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Sombras y luces en la conservación del patrimonio (V)

OBSERVATORIO DE LA TROCHA | PATRIMONIO CULTURAL Y NATURAL

La iglesia de Santiago en Tarifa.
Carlos Gómez De Avellaneda Sabio - Doctor en Historia, presidente de la asociación cultural La Trocha y de la Sección 2ª del IECG

26 de agosto 2022 - 05:00

Esta sección, con carácter intermitente, está dedicada a informar de forma sencilla sobre las malas y buenas noticias relativas a una realidad que cada vez preocupa más a la sociedad. Trataremos el problema con carácter global, pero priorizando los temas más cercanos geográficamente a los lectores de Europa Sur. En cada entrega, en primer lugar atendemos a las malas noticias para después consolarnos con las buenas, que afortunadamente son más…

SOMBRAS

NUESTRO PATRIMONIO PERDIDO: Destrucción de la Torre de los Adalides en Algeciras.

Como por desgracia sabemos. Algeciras ha sido prodiga en la destrucción de su pasado monumental, por regla general a causa de la incultura, ineptitud y rapacidad tanto de propietarios como de políticos y técnicos. Un caso insólito es el de la torre de los adalides, antes aislada en el paisaje de la periferia ciudadana y hoy en el centro de un populoso barrio. Para orientarnos, diremos solamente que las ruinas de esta fortificación se sitúan en el vértice de la colina en cuya ladera y a poca distancia se encuentra el popular centro comercial 'Las Palomas' de la cadena Carrefour, sin que sus miles de visitantes diarios puedan sospechar lo cerca que están de un trozo de historia.

Se desconoce el origen de esa torre, ya existente en 1342 y donde, en el mundialmente famoso asedio de Algeciras, el rey Alfonso XI asentó en un principio su campamento, principal, antes de trasladarlo a un emplazamiento más cercano a la costa. La torre adquirió su nombre gracias a los adalides, que en la Edad Media eran seleccionados por el rey y eran imprescindibles en los asedios, pues no solo eran guías y exploradores, sino ser responsables de logística, desplazamiento de tropas y abastecimientos, así como de la elección de emplazamiento para los campamentos y su disposición interna.

La torre disfrutaba de unas magníficas vistas sobre la comarca y fue el lugar ideal para controlar el inmenso y complejo dispositivo de asedio, compuesto por diversos campamentos y barreras, necesarios para conquistar la ciudad mejor fortificada de la España medieval. Tras la destrucción de esta por los granadinos, exactamente en 1375, apenas existen datos sobre la torre que nos ocupa, que en el siglo XVIII fue transformada en almacén de pólvora. Del edificio, hoy casi desaparecido, tenemos planos y fotografías que permiten una aproximación a su estudio, en unión de los restos conservados hoy reducidos a la planta que se alza más o menos del suelo, según los lugares. Con seguridad, constaba de una torre central de planta cuadrangular y tres estancias superpuestas, con casi 14 m de altura, en el interior de un recinto octogonal con 20 m de ancho total.

Plano de 1868.

La destrucción de este monumento fue en 1898, durante la guerra hispano-norteamericana, tras la amenaza de los yanquis de atacar las costas españolas. La silueta de la torre, en una colina desarbolada, era muy visible desde el mar, como puede constatarse en las fotografías panorámicas del puerto, tomadas en el S. XIX. Con toda probabilidad la marina de Estados Unidos podía disponer de planos de la bahía, proporcionados por los ingleses, y utilizando como referencia nuestra torre, les hubiera resultado un juego de niños bombardear estructuras vitales no solo de Algeciras, sino de gran parte de la bahía. Por lo tanto, la pequeña fortaleza fue demolida aunque no totalmente, pues solo era necesario el que no se viera desde el mar. Allí se instaló una batería provisional que dominaba la bahía, pero afortunadamente la agresión no se produjo, por el bien de todos, ya que no sabemos si la escuadra atacante hubiera salido malparada…

Tras varias dedicaciones, las ruinas están en el interior de unas instalaciones militares, donde ha recibido un tratamiento exquisito hasta ahora. La opinión de La Trocha es que sería deseable poder realizar allí unas excavaciones arqueológicas que permitan aclarar las incógnitas que plantea este monumento, el cual, por una vez, fue destruido por causas relativamente justificadas, para evitar males mayores que hubieran desembocado en tragedia.

NUESTRO PATRIMONIO EN PELIGRO: Iglesia de Santiago en Tarifa e iglesia de la Misericordia en Jimena.

Desde hace muchos años, Tarifa es una ciudad modélica en cuanto a la preocupación de sus ciudadanos por proteger el patrimonio cultural, pero existe un punto negro, una página oscura de muy difícil comprensión: La iglesia de Santiago o de Jesús.

De este monumento está suficientemente aclarado su interés y valor, al ser edificado en el siglo XIV, puede que con carácter conmemorativo o votivo, al estar junto a una desaparecida puerta de la muralla por donde entraron las tropas cristianas el 14 de octubre de 1292. Este templo, uno de los más antiguos de Tarifa, era de estilo mudéjar, con una extraña portada en su fachada principal, con insólita decoración de rombos pintados en blanco y rojo, única en su género. Se cubría con armadura de madera sobre arcos diafragma y en uno de los accesos a las capillas laterales había restos de pintura mural del siglo XV, en el estilo de los conservados la sala principal del Castillo de Guzman el Bueno.

La iglesia de Santiago en Tarifa.

También presenta, a los pies, una capilla funeraria, la de la Concepción, de estilo gótico muy avanzado, con su bóveda de crucería cuatripartita y los símbolos de los cuatro evangelistas (tetramorfo) esculpidos en las ménsulas de donde arrancan los arcos. En el exterior, hay restos de una gárgola y su ventana disponía de una celosía calada, que estaba en los almacenes municipales siendo recuperada y unidos sus dos fragmentos por los expertos canteros de la Escuela Taller 'Europa Sur'. La pieza primitiva se custodió en el museo municipal entonces existente, y los citados artífices realizaron una copia exacta, para que fuera reintegrada a su lugar original en caso de restauración del monumento. Pero de esto hace ya más de treinta años y decididamente eran otros tiempos.

La capilla gótica a la que nos hemos referido estaba convertida en gallinero a principios de los años 90 del pasado siglo y el resto de la iglesia sepultado por una gran cantidad de escombros. En aquella época, en Jimena de la Frontera, la iglesia de la Misericordia, gótico-mudéjar, con notables capiteles renacentistas de terracotta, también era otro gallinero, una auténtica vergüenza para todos. Hoy, perfectamente restaurada y techada, es un centro cultural de gran utilidad socio-cultural que es orgullo también para todos. Y eso es fácil de comprobar, Jimena está bastante cerca.

En Santiago de Tarifa nos tememos que la situación no haya mejorado mucho en las últimas tres décadas. El deseo de una gran parte de tarifeños, además de otras personas de la comarca y de fuera de ella, es que se practiquen excavaciones arqueológicas en la iglesia de Santiago, recuperando el suelo original, se realice un cerramiento no solo perimetral, sino que recupere a ser posible el espacio cubierto, permitiendo el uso de ese espacio para actividades culturales, que sea restaurada la capilla de la Concepción, integrando en su ventana la referida reproducción de la celosía y que sea restaurada la decoración pictórica de la fachada. El resultado podría ser un triunfo socio-cultural como el de Jimena. En este triste asunto, en cuyos detalles no deseamos entrar, la Trocha no busca héroes ni villanos, solo deseamos buena voluntad por parte de todos para transformar una vergüenza en un legítimo orgullo para todos

LUCES

NUESTROS MUSEOS E INSTITUCIONES AFINES: El museo taurino Pepe Cabrera, en La Línea de La Concepción.

Se dice que es una de las colecciones taurinas más importantes de Andalucía, iniciada por un gran aficionado, José Cabrera Duarte, algecireño de origen, que a lo largo de su vida fue reuniendo en su casa de La Línea todo tipo de elementos relacionados con la tauromaquia, hasta dar forma al actual museo, que inaugurado oficialmente en 1960, y que su creador nunca quiso que saliera de la ciudad.

Este singular museo, que nunca deja indiferente al visitante, se sitúa cerca de la plaza de toros y consta de cuatro amplias salas donde se atesoran vestidos de torear, capotes de paseo y toreo, banderillas estoques, carteles, hierros de ganaderías situadas en Andalucía, Salamanca, Portugal y América, así como un archivo fotográfico con miles de imágenes. En ellas se representan las más notables figuras en el arte de los toros, destacando por su rareza una imagen de la Macarena, vestida de luto por la muerte de Joselito “El Gallo. También se ven esculturas en bronce y una hermosa capilla con un retablo cerámico obra del gran artista linense VíctorQuintanilla, de quien hablaremos en otra ocasión.

El museo es una institución que debe ser conocida de todos los campogibraltareños, y que necesita el suficiente apoyo para ampliar sus instalaciones de forma que sea posible aplicar en ella técnicas museográficas modernas que potencien su proyección no solo turística, sino socio-cultural. Nuestro consejo desde la Trocha es que se visite esta singular institución que debe ser un referente turístico-cultural para la comarca.

LIBROS QUE HABLAN DE NOSOTROS.

Diccionario etnográfico del parque natural 'Los Alcornocales'.

Domingo Mariscal Rivera y Asociación Palestra, 2002, 147 páginas, editado por la asociación Palestra, patrimonio, legados y tradiciones. Nuestro amigo Domingo Mariscal es un investigador centrado en el patrimonio de la comarca, tanto cultural como natural y ha trabajado incansablemente en su estudio, realizando descubrimientos arqueológicos o escribiendo obras como Diccionario barreño (2 tomos, de 1994 y 1996) o con otros colaboradores, en 1992 Refranes, dichos, comparaciones y exageraciones de Los Barrios, entre otras publicaciones. En esta ocasión, coordinó un extenso equipo, formado por Pilar Sánchez Rivero, Mario Arias Dietrich, Enrique Emberley Moreno, Isidro García Sigüenza, Fernando Mariscal Rivera, Francisco Montoya, Alfonso Pecino Reyes, Juan Ignacio Pérez Palomares, Salvador Rodríguez Zamora, Lorenzo Sevilla Isidro, Federico L. Sánchez Tundidor y Juan Ignacio de Vicente Lara. La dirección creativa y el diseño estuvieron a cargo de Juan José Trujillo Reyes, contando con el Estudio asociado de diseño Informatodo Diseña, y Azuré S.L. para fotomecánica e impresión. Para la realizar esta obra colectiva fue necesario un trabajo de campo de ocho años, realizando entrevistas a más de 500 personas y con el auxilio de otros 82 colaboradores.

El diccionario se divide en las secciones: Aspectos físicos y geográficos, con geografía, paisaje y clima; Mundo vegetal, con agricultura, carboneo, corcho y etnobotánica; Mundo animal, con fauna y ganadería; Tecnología e industria tradicional, con molienda, panadería, construcción rural, salinas, y por último, Gastronomía. Según palabras de sus autores, "El diccionario es en gran medida el resultado de un rescate casi arqueológico del patrimonio inmaterial". Nos hallamos aquí ante un ambicioso trabajo de campo, que deseamos inspire otras campañas de investigación.

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