Análisis
Santiago Carbó
Algunas reflexiones sobre las graves consecuencias de la DANA
Nuevas directrices del Brexit
La calma dura poco en la Verja. El Gobierno de España ha reanimado en los últimos días el respaldo de la Unión Europea sobre Gibraltar en las conversaciones que establecerán Londres y Bruselas para determinar cómo serán sus relaciones cuando concluya el periodo de transición del Brexit, el próximo 31 de diciembre. Esto quiere decir que los Veintisiete quieren cumplir con su compromiso y otorgarán a Madrid el poder de excluir al territorio británico de ultramar de cualquier acuerdo comercial. O, lo que es lo mismo, que la nueva relación no se aplique a la Roca sin el consentimiento explícito del Gobierno español, lo que amenaza con convertirse de nuevo en un punto de fricción entre el bloque comunitario y el Reino Unido cuando todavía queda por jugar lo más importante del partido.
En noviembre de 2018, en la víspera de una cumbre para aprobar el acuerdo del Brexit, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, anunció el compromiso de los presidentes de la Comisión y el Consejo Europeo, entonces Jean-Claude Juncker y Donald Tusk, para que se añadieran unas notas a las actas de la cita en las que se recogió que los acuerdos que afecten a Gibraltar deberán ser “separados a los que se concluyan con Reino Unido por parte de la UE” y que deberán contar con el visto bueno de España. Quedaba por ver el alcance legal de estos compromisos, que la Moncloa defendió a capa y espada frente a ataques desde diversos frentes, entre ellos desde dentro del país, especialmente del Partido Popular y de Ciudadanos. Es por eso que, ahora, a un mes de comenzar la negociación definitiva del Brexit, Pedro Sánchez quiere garantizarse ese instrumento para la negociación general de los Veintisiete y para la que mantiene de forma bilateral con Reino Unido sobre el Peñón.
El conflicto de la Verja volverá a jugarse en dos campos. En un lado del rectángulo de juego, España y Reino Unido han puesto en marcha cuatro memorandos de entendimiento para regir las relaciones entre el Campo de Gibraltar y el Peñón durante el periodo de transición recién comenzado. Además, estos documentos -y el Tratado Fiscal, que ambas partes quieren ratificar en los próximos mes- servirían de cimiento para levantar un nuevo vínculo de buena vecindad entre las poblaciones a ambos lados del paso fronterizo. El próximo día 26 de febrero, en Algeciras, ambas partes constituirán los tres comités anunciados para llegar a acuerdos bilaterales sobre derechos de los ciudadanos, cooperación policial y aduanera, así como colaboración en materia medioambiental.
En el otro extremo del campo, el partido va por otros derroteros. El negociador de la Unión Europea para el Brexit, Michel Barnier, presentará este lunes su borrador con las directrices de los Estados miembros de la UE para la inminente negociación. Lo hace tras una gira por varios países en las que anotó las inquietudes de cada uno. En España estuvo el jueves, un día antes de que Gibraltar cambiara la bandera de la Unión Europea por la de la Commonwealth en la frontera. El francés se reunió con el presidente, Pedro Sánchez, y también tuvo conversaciones con la nueva ministra de Exteriores, Arancha González Laya, y con la vicepresidenta tercera y ministra de Economía, Nadia Calviño. Fueron “encuentros constructivos” en los que se abordaron “las prioridades sobre el contexto de las negociaciones de la futura relación” con Reino Unido. Según publican los medios de comunicación británicos, fue en esas reuniones donde el Gobierno de España retomó su deseo de reservarse el derecho a vetar la aplicación de los futuros acuerdos en Gibraltar.
La propuesta de directivas de negociación deberá respaldarla el Consejo de Asuntos Generales el 25 de ese mes. Las negociaciones comenzarán a principios de marzo y deberán terminar a finales de octubre para que haya tiempo de que el acuerdo se ratifique antes de fin de año, cuando terminará el periodo transitorio que prevé el acuerdo del Brexit. La negociación se estructurará en una decena de mesas temáticas y se llevará a cabo en nueve rondas negociadoras, de tres semanas cada una, con Barnier sometido a la autoridad directa de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y apoyándose sobre todo en el comisario de Comercio, Phil Hogan, y el alto representante para Política Exterior, el español Josep Borrell. Barnier, además, tendrá como “número dos” a la española Clara Martínez Alberola, exjefa de gabinete de Jean Claude Juncker, que proseguirá al frente de la que se presenta como la negociación más complicada de la historia de la Unión Europea, siempre a la sombra del Peñón.
Mientras tanto, el ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, advirtió hace unos días ante el Parlamento que su Gobierno podría no acogerse al acuerdo de salida que el Ejecutivo británico alcance con la UE en materia comercial si las condiciones son desventajosas para el Peñón. Habló incluso de incorporase a la zona Schengen de libre circulación europea, a la que ahora no pertenece, si se diera el caso. El Gobierno británico, al que no le gustó un pelo la idea, recordó a Picardo que no puede negociar por su cuenta ningún acuerdo.
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