La arquitectura de La Línea de la Concepción (I)
Observatorio de La Trocha - Nuestras arquitectura comarcal
Del fuerte de Santa Bárbara sí se mantiene bastantes restos que permiten inferir la extensión y monumentalidad que tuvo el edificio originalmente
El edificio civil más antiguo de la población linense antes de su segregación de San Roque en 1870, es el de la antigua Comandancia Militar
Una importante rectificación y un imprescindible libro de arte
La Línea/En el presente artículo comentaré la arquitectura de la Línea de la Concepción, que muestra una cierta diversidad de estilos. La situación geográfica de esta población determinó su configuración urbana. Al situarse sobre un tómbolo arenoso, presenta una total llanura, lo cual ha permitido trazar calles rectas, y al no hallarse restos de murallas medievales, estas calles no han tenido ninguna limitación para extenderse por esta planicie. Su planimetría presenta una ordenación bastante ortogonal, con la mayoría de las calles paralelas y perpendiculares.
Para iniciar el recorrido por su arquitectura, he de mencionar en primer lugar la Torre Nueva o del Sabá, situada cerca de Sierra Carbonera, en la zona de El Zabal, al norte del término municipal linense. Este topónimo, de origen vasco, significa “llano, ancho o planicie”. Pues bien, esta torre almenara data del siglo XVII, dos siglos antes del nacimiento de la Línea, y se hallaba al norte del entonces alfoz de Gibraltar. Su misión consistía en vigilar el posible ataque de los piratas berberiscos que amenazaban las costas mediterráneas andaluzas. Es una edificación de base circular, que genera un cilindro de 12 metros de altura y de 7,25 metros de diámetro. En su interior destaca su escalera cubierta con una cúpula de ladrillo. Está construida en mampostería de argamasa.
En el primer tercio del siglo XVIII, más o menos en 1735, el rey Felipe V, primero de la Casa de los Borbones, encarga al Marqués de Verboom la fortificación de toda la bahía de Algeciras mediante un sistema de fuertes, con el fin de defenderse de posibles ataques británicos. De tal manera, en el istmo que separa Gibraltar de tierra firme, se levantaron los fuertes de San Felipe y de Santa Bárbara o de Levante, formando parte de una extensa línea defensiva, denominada “línea de contravalación”.
Ambas fortificaciones eran de bastante magnitud y ofrecían una magnífica defensa contra posibles ofensivas inglesas. El primero se hallaba en la parte de poniente, mirando hacia la bahía algecireña, y el segundo, en la zona de levante, mirando al mar mediterráneo. Del fuerte de San Felipe se encontraron restos al llevarse a cabo las obras para la construcción de un moderno edificio entre las avenidas de España y del Príncipe de Asturias. Tras la pertinente excavación arqueológica, parte de estos restos se rescataron y se trasladaron cerca del fuerte de Santa Bárbara, en la calle Torrijos.
Del fuerte de Santa Bárbara sí se mantiene bastantes restos que permiten inferir la extensión y monumentalidad que tuvo el edificio originalmente. Se encuentran vestigios de sus parapetos, banquetas y foso, en los que se alternaban el sillarejo, la mampostería y los sillares. Fue rescatado del olvido de siglos y de la casi segura destrucción y actualmente ha sido excavado y consolidado, constituyendo un gran atractivo turístico para la ciudad. Estos dos fuertes, como la mayoría de los de Algeciras, fueron destruidos por las tropas británicas durante la Guerra de Independencia contra Napoleón. La referencia a ambas fortificaciones figura en el escudo de la población linense.
Dejando estas construcciones anteriores al surgimiento de la ciudad, me centraré ya en los edificios que forman parte de la población ya surgida en torno a la primera mitad del siglo XIX, cuando España, un país entonces muy débil, abandona toda intención bélica sobre Gibraltar, lo que permite el asentamiento de una población civil cerca de la colonia inglesa.
El edificio civil más antiguo de la población linense antes de su segregación del término municipal de San Roque en 1870, es el de la antigua Comandancia Militar, austera y elegante edificación, construida entre 1863 y 1865. Es un edificio de planta cuadrangular, con una fachada de tres cuerpos, en los laterales cuenta con dos plantas y en el centro con una más, a modo de torreón. En esta parte central destacan la cornisa superior sostenida sobre fuertes modillones de piedra, y su parte central en la que se abren tres ventanas adinteladas en la tercera planta, enmarcadas entre molduras de piedra, cuyo antepecho muestra molduras romboidales, y dos ventanas en la segunda planta, enmarcadas entre unas gruesas molduras de piedra con rica decoración con molduras a modo de rosetas, en el antepecho, el cual descansa sobre tres ménsulas.
La planta segunda está decorada en su parte superior por una cornisa de piedra, que la separa del pretil del tejado. En este piso se abren, en su fachada principal, dos ventanas adinteladas a cada lado del edificio, orladas por molduras de piedra. En la planta baja, en cada ala, se abren también dos ventanas con arcos escarzanos, también orladas con molduras de piedra y en el centro se encuentra la puerta de acceso, con el mismo tipo de arco y con molduras de piedra en sus jambas y arco.
En las fachadas laterales se abren varias ventanas, adinteladas las superiores y con arcos escarzanos las inferiores. La construcción es de tal robustez y fortaleza, que cabe pensar en fue concebida para ser, en caso de apuro, una disimulada fortificación. Además, su emplazamiento no es nada casual, al levantarse sobre el pabellón o cuerpo de guardia del hemi-baluarte de San José, llamado “El principal” pues en él radicaba el mando sobre el resto de la línea de Contravalación.
Este edificio fue reformado en su interior para convertirse en la sede del Museo del Istmo a principios del presente siglo, gestionado por Carlos Gómez de Avellaneda y Sabio, pero fue muy corta su trayectoria como museo, ya que en pocos años cerró sus puertas a causa de la crisis económica de la primera década del actual siglo.
Uno de las edificaciones más importantes de La Línea es la iglesia de la Inmaculada Concepción. Este templo fue inaugurado en 1879, aunque su sacristía data de 1898, y consiste en un edificio de planta rectangular. Carece de torre campanario y destaca su fachada principal, que se divide en dos secciones claramente diferenciadas. Esta fachada está precedida por el atrio con un cerramiento de verjas sobre un muro de mampostería. La sección inferior o la planta baja está dividida en tres cuerpos, separados por dos pilastras, coronadas por florones, otras dos pilastras resaltan ambas esquinas de la fachada. En la parte superior discurre una cornisa y sobre ella un friso con azulejos de cerámica.
En los cuerpos laterales se abren sendas ventanas con arcos escarzanos , cuyos vanos se resaltan con molduras. En el cuerpo central se encuentra la puerta de acceso, resalta con molduras en sus jambas y arco, de tipo carpanel. Este cuerpo central se eleva en altura con respecto a los laterales ,y se adorna con cornisas y un friso de similares características a los de la planta inferior; en su centro destaca una hornacina con arco de medio punto en la que se halla la imagen de la Inmaculada Concepción impresa en azulejos policromados. Sobre esta hornacina sobresale un frontón semicurvo. La cornisa superior sirve de apoyo a un gran frontispicio triangular, en cuyo tímpano está el reloj y unos paneles de azulejos policromados.
Sobre este frontispicio se levanta la gran espadaña, formada por dos pisos; en el inferior destacan cuatro pilastras sobre las que discurre una gruesa cornisa y entre estas se abren tres huecos para las campanas. En el centro se yergue otro hueco para una campana, flanqueado por pilastras y rematado por un frontón semicurvo. Ambos extremos de la espadaña están decorados con florones. Entre el cuerpo central y los extremos del edificio se encuentran sendos muretes de perfil alabeado.
En cuanto a su interior, hay que decir que consta de tres naves, la central más alta y ancha que las dos laterales. Carecen de bóvedas y, por lo tanto, se cubren con techo raso adornado con yeserías a modo de artesonado. Los techos de sus dos naves laterales están decorados con dibujos geométricos. Tampoco posee crucero ni, por lo tanto, cúpula central. La nave central se separa de las otras dos laterales por medio de una sucesión de arcos de medio punto sostenidos sobre gruesos pilares decorados con unas finas baquetillas en su parte alta. Toda la parte superior se adorna con una ancha cornisa sobre la que discurre una galería con una barandilla. A lo largo de las dos caras laterales de la parte alta se abren una serie de ventanas cubiertas por vidrieras multicolores.
En el testero del presbiterio destaca el magnífico retablo barroco, con columnas salomónicas, flanqueado por dos hornacinas en cada extremo, sobre las puertas de acceso a la sacristía. En el centro del retablo se encuentra la imagen de la Inmaculada Concepción dentro de una hornacina sobre un pedestal, erigida en 1954. Antes de este retablo barroco, donado por la Duquesa de Porcent en 1916, se levantaba un templete neogótico, muy al gusto de la época. Las paredes de este templo lucen un bonito zócalo de azulejos vidriados de tonos azules y blancos.
A la cabecera de la nave de la izquierda se encuentra un altar con un retablo con cuatro columnas sobre las que descansa un arquitrabe formado por cornisas y friso; sobre este arquitrabe destaca un frontón con arco apuntado muy rebajado, coronado por una corona. En la hornacina central, con arco de medio punto, se venera la imagen de Jesús Nazareno. En la cabecera de la nave de la derecha se encuentra un retablo dorado, con dos columnas salomónicas y coronado por un arquitrabe rematado por una especie de copete alabeado; en su hornacina central, con arco de medio punto y flanqueada por dos columnitas, se venera la imagen del Sagrado Corazón de Jesús.
Entre las otras capillas y hornacinas cabe señalar algunas: En la pared de la nave de la izquierda se abre una hornacina con un retablo de frontón triangular y columnas, en cuya hornacina está la imagen de la Virgen, y otro retablo de estilo neobarroco, con columnas salomónicas, en cuyo centro se venera un icono de la Virgen. A los pies de esta nave existe una capilla con las imágenes de la Virgen y de Jesús Crucificado. En la pared lateral de la nave de la derecha también se abre una hornacina con un retablo coronado por un frontón triangular y columnas, en cuya hornacina central se halla la imagen de la Virgen. A los pies de esta nave se encuentra una capilla con la imagen de Ntra. Sra. de la Piedad, cuyo autor es el imaginero sanroqueño Ortega Bru.
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