Nacer con el sexo contrario
En la comarca sólo hay una asociación de apoyo a colectivos homosexuales y transexuales, La Línea CGay. El hospital malagueño Carlos Haya es el único centro público que realiza operaciones de reasignación de sexo
La Línea CGay es la única asociación de apoyo a los colectivos LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales) de la comarca. La entidad lleva un año de vida y cuenta con una veintena de socios. Todavía no han recibido ninguna petición de información acerca del cambio de sexo, o alguna cuestión relacionada con la transexualidad.
"Sabemos que este tipo de operaciones son muy complejas y conocemos muchas personas que deciden trasladarse a otra ciudad, como Madrid y Barcelona, para llevar a cabo la operación o simplemente para cambiar de vida", comenta Juan Luis, miembro de la asociación. No obstante, señala que muchas de ellas vuelven sin problemas a su ciudad. El objetivo de la entidad es aportar información y asesoramiento jurídico a este colectivo, así como a su entorno que normalmente es el que más le cuesta asimilar la condición homosexual o transexual del sujeto.
Es muy usual conocer testimonios muy duros de personas afectadas por la disforia de género -tener un sexo biológico diferente al psicológico-. La gran mayoría ha sufrido, y sufren, discriminación e incomprensión de gran parte de la sociedad. Pero no en todos los casos se vive un drama. Ese es el caso de Javina, una linense de 50 años cuya única lucha es seguir trabajando como actriz. El testimonio de Javina es vitalista y alegre. Nunca supuso un trauma para ella porque supo aprovechar las ventajas de cada época, como los inquietos años ochenta. Aunque reconoce: "Ser una señora cuesta mucho".
"Hagas lo que hagas, hazlo con dignidad". Este fue el consejo de su madre; y la hija no lo olvida. Y la joven se fue haciendo mujer como todas, a base de las malas y buenas experiencias de la vida. En lo relativo a su profesión, asegura que ha dejado de ganar mucho dinero por no querer encasillarse en determinados papeles, y es que parece que algunos no ven más allá. Pero todo esfuerzo conlleva una recompensa. Ahora hace giras por toda España con sus monólogos, escritos e interpretados por ella. ¿Su secreto para enfrentarse a las adversidades? Su seguridad. "Yo me río de mí misma. Me importa muy poco lo que piensen los demás", comenta.
La Ley de Identidad de Género, aprobada en marzo de 2007, permite el cambio de nombre y sexo en el DNI sin necesidad de someterse a una operación de reasignación de sexo; aunque deberán acreditar que sufren este trastorno y que, al menos durante dos años han estado en tratamiento.
El tratamiento al que se tienen que someter los transexuales para adecuar su sexo biológico al psicológico es largo, caro y doloroso. Antes de poder operarse han de superar una serie de pruebas psicológicas que atestigüen que sufren este trastorno. Pasado este trámite, quedan por delante entre seis meses y un año de tratamiento psicológico y hormonal. Al año o año y medio pasan a lista de espera quirúrgica.
La operación varía dependiendo de si son hombres o mujeres los que se someten a ella, sobre todo en los resultados obtenidos. Según el doctor Lara Montenegro del hospital Carlos Haya, en los transexuales femeninos -de hombre a mujer- se puede asegurar buenos resultados en el 90% de los casos porque proporcionan todo: profundidad, longitud, clítoris, uretra, forma... El problema que presentan los transexuales masculinos se da en la consecución de los cuerpos eréctiles, para los que hay que utilizar prótesis, y por ello tienen más problemas a la hora de los resultados.
Pero como dice Javina, el bisturí no hace milagros. La identidad sexual no se siente "al ponerte falda o enseñar escote". La operación es un paso más dentro del proceso médico. Y el proceso médico, un paso más que refuerza la identidad.
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