La iglesia San Isidro Labrador de Tahivilla, ejemplo de arte sacro en un pueblo de colonización (y II)
Instituto de Estudios Campogibraltareños
La mayor parte de estos enseres, salieron de los talleres Arte Granda, convirtiéndose en los principales proveedores del INC

En los talleres Arte Granda, iniciaron su trayectoria artística numerosos autores contemporáneos que, con el paso de los años, se convirtieron en artistas de reconocido prestigio. Se hace necesaria su puesta en valor, pero no solo por estos autores y su movimiento artístico, sino por su identidad.
Dotación de imágenes y enseres
José Luis Fernández del Amo, director del museo contemporáneo, jugó un papel fundamental como “responsable de la contratación de artistas con un perfil renovador para decorar estas iglesias. Para ello contó con gente joven, que gozó de suficiente margen para introducir propuestas de modernidad, aprovechando la apertura de criterios que ofrecía el INC” (Centellas Soler, 2014: 37-64).
El INC, a través de los talleres Arte Granda, aprovisionó a la mayoría de las iglesias de colonización de todo lo necesario para el culto. En estos momentos, la tendencia era que se utilizasen pocas imágenes en los templos, algo que más tarde se manifestó en las nuevas normas planteadas en el Concilio Vaticano II.
Escultura de la Virgen de la Esperanza
En el lateral del evangelio, sobre el arcus triunphalis, se colocó una talla de la Virgen de la Esperanza. Es una talla muy repetida en los pueblos de colonización. Su autora es la escultora Teresa Eguibar, que estuvo trabajando en los Talleres de Arte Granda en los comienzos de su carrera artística. Es una lámina a tamaño natural, tallada en madera. Llega a la iglesia entre 1963 y 1965. Debido a su mal estado, por las polillas, es retirada del templo en el año 1986. Hoy se encuentra almacenada en uno de los salones parroquiales, a la espera de su urgente restauración.
Se trata de una Virgen en estado de buena esperanza y que deja al descubierto su vientre. Su mano derecha recoge el manto sobre su pierna y la mano izquierda la lleva hacia su pecho. Solo está policromada en la túnica y el manto. Es una talla alargada, esbelta, que muestra cierta rigidez en los dobleces del ropaje, con una leve sonrisa, apoyada sobre su pierna izquierda y flexionando la derecha. Tal y como expresa Alagón Laste sobre esta autora “en referencia a sus creaciones, debemos señalar que, en un primer momento, se centraron en el estudio de la figura, con una tendencia hacia la simplificación de las formas”.
Escultura de San Isidro Labrador
En el lateral de la epístola del arcus triunphalis, se colocó otra de las tallas que más se repiten en las iglesias levantadas por el INC, es decir, San Isidro Labrador.
En este caso, la talla es obra del artista Lorenzo Frechilla, que también trabajó junto a su esposa, Teresa Eguibar, en los talleres de Arte Granda. Es una talla de 130 centímetros, realizada en madera y donada en las mismas fechas que la talla de la Virgen. También es retirada del templo, debido a su mal estado, en 1986. Al contrario que la anterior, gracias a su menor tamaño, sí recibió, hace años, un cierto tratamiento para las polillas, que le ha permitido mantenerse en mejores condiciones, hasta nuestros días.
Hoy, también se encuentra en los salones parroquiales. Es una talla sin policromar, tan solo un racimo de trigo dorado en el brazo izquierdo; la mano derecha sobre su pecho y la pierna derecha flexionada, apoyando el cuerpo sobre la izquierda. La talla de los ropajes es rectilínea, angulosa. Es hierática, casi inexpresiva, ruda, con la mirada hacia el cielo, dejando atrás lo terrenal.
Fresco de la Divina Pastora
Es un mural de gran tamaño, realizado en el arco ojival del fondo del presbiterio, ocupando todo el hueco. Fue realizado por el pintor argentino José Manuel Moraña en el año 1952, coincidiendo con los años de su participación en la I Bienal Hispanoamericana de Arte en España. Representa a la Divina Pastora sedente a gran tamaño con el niño en brazos. Presenta rompimiento de gloria encima de la Virgen, donde aparecen dos ángeles con una corona en sus manos y, sobre estos, el sol y la luna.
A los pies de la Virgen aparecen ovejas, y junto a su cayado, una paloma que representa al Espíritu Santo. Todo el fondo está esquematizado con cuadros de colores planos. Podemos ver un árbol en verde oscuro, muy simple, básico y esquematizado por detrás de la Virgen, en el lateral derecho. Pintado, posiblemente, sobre un dibujo previo, parte de unos colores primarios para conseguir diferentes tonalidades, como el rojo para la indumentaria de la Virgen, junto con el azul de las mangas y ocre para el corpiño, o el amarillo ocre para la indumentaria del niño Jesús.
Presenta un realismo muy esquematizado, de cierta influencia cubista. La pintura, desde muy pronto, comenzó a deteriorarse, debido a la humedad en el paño de pared. Por ese motivo fue tapiada en 1977. Volvió a ver la luz en el año 1991, tras una reforma de la iglesia. Se realizaron unos retoques y pintado por parte de Miguel Ángel Muñoz, modificando algo la pintura original. Pero la humedad seguía haciendo daño a la pintura y se volvió a tapiar tras una reforma de la iglesia en 2002, colocando un paño en madera. Actualmente, no sabemos su estado de conservación. Por ello, es necesario sacarla de nuevo a la luz y restaurarla con las nuevas técnicas de hoy día, para perpetuarla en el tiempo y poner en valor una parte más de este patrimonio sacro.
Piezas en mármol
Al templo se le dotó de varias piezas, realizadas en mármol de color gris:
- Pila bautismal: en forma de media naranja o en flor, en su parte alta, sobre una columna, cuya base es cuadrada. Se ubica en el centro de la capilla del baptisterio.
- Pilas de agua bendita: a la entrada, en ambos laterales, se colocaron incrustadas en la pared dos pequeñas pilas labradas como un único bloque curvilíneo.
- Repisas de mármol: con forma de prisma cuadrado, se colocan en los lateralesdel presbiterio.
Sagrario, candelabros y cruces
Nos encontramos con diferentes piezas realizadas en metal dorado:
- Sagrario: con forma de hornacina, su puerta frontal está decorada por una cruz cuyo centro es la forma consagrada y con ángeles a los lados, en adoración, ribeteado todo el filo exterior por un labrado y el resto por un repujado en rombos. En el interior se decora solo el fondo, con una cabeza de cordero.
- Candelabros: son seis de formas simples, torneados con base octogonal, y otros seis de este mismo estilo, pero de menor altura. Están en muy mal estado.
- Conjunto de cruz y seis candelabros con pie triangular y con un labrado formando hojas de acanto con una cruz griega en su centro.
- Conjunto de cruz con dos candelabros en metal, con terminación en plata. Las bases son en forma triangular, con cabezas de ángeles en el centro de cada lateral. Los candelabros no tienen labrado ninguno, mientras que la cruz presenta uno a modo de acanaladuras.
Utensilios para la liturgia
Para la celebración de la liturgia, el templo fue dotado de diferentes enseres. Están realizados en metal con terminaciones en dorado o en plateado. Son de líneas sencillas con unos ornamentos muy básicos, cuya finalidad es lo práctico, en la línea de lo que posteriormente va a marcar el Concilio Vaticano II. De tal forma que se dotó a la parroquia de incensario, cálices, copón, purificador, etcétera. Lo cierto es que todo se conserva en su totalidad y en buen estado.
Indumentaria litúrgica y otras prendas textiles
Hay que resaltar que se trata de indumentaria preconciliar, por lo que los dorados y plateados abundan en los colores de las prendas destinadas a los diferentes tiempos eucarísticos. Es más rica y ornamental que la posterior del Concilio Vaticano. Tenemos la suerte de que se conserva prácticamente toda la indumentaria. Estamos hablando de albas con encaje y albas encillas, capas pluviales, paños de hombro, casullas y otras varias prendas.
Mobiliario de madera
Al templo se le dotó de un mínimo de mobiliario, realizado en madera, para cubrir las necesidades básicas:
- Bancos: eran unos bancos robustos, austeros y amplios. Se retiraron con la reforma del año 1991. Pero se podrían haber reparado muchos de ellos y haberlos conservado. Sin embargo, fueron sustituidos por otros de madera de pino, de mucha menor calidad.
- Confesionario: se ubica en la primera capilla del lateral derecho. Realizado en madera, es de líneas rectas, en cuarterones, cornisa en todo el conjunto y rematado por una cruz. Se conserva milagrosamente, ya que pudo ser reparado.
- Mueble-cajonera en la sacristía: es un mueble de diseño simple. Posee cinco cajones y dos puertas en los laterales con otros pequeños cajones encima de éstas. Ubicado en la sacristía, era el único mueble donde se guardaban todas las ropas y enseres de la liturgia.
Mobiliario de forja
Además de la madera, se introdujo un material novedoso, la forja. Se trata de un material barato pero duradero, que se identifica con la cultura popular. Los artistas, con sus nuevas tendencias, comienzan a utilizar este material en sus creaciones.
- Viacrucis: en el año 1968, se colocó un viacrucis diseñado con dos cruces superpuestas en color negro y con números romanos en los brazos. Tras una remodelación de la iglesia, se desmontaron y solo se dejó la cruz simple colocada bajo unas pinturas nuevas del viacrucis. Este hecho fue lamentable.
- Cerramiento del baptisterio: está realizado en forja de color negro. Tiene una puerta, en el centro, de doble hoja. Cada uno de los barrotes de hierro se tornea en espiral y termina en punta de lanza.
- Pebeteros: a lo largo de los contrafuertes, se colocaron unos pebeteros de color negro, muy simples, para la luz artificial. Están realizados en el mismo estilo que los hierros del baptisterio.
Conclusiones
Podemos establecer, a modo de conclusión, que el arte sacro de los pueblos de colonización no ha sido suficientemente valorado ni reconocido, no solo por los propios pobladores de los pueblos, sino por los mismos especialistas y estudiosos de la materia. Muestra de ello, ha sido la retirada y destrucción de muchos de esos elementos, por parte de los propios pobladores. En los últimos años, han aparecido numerosos estudios que ponen en valor estas expresiones artísticas contemporáneas.
El arte religioso en los pueblos de colonización representó un avance y un experimento previo de muchos artistas jóvenes, de todas las expresiones plásticas, para sus manifestaciones futuras en el arte contemporáneo. Es por ello que se hace necesario una investigación más profunda, estudio y puesta en valor. De ese modo, conseguiremos su conservación y mantenimiento futuro.
En esta línea ha ido nuestro artículo, porque dar a conocer este arte es ya por sí mismo una forma de ponerlo en valor y que todos, estudiosos y ciudadanos en general, sean conocedores de él, para que, de esta forma, un arte menospreciado en muchas ocasiones, sea identificativo de esa comunidad y de su patrimonio histórico. Hay que mantener y conservar el patrimonio para mantener y conservar su propia identidad.
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