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El Campo de Gibraltar acaba 2024 en alerta por viento de levante

La Junta endurecerá los límites a las emisiones de las grandes industrias

La nueva estrategia de calidad del aire marca unos objetivos de reducción de contaminantes como el SO2 o el níquel en la Bahía de Algeciras

Afectan también al tráfico marítimo

Vista de la Bahía de Algeciras. / E.s.
Raquel Montenegro

14 de marzo 2017 - 02:08

Algeciras/La Junta de Andalucía prevé establecer límites más restrictivos a las emisiones de algunas industrias para lograr una mejora de la calidad del aire en la Bahía de Algeciras. Así lo recoge en su borrador de Estrategia de Calidad del Aire, en el que prevé una serie de medidas para rebajar la presencia de contaminantes como el dióxido de azufre (SO2), las partículas o el níquel, que no obstante, están por debajo de los límites legales en la comarca en los últimos datos registrados.

La nueva estrategia autonómica parte de la constatación de que "existe una asociación significativa entre los indicadores de contaminación atmosférica y salud". Hace un diagnóstico de la situación de la calidad del aire en Andalucía, a partir del cual establece una serie de porcentajes de reducción a conseguir en las emisiones de los principales contaminantes y las actuaciones necesarias para ello.

Petroquímica, producción de energía, metal y transporte por mar son los principales emisores

En el caso del Campo de Gibraltar, el diagnóstico realizado (que recopila datos entre 2007 y 2015) sólo ha detectado superaciones de las referencias legales establecidas en dos contaminantes: el níquel en la estación de Puente Mayorga en 2012 y 2014 y el SO2 en la estación de Guadarranque en 2011. En el resto, los valores se han mantenido dentro de los límites marcados por la legislación, aunque en muchos casos lejos de los valores incluidos en la guía de calidad del aire de la Organización Mundial de la Salud (OMS), mucho más estricta y la otra escala tomada por referencia por la Junta de Andalucía.

En cuanto al origen de las emisiones, el carácter industrial de la Bahía de Algeciras marca la diferencia respecto a otras zonas de Andalucía: la industria es la principal emisora de contaminantes en la zona. En concreto, el estudio apunta a la petroquímica y la producción de energía eléctrica, a las que se suman la industria del metal y el tráfico marítimo a la hora de establecer medidas para la reducción de las emisiones. En cambio, el tráfico rodado no presenta una gran influencia, señala el estudio, algo que contrasta con otros puntos de Andalucía, en los que el movimiento de vehículos ocupa un lugar destacado en la contaminación y las medidas para atajarla.

La Consejería de Medio Ambiente parte de esos datos para establecer un marco de acción. El documento plantea objetivos de reducción de emisiones para las distintas zonas de Andalucía en aquellos contaminantes en los que haya habido alguna superación de los límites legales, pero también aunque no se hayan superado, para mejorar la calidad del aire. Establece así dos niveles de objetivos: el primero, de cumplimiento obligatorio, "necesario pero también asumible", para evitar superaciones de los límites legales establecidos y mejorar la calidad del aire "con un esfuerzo razonable". El segundo, "más ambicioso y costoso", buscará situarse por debajo de los valores marcados por las guías de calidad del aire de la OMS.

En toda Andalucía se marcan objetivos de reducción para once contaminantes, solo seis en el caso del Campo de Gibraltar. El que mayor porcentaje de rebaja tiene es el níquel, para el que se plantea una reducción del 20% de las emisiones. La Bahía de Algeciras es el único punto de Andalucía para el que se propone una reducción en este contaminante, relacionado, señala el estudio, con la industria petroquímica y del metal de la zona, pero también con "la contribución de níquel de los grandes centros de combustión regionales ubicados en toda la Cuenca Mediterránea, cuyas emisiones llegan a la zona industrial de la Bahía de Algeciras a través del transporte a larga distancia y favorecido por los vientos de levante que se registran en la zona". Estos centros y el tráfico marítimo aportan un 40% del total.

El SO2 y las PM10 deberán verse rebajadas en un 10%. Las concentración de dióxido de carbono han disminuido drásticamente en la zona, asegura la Junta; en el caso de las partículas, se establece un 10% al no haberse superado el valor objetivo en el periodo analizado.

Para las PM2,5, los óxidos de nitrógeno y el benceno los porcentajes de reducción bajan hasta el 5%, en el primer caso al constatarse un aumento en 2015 y en los dos siguientes con un objetivo de mejora de la calidad del aire aunque no hayan presentado problemas.

¿Y cómo se alcanzan esos objetivos? Ahí entra en juego la batería de un centenar de medidas que incluye la Consejería en su estrategia. Propuestas relativas al tráfico rodado, marítimo y aéreo; el sector agrario; la construcción; el ámbito residencial y comercial; la industria y áreas de prevención, sensibilización o fiscalidad. La mayoría de ellas aplicables en el Campo de Gibraltar, aunque el propio documento destaca los principales sectores a los que aplicar las medidas para lograr la reducción de emisiones, que se corresponden como es lógico con los principales emisores identificados: la industria petroquímica, la producción de energía, el metal y el tráfico marítimo.

Para la industria, Medio Ambiente propone "modificar las autorizaciones de las instalaciones estableciendo límites más restrictivos", seleccionando para ello las plantas que afectan a la calidad del aire en la zona. Esa primera medida depende de la propia Junta, mientras que otras, como el estudio de modelización de emisiones o la aplicación de las medidas correctoras derivadas de la autorización ambiental integrada dependerán de las industrias. Esta última medida, recoge el propio documento, será de las más costosas (más de un millón de euros), pero también de las más efectivas.

En cuanto al tráfico marítimo, la estrategia incluye el control del cumplimiento de la normativa internacional, pero también fomentar el suministro eléctrico de los barcos atracados en los puertos para evitar que recurren a sus motores auxiliares.

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