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MARÍA LUISA ESCRIBANO, PRESIDENTA DE ASANSULL I ENTREVISTA
De maestra en Algeciras a presidenta de Asansull, una asociación que lucha por la atención y la integración de las personas en el Campo de Gibraltar. En la comarca gestiona 26 centros donde trabajan casi mil profesionales. "He sido aventurera toda la vida. Y siempre he creído en las personas y en la enseñanza", resume María Luisa Escribano desde la residencia para adultos con discapacidad intelectual que dirige en el barrio algecireño de La Yesera.
"No creo que todo se arregle con policías. O, mejor dicho, con vigilancia policial", responde cuando se le pregunta su opinión sobre los recientes asesinatos acaecidos en La Piñera y El Saladillo. "Estas cuestiones se frenan con educación y dedicación. Antes había muchos policías que hacían un seguimiento del absentismo escolar en las barriadas y zonas desfavorecidas. Eso se ha abandonado y resultaría fundamental. La educación es la base", resume.
Explica, a continuación, cuál ha sido una de sus últimas satisfacciones a través de varios programas formativos en el marco de Eracis, de la que forma parte Asansull, cuyo objetivo consiste en mejorar el punto de partida en la búsqueda de empleo para jóvenes, hombres y mujeres, residentes en Los Junquillos y La Atunara, dos de las barriadas más empobrecidas y conflictivas de La Línea. "A través de estos cursos, estamos dando formación y expectativas de empleo a esos vecinos. Esperanza, al fin y al cabo", argumenta Escribano.
"En el Campo de Gibraltar parece que nadie quiere trabajar y no es cierto -continúa-. A la gente hay que motivarla. La gente se acostumbra a pasar todo el día delante de la televisión o a hacer otras cosas peores. Pero si a la gente se le dan alas, vuela", asegura. Los cursos están enfocados a trabajar en atención socio sanitaria -muchos de los alumnos pasan a engrosar la plantilla de Asansull-, socorrismo y primeros auxilios, monitor de ocio y tiempo libre, prevención de riesgos laborales y manipulación de alimentos.
"Si una se tiene que colocar en una casa para atender a un abuelo, que cuente con formación", pide María Luisa Escribano. "Me causa mucha alegría ver a esas alumnas de La Atunara y Los Junquillos hacer el curso... Luego quedo con ellas, cuando terminan, y las noto con otro espíritu. Van arregladitas y con ganas de trabajar. Solo había que darle armas". La presidenta de Asansull cree firmemente que otro mundo es posible para el Campo de Gibraltar. "No puede venir gente de fuera a decirnos qué tenemos que hacer", reclama.
María Luisa Escribano es maestra por vocación. "Siempre me ha dado rabia que la gente sienta pena por las personas discapacitadas", reconoce. Por ello, desde Asansull no se limitan a mejorar la calidad de vida de los discapacitados intelectuales y sus familias como si se tratara de una limosna o una cuestión misericordiosa.
"Nos hemos inventado un concepto que llamamos apoyo a la inclusión -cuenta Escribano, impecablemente vestida con un traje de chaqueta azul durante la entrevista-. Va dirigido a chicos que tienen discapacidades intelectuales y que estudian en centros normalizados, como colegios e institutos. Cuando cumplen 18 años o terminan la enseñanza obligatoria, se encuentran en tierra de nadie. Son chicos con autismo, Asperger, parálisis cerebral, discapacidad límite... Nosotros lo solucionamos con un centro de formación en La Línea, dos naves en El Zabal, enfocado a la preparación de oposiciones. Ya son 14 chicos de Asansull que han conseguido su plaza de funcionarios para toda la vida. En todas las convocatorias que se celebran en Sevilla y en Madrid, hay alumnos nuestros presentándose a las oposiciones. Eso es lo más".
Dentro de este centro formativo en El Zabal, Asansull ha montado el comedor "La Inclusión", gestionado por los propios estudiantes y donde, diariamente, se sirven desayunos y tres menús a la hora del almuerzo. "Es baratito y tiene mucho éxito", describe Escribano. "Así nuestros jóvenes cocinan, desarrollan recetas y se forman para trabajar el día de mañana en hostelería".
La inventiva de María Luisa Escribano es ilimitada. "También les buscamos salidas profesionales en muchas empresas de la comarca que han creído en nosotros. Nos ha costado entrar. Pero yo siempre les animaba a probar, a que contratasen a alguno de nuestros chicos con discapacidad y le dieran la oportunidad. Ya son más de 90 personas de Asansull que trabajan en empresas del Campo de Gibraltar con contratos indefinidos", sentencia con orgullo.
"Somos campogibraltareños por acción y por vocación. Hemos tenido muchas peticiones para que nos expandiéramos a otros lugares de la provincia, pero no se puede abarcar todo", aclara María Luisa Escribano, nacida en Tarifa y actual residente en La Línea. En su opinión, el municipio linense posee dos grandes ventajas. "Es una ciudad acogedora y muy llana. Para los mayores y los discapacitados, las salidas son muy fáciles, por lo que están completamente integrados en la vida de sus calles. Forman parte de la sociedad", defiende.
"Nosotros vamos donde nos necesitan. Los servicios se tienen que acercar a las personas. Siempre en el Campo de Gibraltar, eso sí. Un ejemplo: los de Tarifa llevaban treinta años trasladándose a diario en autobús a nuestro centro de educación especial de La Línea. Y con el peligro que tiene esa carretera. Entonces, en 2008, empezamos a abrir centros en Tarifa, pero nos faltaba una residencia. Ya sabe, el terreno allí está muy caro y, por fin, hace poco, hemos conseguido que el Ayuntamiento nos ceda un espacio para construir una nueva residencia con el modelo de quince apartamentos para chicos y familias", a la noruega, es decir, con un enfoque inclusivo de la discapacidad.
"Nuestros usuarios empiezan a demandar pisos de vida independiente. Ellos ya no quieren el modelo de residencia tradicional. Necesitan su cocina, su salón, su dormitorio... Tener su casa", describe la presidenta de Asansull, fiel defensora de estas propuestas. "A través de los años, hemos innovado mucho, pero aún nos queda. No se puede hacer toda la vida lo mismo. Eso aburre al más pintado", declara con una sonrisa.
La mañana de la entrevista, un equipo de sanitarios se ha desplazado al centro de Asansull en Algeciras para vacunar a los residentes. Cuarta dosis del Covid-19 y la gripe. "Afortunadamente, la gran mayoría se ha vacunado", explica Escribano en mitad del gran recibidor que articula las distintas estancias.
"Este centro no lo hemos hecho nosotros, sino la administración pública en los años 80 -justifica la directora-. Desde luego, jamás lo habríamos construido aquí. La ubicación es muy mala. Lo que sabrían el arquitecto y el concejal de aquella época sobre discapacidad... Cada vez que lo pienso... ¿Cómo pueden hacer un centro para personas con grandes necesidades de apoyo en La Yesera? Al entrar comprendí que había que transformarlo todo. Y nos metimos en obras en agosto del 91", detalla mientras saluda a algunos de los usuarios y trabajadores. Todos la conocen.
"Tengo una única hija a la que veo poco, pero después tengo muchos hijos de Asansull a los que veo todos los días. Estoy compensada", comenta Escribano con humor, rasgo de las personas inteligentes.
Asegura que la pandemia tuvo su parte positiva. "Nos ha venido bien para mejorar cosas, como los grupos burbuja, la atención a las familias, la formación a distancia... Nos dio otra visión de la educación. Yo siempre digo que no hay mal que por bien no venga. Aunque lo pasamos fatal también y eso para nosotros se queda", el rostro de María Luisa Escribano se contrae fugazmente.
Ningún residente de Asansull ha fallecido por Covid-19. Ningún caso grave, ni siquiera en las residencias de mayores. En la calle Carboneros de La Línea cuentan con un Centro Residencial de Atención Integral al Mayor. "Algunas abuelas tienen hasta su coche en el garaje con ochenta y pico años. Son tremendamente independientes. Dicen que viven como en Melrose Place", bromea María Selva, jefa de prensa de la asociación.
"Era un centro tan avanzado -añade María Luisa Escribano- que los inspectores de Cádiz me negaron la acreditación. Me dieron la autorización de funcionamiento, pero me negaron la acreditación porque la residencia no se adaptaba al modelo. Ahora el Ministro de Asuntos Sociales ha hecho un decreto donde figura lo que hicimos nosotros en 2006. El mundo vuela y todos queremos vivir mejor". El estado del bienestar es para todos.
María Luisa Escribano se jubiló el 30 de junio de 2006 como funcionaria de Educación. Desde entonces, se dedica de lleno a Asansull.
"En las Universidades deberían incluir formación sobre cómo tratar a los mayores. Siempre lo he dicho y nunca me han hecho ni caso. Tú también vas a llegar a viejo, amigo. Si no llegas, malo. Eso hay que decírselo a la juventud. Igual que recordarles que la discapacidad está ahí. Que pueden tener un hijo discapacitado. Los universitarios, que son gallitos, piensan que la discapacidad nunca va a pillarles de cerca o que sus padres jamás van a ser mayores. Tenemos que mejorar la sociedad un poquito. Todo consiste en reforzar la formación y en creer en las personas", concluye Escribano antes de regresar a La Línea, donde sus múltiples obligaciones le esperan.
Ella lleva toda su vida creyendo, incansablemente y sin tregua, en el ser humano.
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