, ya de forma definitiva.

López Escalona y Fernández Uceda se conocieron durante el Bachillerato / Jorge del Águila

Cuando vuelve al Peñón, Barrett se convierte en el director musical del recién fundado Liceo Calpense. "Además de dar clases, organizaban sesiones recreativas, lo que hoy conocemos en los conservatorios como audiciones públicas. Era una forma de motivar e incentivar el estudio de la música en Gibraltar", explica López Escalona, quien añade que, en una de esas sesiones, creen que el gibraltareño pudo tocar junto a Regino Martínez y otros músicos de Algeciras.

En 1871, Barrett contrae matrimonio con la poeta Emilia Danero en la catedral Santa María la Coronoda de Gibraltar. Con ella tiene tres hijos. Tres años después de esta boda, en 1874, él fallece a causa de una neumonía. Fernández Uceda localizó su tumba en el cementerio de North Front.

"Interpreté una de las obras de Barrett para chelo en la Fundación Juan March y me cayeron gotas de sudor"

Pero, además de su importante labor como pedagogo musical, ¿Barrett fue un buen músico? López Escalona coge aire. "La obra de violonchelo que le encontramos es de una dificultad tremenda. La interpreté en la Fundación Juan March y me cayeron gotas de sudor. Él aprendió violonchelo en Bruselas a la vez que estaba allí el paganini del chelo: François Servais". No obstante, independientemente de su complejidad, ¿Barrett fue un compositor de calidad? "Es una pregunta muy difícil de contestar -reflexiona López Escalona-. ¿Qué baremos utilizamos para decidir quién es un compositor de calidad, sobre todo con los prejuicios que tenemos del siglo XIX? Creo que él aspiraba a otra cosa. De cualquier manera, sí: después de analizar su obra, creo que fue un gran compositor capaz de unir el folklore con la tradición más culta de Europa", finaliza el violonchelista sanroqueño. A lo que Fernández Uceda apostilla: "Tuvo que ser bueno cuando, hasta amigos y músicos como Eduardo Compta, profesor del Conservatorio de Madrid, le encargaban obras".

La estancia de Javier López Escalona en su tierra será breve / Jorge del Águila

La estancia de Javier López Escalona en su tierra será breve. Ha venido unos pocos días para dar, junto a su antiguo compañero de Bachillerato, una conferencia sobre Barrett y su contexto histórico organizada por la sección IV del Instituto de Estudios Campogibraltareños, presidida por Juan Carlos Ocaña. Después, regresará a Zúrich. Sin embargo, ambos amigos aseguran que sus labores de investigación sobre esta generación, prácticamente desconocida, que coincidió en Gibraltar alrededor de 1850 e implantó un sistema de formación franco-belga, continuarán en la distancia. "Fueron pioneros e influyeron fuertemente en los músicos posteriores, como Regino Martínez", manifiesta Fernández Uceda, un apasionado de la investigación que, por amistad, se está convirtiendo en un especialista en Historia de la Música. "Barrett es sólo el inicio", añade López Escalona quien, a partir del próximo semestre, centrará su tesis en este tema, además de seguir confirmando hipótesis tras hipótesis en cualquier archivo que se ponga a tiro.

Pensamientos, volad sobre alas doradas... Igual que en el Va, pensiero de Verdi.

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