Molina, el doble de Montgomery en Gibraltar y el desembarco de Normandía

CAMPO CHICO

Contrario al golpe de Estado del 23-F, el teniente coronel Molina falleció el 26 de mayo de 1990, ya nonagenario

No pudo evitar que su primo carnal Blas Infante fuera asesinado en la Sevilla controlada por el general Queipo de Llano

Ignacio Molina, el guardia civil que ayudó a los judíos a escapar a través de Gibraltar

A la izquierda, Montgomery. A la derecha, James.
A la izquierda, el general Montgomery. A la derecha, el actor Clifton James. / E.S.

Sídney es una populosa ciudad del suroeste australiano con una importante colonia española, capital del estado de Nueva Gales del Sur. Su periódico por excelencia, The Sidney Morning Herald, es el diario vivo más antiguo de Australia y, en los años cuarenta, uno de los más importantes y leídos del mundo. El sábado 17 de agosto y el lunes siguiente, 19, de 1946, aparecieron sendos artículos en The Sidney, firmados por Clifton James, bajo un mismo título: I Doubled For Montgomery (Yo hice de doble de Montgomery). El primero de ellos, concreta en el subtítulo: The extraordinary story of how an actor was assigned to impersonate the British commander and fool the Nazis before the invasión of Europe (La extraordinaria historia de cómo un actor fue escogido para hacerse pasar por el comandante británico y engañar a los nazis antes de la invasión de Europa), y el segundo: Gibraltar Welcomed A False British Comander (Gibraltar dio la bienvenida a un falso comandante británico). En este último caso, el sujeto pasivo fue el entonces gobernador militar de la colonia, General Sir Thomas Ralph Eastwood, que habiendo conocido personalmente a Montgomery, saludó al falso general como si tal cosa.

Portada del libro "I was Monty´s double".
Portada del libro "I was Monty´s double".

Ninguno de los dos artículos a que me refiero está traducido al español. Pero constituyen una buena síntesis de la interesante historia de suplantación del entonces más admirado general del ejército británico, que después de dirigir algunas de las más grandes y sonadas proezas militares de la Segunda Guerra Mundial, participaría junto a los generales norteamericanos Eisenhower y Patton en el desembarco de Normandía y en la invasión posterior del continente. Monty, el nombre con el que popularmente se le conocía, fue uno de los generales que asistió en primera fila a la rendición de la Alemania nazi. El día 4 de mayo de 1945 se firmó ante él, en la capital de la Baja Sajonia, la llamada Convención de Luneburgo, por la que una parte importante de las tropas alemanas quedaban bajo la autoridad del mariscal Montgomery. Fue el preludio de la capitulación final, que se produjo unos días después. El día 25 se suicidaría, tras su captura por los británicos, en Luneburgo, el jerarca nazi Heinrich Himmler, jefe de la policía de Adolf Hitler.

La operación Copperhead

Los detalles de la formidable interpretación del militar-actor M. F. Clifton James, en el contexto de la llamada Operación Copperhead, los recoge el propio James en su libro: I was Monty´s Double (Hamilton and Co.), publicado en 1954, que nunca fue traducido a ninguna otra lengua pero sí convertido en el guión de una película muy difundida, tanto en inglés como en su doblaje al español: Yo fui el doble de Montgomery (1958), de John Guillermin y guión de Brian Forbes. La protagonizó el que lo fuera del engaño, acompañado de relevantes actores británicos, especialmente de John Mills.

La sinopsis de FilmAffinity, explica muy bien la trama de la película y describe en muy pocas palabras el diseño de la estratagema por parte del MI6 (Military Intelligence, Section 6), el Servicio de Inteligencia exterior del Reino Unido, para confundir a los alemanes sobre el lugar del previsible desembarco aliado en Europa: “El Servicio de Inteligencia Británico intenta hacer creer a los alemanes que el desembarco aliado se producirá en el Norte de África, cuando, en realidad, el ataque tendrá lugar en el Canal de la Mancha. Así las cosas, el Mayor Harvey asiste a una representación teatral y descubre a Clifton James, un actor que imita al general Montgomery. Pocos días después, lo reclutan para actuar como doble de Monty en el Mediterráneo y hacer creer a los alemanes que el ataque se producirá desde allí”. Clifton James interpreta al mismo tiempo el papel del general Montgomery y de sí mismo. Su parecido con Monty era extraordinario.

"Montgomery de El Alamein"
"Montgomery de El Alamein"

Lo que nadie cuenta, ni en el libro ni en la película, es la importancia en la trama, del escenario: el Campo de Gibraltar, y de la personalidad a la que iba especialmente dirigida la estratagema: Ignacio Molina. Gibraltar aparece desempeñando la función de lo que es, una colonia militar británica situada en el extremo sur de Europa, a un paso de África y portal de acceso al Mediterráneo desde un Atlántico plagado de buques de guerra alemanes.

Pero la ausencia de la figura de Ignacio Molina en la ficción no permite intuir el propósito del servicio secreto británico de que éste advirtiera la (falsa) presencia de Montgomery en Gibraltar. Ello era de un importancia decisiva, pues el servicio secreto británico estaba convencido, y así aparece en los papeles, de que Ignacio Molina era la persona clave del servicio de inteligencia español y por lo tanto, el cauce para hacer llegar a Berlín, a través de El Pardo, la preciosa información de que Montgomery andaba por unos lugares muy lejanos al Canal de La Mancha.

Nada se habría sabido del papel desempeñado por Ignacio Molina, verdadero objetivo del MI6, si no se hubieran hecho públicos los contenidos de las carpetas selladas con el consabido top secret, conservadas celosamente con la clave KV2/3123 en los Archivos Nacionales británicos, como explicaba Jesús Duva en su artículo El show de Montgomery (El País, 28/03/2010).

Los espías Garbo y Philby

La inteligencia británica trata a Ignacio Molina como lo hace con Juan Pujol García “Garbo” o con ‘Kim’ Philby, el que años después sería un infiltrado del soviético KGB en el Reino Unido. Pujol era barcelonés, los británicos lo conocían por Garbo y Bovril y los alemanes por Alaric y Arabel. Hay una abundante documentación sobre el personaje, incluso una entrevista (en catalán) en TV3, realizada en 1984, cuatro años antes de su muerte en Caracas. Parece ser que tenía una natural aversión a los nazis y fue, en todo caso, un hábil espía doble que consiguió la confianza de Hitler y contribuyó a hacer creer a los alemanes que el desembarco de las tropas aliadas se produciría en Calais.

Philby era un agente del servicio de inteligencia británico, educado en el Trinity College (Universidad de Cambridge), ferviente comunista, que acabó convirtiéndose en una de los más reputados espías de la Unión Soviética, primero en las filas del NKVD (Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos) y después de su sucesor el KGB (Comité para la Seguridad del Estado). Ignacio Molina –al que los alemanes llamaban Cosmos– era un militar de academia, de una gran integridad, de la que fui testigo de excepción, que como tal estaba al servicio de España en el destino para el que había sido designado.

Revista Life del 13 octubre de 1958.
Revista Life del 13 octubre de 1958.

Jesús Duva me localizó y se puso en contacto conmigo, a raíz de su interés por los documentos liberados por el reino Unido, en relación con el caso de la trama urdida por el servicio secreto británico del “doble de Montgomery”. Se entrevistó, a través de mí, con Ángeles Molina López, la única hija viva de Ignacio, y conmigo. El gran artista Fernando Vicente se encargó de hacer un magnífico dibujo del teniente coronel y yo pedí a Duva que me precisara el día de publicación de su artículo pues, sospechando que pondría bastante tabasco en la salsa –como así fue– me interesaba salir a escena coincidiendo en fecha con su publicación.

De modo que aquel domingo 28 de marzo de 2010 yo publiqué en Europa Sur un artículo paralelo al de Duva, con la sana intención de dar mi versión acerca de un militar que cumplía con su obligación. El empeño que puso Molina en evitar más sacrificios, protegiendo a quienes estuvieron del lado de los vencidos en la guerra de 1936 y facilitando la salida de España por Gibraltar a muchos judíos, contrasta de modo contundente con la personalidad de un espía al servicio de un régimen como el que en aquel momento regía los destinos de Alemania. No quiere decir ello, desde luego, que como consecuencia de su tarea al frente del servicio de información militar, sus mensajes no llegaran a Berlín, como desde luego sucedió en el caso que nos ocupa.

Molina y el desembarco de Normandía

La inteligencia británica, que se proponía entre otras cosas despistar a los alemanes –como era su obligación– supo de un actor cuyo parecido con el mariscal Montgomery era extraordinario. De hecho, adoptaba ese papel en ocasiones. Meyrick Edward Clifton James era un militar británico nacido en Australia en 1898, que combatió en la Primera Guerra Mundial y luego anduvo tratando, no con mucho éxito, de ser actor.

Un empresario inglés, más de musicales que de otra cosa, conocido por el pseudónimo Fred Karno, le ayudó proporcionándole algunos papeles. Al comenzar la segunda gran guerra, James se ofreció como actor al ejército y un día alguien se percató de su gran parecido con Montgomery y pensó en la posibilidad de hacerle pasar por él, paseándole por lugares alejados de los que seguramente serían los elegidos para el desembarco de las tropas aliadas en el continente.

El conocido actor inglés David Niven, que fue militar de carrera en su juventud, al desencadenarse la Segunda Guerra Mundial, había reingresado en el ejercito con el empleo de teniente coronel y se encargó de preparar a James para que interpretara el papel de su vida, el de mariscal Montgomery, vencedor de El Alamein y uno de los generales que lograron la victoria de los aliados frente a la Alemania nazi de Adolf Hitler.

El éxito fue total, Clifton James se preparó a conciencia, se le mantuvo un tiempo en las proximidades del mariscal y después de abandonar tabaco y alcohol, probó sus habilidades ante militares que habían servido a las órdenes de Monty y habían estado cerca de él. La prueba de fuego se llevó a cabo en Gibraltar, en los últimos días de mayo de 1944, adonde se trasladó utilizando el avión del premier Winston Churchill.

El gobernador de la colonia, sir Ralph Eastwood, había conocido personalmente a Montgomery. El doble de Montgomery estaba listo para despegar. Se preparó su exhibición pública, pero sobre todo se pensó en Ignacio Molina, al que se invitó a un acto social en un lugar desde el que podía divisar al actor vestido de uniforme; un acompañante le aseguraría que el mariscal había hecho escala en Gibraltar camino de Argel.

Parece ser que incluso tuvo la posibilidad de saludarle, pues, según Duva, en el informe del servicio secreto británico se dice que el comandante Molina le comentó a un confidente –un doble agente británico apodado Pantalones– que había estrechado la mano del mariscal y le había parecido un hombre muy simpático (en español en el informe). Los británicos interceptaron, unas horas después, un mensaje enviado desde Madrid a Berlín que decía textualmente: "General Montgomery llegó a Gibraltar 26/5. Se reunió con gobernador y general francés desconocido".

Seguramente, en efecto, Ignacio Molina fue engañado y ello debió de contribuir a que el desembarco de Normandía, iniciado el día 6 de junio de 1944, fuera el principio del final de la gran guerra, que culminaría con la capitulación de la Alemania nazi casi un año después.

El 25 de agosto se liberó Paris con participación de muchos españoles exiliados y al frente de los cuales los aliados permitieron la significativa presencia del general francés Charles de Gaulle. Si bien hay que admitir que Molina cumplió su deber dando cuenta y razón de lo que había observado, es necesario también señalar su condición de militar y, por lo tanto, descartar cualquier calificativo que tenga que ver con el espionaje.

Contrario al golpe de Estado del 23-F (1981) –lo que manifestaría de inmediato y de modo fehaciente– el teniente coronel Molina falleció el 26 de mayo de 1990, ya nonagenario. Así consta en una sencilla lápida de mármol negro que cierra un nicho situado en el patio central del cementerio viejo de Algeciras, la ciudad que adoptó como suya, como muchos de sus familiares, y de la que en varias ocasiones rechazó ser alcalde.

No pudo evitar, a pesar de su incipiente prestigio, de su condición militar y de su pertenencia a una familia, muchos de cuyos miembros fueron masacrados en Casares, por los milicianos armados, en el verano de 1936, que su primo carnal Blas Infante fuera asesinado en la Sevilla controlada por el general Queipo de Llano.

Queda para el anecdotario que el teniente coronel Tejero Molina, natural de Alhaurin el Grande, perteneciera a la familia paterna de Ignacio Molina, y que el periodista Jesús Duva, que informó en su día sobre la intervención del militar algecireño de adopción, en la operación Copperhead, fuera natural, como el general Queipo de Llano, de la bella ciudad vallisoletana de Tordesillas.

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