Algeciras, agosto de 1936. El convoy de la victoria y el bombardeo del acorazado 'Jaime I' (I)
Instituto de Estudios Campogibraltareños
A pesar de ser un lugar de preferencia estrategia, en el Campo de Gibraltar apenas existieron hechos bélicos en el contexto de la Guerra Civil española
Las dos acciones más importantes fueron el Convoy de la Victoria y la respuesta del gobierno republicano, el bombardeo del acorazado 'Jaime I'
En el Campo de Gibraltar apenas existieron hechos bélicos en el contexto de la Guerra Civil española. A pesar de constituir un lugar de preferencia estratégica por los militares sublevados y por el gobierno republicano, no hubo acciones o enfrentamientos armados. Con toda probabilidad, las acciones bélicas son los acontecimientos que más profundidad quedan en el imaginario colectivo de la población que lo vive. En este artículo se presentan las dos acciones más importantes de la Guerra Civil que han quedado en la historia de Algeciras: el denominado por el ejército sublevado Convoy de la Victoria y la respuesta del Gobierno republicano: el bombardeo a Algeciras del acorazado Jaime I. A partir de los distintos acontecimientos que ocurrieron en la comarca, nos centramos en los que repercutieron en Algeciras.
Pocas fueron las acciones armadas en la comarca. El primer cañonazo escuchado en La Línea, y en toda la comarca, fue la mañana del domingo 19 de julio de 1936, primer domingo de la feria de La Línea, que acabó con este incidente. El cañonero Dato, que escoltaba al buque correo Cabo Espartel para desembarcar en el puerto de Algeciras al Segundo Tabor de Regulares de Ceuta, se aproximó a La Línea y desde las cercanías del puerto de Gibraltar cañoneó el cuartel de Infantería de Ballesteros para intimidar a la guarnición que no se había sumado al levantamiento militar.
El mismo día por la tarde parte del Segundo Tabor de Regulares que desembarcó en Algeciras hizo su entrada en La Línea, después de haber ocupado San Roque, al mando del comandante Amador de los Ríos. Este incidente, unido al bombardeo del Dato, multiplicó la huida de militantes de izquierdas y sindicalistas a Gibraltar. La que podemos considerar única ofensiva de las fuerzas republicanas en los primeros momentos de la sublevación se llevaría a cabo el miércoles 22 de julio, cuando a las tres de la tarde buques de guerra anclados en la bahía de Gibraltar se dirigieron a Puente Mayorga, unidos a tres aeroplanos del Gobierno y a un tren con fuerzas republicanas procedentes de la Serranía de Ronda que llegaron hasta la estación de la Almoraima con el propósito de avanzar sobre Algeciras para obligar a retroceder a las fuerzas desembarcadas.
Las fuerzas rebeldes creyeron que las tropas republicanas iban a desembarcar en la bahía, por lo que dispusieron una compañía de fusiles y otra de ametralladoras de regulares en las playas y el poblado próximo al sitio donde estaban fondeados los barcos del gobierno republicano. Tres aeroplanos del Gobierno arrojaron bombas sobre La Línea, seguido de un ligero bombardeo de los buques de guerra. Frente a esto, durante la tarde, hubo varios bombardeos de aeroplanos rebeldes de la base de Tetuán sobre la escuadra española. Los bombardeos se producían desde el este, por lo que era muy difícil la respuesta de los buques gubernamentales, ya que existía la posibilidad de que cayesen las bombas en la colonia de Gibraltar, lo que conllevaría problemas de distinta magnitud.
Estos mismos aeroplanos bombardearon la estación de la Almoraima y obligaron a los trenes a retroceder hasta la estación de Jimena de la Frontera y Castellar donde se establece la línea defensiva. Esta ofensiva acrecentó la salida de personas de Algeciras y La Línea hacia el Peñón. El Aline III, único barco que mantenía la comunicación con la Roca, pues la frontera de La Línea está cerrada, salía abarrotado de pasajeros ante las perspectivas catastróficas.
Durante los primeros días cruzaban el Estrecho por encima de Punta Carnero, en vuelo bajo, viejos aviones de transporte —trimotores Fokker F-VII, Junker 52, dos hidroaviones y un Douglas— que transportaban legionarios y regulares entre el aeródromo de Tetuán y Jerez y posteriormente al aeródromo de Tablada en Sevilla. En San Roque, el episodio bélico más importante sucedió el lunes, día 27 de julio. Sin duda, el acontecimiento bélico de mayor importancia de los que se vivieron en Algeciras fue el bombardeo del acorazado Jaime I, como respuesta gubernamental a la llegada al puerto de Algeciras del denominado por las autoridades sublevadas el Convoy de la Victoria.
El denominado Convoy de la Victoria
La impresión que se tenía en los primeros momentos del golpe de Estado no eran muy halagüeñas para las tropas nacionales. El paso del Estrecho se convirtió en una operación de calado más propagandístico que real, aunque si hubiese fracasado podía haber dado al traste con las aspiraciones del ejército golpista en la instauración del nuevo régimen autoritario.
En la correlación de fuerzas, las fuerzas gubernamentales tenían en su poder casi toda la fuerza naval existente en aquellos momentos, no solamente en cantidad, sino en la calidad de sus barcos, que superaban ampliamente a los que se encontraban en el ejército sublevado y que patrullaban continuamente por el Estrecho.
En los primeros momentos de confusión, las fuerzas sublevadas lograron llegar, en la madrugada del 19 de julio, al puerto de Cádiz con la motonave Ciudad de Algeciras procedente de Ceuta, que transportaba un tabor de regulares y un escuadrón de caballería, protegida por el destructor Churruca. El mismo día, el cañonero Dato escoltaba al mercante Cabo Espartel, que lograba llevar al puerto de Algeciras con otro tabor de regulares. Este sería el que tomaría el cuartel de Ballesteros.
Estos fueron los únicos transportes de hombres que se lograrían realizar conforme a lo previsto por Mola en sus directrices para el Alzamiento, pues en la ruta de vuelta hacia Ceuta para recoger más tropas, la tripulación del destructor se amotinó haciéndose con el control del buque, deteniendo a los oficiales que habían apoyado la sublevación militar y abandonando a toda máquina el Estrecho para incorporarse a la Marina leal al gobierno republicano, lo que provocó que el Ciudad de Algeciras se refugiase en Ceuta quedando a la espera de mejor oportunidad, lo que a su vez obligó al Dato a refugiarse también en dicho puerto, dada su escasa operatividad, suspendiéndose en ese instante cualquier otro transporte marítimo de tropas a excepción del realizado en la noche del 25 de julio en una arriesgadísima acción por dos faluchos (embarcaciones de pesca a vela típicas del golfo de Cádiz) en los que se logró llevar a tal ciudad a unos 200 legionarios armados tan sólo con su armamento individual, sin que se repitiese de nuevo acción.
El desembarco de estos doscientos legionarios al mando del falangista y teniente de navío Manuel Mora Figueroa y Gómez Imar, se produjo en el puerto de Tarifa en la madrugada del 24 al 25 de julio. El episodio es ampliamente narrado por José Mora Figueroa, hermano de Manuel Mora Figueroa, protagonista de la acción. Los militares sublevados pretendían, como uno de sus primeros objetivos, conseguir zonas seguras en el sur de la Península para que sirvieran de puente para trasvasar las tropas de África. Esto se conseguiría plenamente tras la ocupación por parte de los sublevados de Cádiz, Sevilla y la franja situada entre La Línea y Tarifa.
Tras el importante desembarco que se produjo en Cádiz el día 19 de julio, la tripulación del Churruca, que los había traído, se sublevó apresando a su comandante y a la oficialidad, iniciándose un bloqueo del Estrecho por la escuadra republicana, lo que sólo permitía la llegada de fuerzas aerotransportadas al aeródromo de Sevilla. A primeras horas del día 6 de agosto de 1936, partió del puerto de Ceuta con destino al puerto de Algeciras, el denominado por la historiografía franquista Convoy de la Victoria, marchando en cabeza el cañonero Dato, flanqueados por el torpedero número 19 y el guardacostas UadKent, que eran los únicos barcos de guerra de los militares golpistas disponibles en Ceuta, así como unidades menores, como barcos de pesca, falúas, etc...
Entre todas las embarcaciones llevaron a bordo seis unidades de fuerza de choque, tipo batallón, seis baterías de campaña y varios cientos de toneladas de municiones y otro material de guerra. Pasaron a Algeciras unos 3.000 soldados. El Calpense lo describía así: "Ayer tarde llegó a Algeciras procedente de Ceuta un convoy de los militares sublevados contra el Gobierno constituidos por 4 vapores mercantes cargados de tropas peninsulares del tercio y regulares –material de artillería, ametralladoras, etc. y municiones– escoltado y protegido por un destructor y varios aeroplanos. El mar estaba en mal estado. Pasaron unos 3.000 soldados".
Este convoy significó, a las tres semanas de comenzar la guerra, un esfuerzo considerable y de gran importancia para la consecución de los planes del ejército golpista. La que podemos denominar la batalla del Estrecho tuvo como consecuencia el paso de un buen número de militares y material de guerra desde Ceuta al puerto de Algeciras.
El viernes 7 de agosto, El Calpense ampliaba la información: "El convoy desembarcó más de 200 cañones de campaña, ametralladoras, una gran cantidad de granadas de mano y 20 camiones automóviles. El mando de las tropas desembarcada era el Comandante de la Legión de Ceuta teniente Coronel Téllez. Los destructores del Gobierno que atacaron el convoy fueron el Alcalá Galiano y el Almirante Valdez".
De la importancia simbólica que posteriormente le dio el régimen franquista quedaron huellas, ya que hasta febrero de 2010 se conservó en Ceuta el monolito conocido como Los pies de Franco, desde donde el general Franco dirigió las operaciones, en las estribaciones del monte Hacho, así como el mástil del cañonero Dato, ubicado a escasos metros de este monolito y frente a la ermita de San Antonio, con una placa que reflejaba lo siguiente: "La ciudad de Ceuta a la Gloriosa Marina de Guerra española que fue capaz de realizar esta gesta, que trazó el nuevo rumbo de la Patria, bajo el mando del Caudillo Franco. Agosto 1963".
Al finalizar la Guerra Civil, en los años cincuenta, el cañonero Dato se utilizó como barco de viajeros, para las travesías que se hacían desde Ceuta a Tarifa con motivo de las peregrinaciones anuales a dicha ciudad debido al día de su patrona, la Virgen de la Luz. El convoy lo formaban el cañonero Dato, el guardacostas Uad-Kent y el torpedero 19. Las fuerzas y el material transportados en el convoy marítimo se explicaban claramente en un despacho enviado desde Tetuán, el 5 de agosto de 1936: "Primera Bandera de la Primera Legión, Tercer Tabor de Regulares de Melilla, material de transmisiones, 4 morteros y 13 hombres de regulares de Ceuta, 66 hombres de automovilismo, dos autos ambulancias, una estación radio automóvil, una batería de 10,5 —42 hombres—, con dos módulos de municiones, dos millones de cartuchos y el personal que faltaba del Tercer Tabor de Regulares de Larache".
Los sublevados lograron aquel día llevar unos 1.600 soldados y abundante material a Andalucía, además de un gran éxito moral y de propaganda a nivel internacional. La prensa controlada por los sublevados elevó las cifras de fuerzas y material de guerra que llegó al puerto de Algeciras. Fue un momento decisivo, sin el que los sublevados no podrían haber llevado a cabo su dominación de los pueblos del Campo de Gibraltar y su expansión por los demás territorios peninsulares.
En el diario de operaciones del grupo de fuerzas de Regulares Indígenas de Larache nº 4, se describe así: "El día 5 de agosto es un día histórico en los anales de nuestra Santa Cruzada. En este día nuestro caudillo y Generalísimo Franco, desde el Hacho de la plaza ceutí, sigue con interés y emoción el paso del también histórico convoy de fuerzas en su traslado de Ceuta a Algeciras, no obstante estar fuertemente vigilado el Estrecho por las unidades de la escuadra roja. En este día, la escuadra roja bombardea fuertemente la plaza de Algeciras. Poco después del bombardeo de la escuadra roja, desembarcan del histórico convoy las fuerzas que faltaban del tercer Tabor. Pasará al completo el tercer Tabor de este grupo, quedando todo el Tabor al mando de su jefe Enrique Rodríguez de la Herrán".
No fue un paso sin incidentes. Un obús de gran tamaño disparado desde un destructor gubernamental cayó en el hipódromo de Gibraltar cuando combatía con unos aviones en el Estrecho. El obús explotó a 200 metros del campo de refugiados y a 500 de los cuarteles escoceses sin que ocurrieran desgracias.
El destructor llegó a toda velocidad de Málaga para atacar dos vapores del servicio de viajeros en el Estrecho a bordo de los cuales Franco había hecho transportar 2.000 soldados de Ceuta a Algeciras. Los aviones de Franco custodiaban los barcos y lanzaron bombas sobre el destructor, obligándole a refugiarse en Estepona a toda velocidad. Sorprendentemente, fueron los barcos del Gobierno los dañados, y 18 marinos del destructor Alcalá Galiano resultaron muertos por disparos del cañonero Dato de los sublevados. Los barcos llegaron posteriormente a Algeciras desembarcando los soldados.
En un telegrama cifrado del general Franco al general Mola, este le describía los pormenores de la batalla del Estrecho: "Día de hoy llevamos a cabo operación batir escuadra en el estrecho y pasar un convoy a Algeciras de cinco barcos con material y tropas, apoyados por la acción aérea y naval de un cañonero, un torpedero y un wad. Acción aérea intensísima y eficaz, logrando despejar camino, pero entrada en aguas inglesas de destructor acosado por aviones retrasó paso. Destructor desembarcó en Gibraltar 18 muertos, 28 heridos graves hechos por nuestros hidros, logramos que gobernador de Gibraltar le obligase hacerse a la mar teniendo que llevarse a cabo nueva preparación ante llegada otros barcos escuadra, que fueron disueltos y perseguidos por nuestros aviones, haciéndole importantes blancos y averías. Destructor Lepanto pedía medio auxilio urgente, resto escuadra y jefe ordenaba le socorrieran los demás. Fue visto escorado ruta Málaga. Barcos escuadra dieron parte su jefe no haberlo encontrado. Destructor Valdés alcanzado bombas 100 kilos importantes averías. Destructor Alcalá Galiano, también perseguido y tocado. Últimos momentos del convoy hubo nuevo intento ataque por un destructor sosteniéndose combate y duelo con Cañonero Dato, obligándoles en combate a huir en que fue batido. La escuadra tuvo importantes bajas con muchos muertos y heridos. Por nuestra parte no tuvimos ni una sola baja ni daño en el material. Burgos, 6 de agosto de 1936. El Coronel de Estado Mayor".
Artículo publicado en el número 56 de Almoraima. Revista de Estudios Campogibraltareños (abril de 2022).
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