La arquitectura de La Línea de la Concepción (III)
Observatorio de La Trocha - Nuestras arquitectura comarcal
En la calle Real se levanta un edificio cuya fachada está cubierta con azulejos vidriados en los que se combinan los colores ocre y blanco, que actualmente se halla ruinoso
En la calle Clavel encontramos una casa de estilo típicamente gibraltareño
La arquitectura de La Línea de la Concepción (II)
La Línea/En la calle Clavel se levantan dos edificios de semejantes características. Ambos de dos plantas, uno muestra la fachada de azulejos blancos vidriados, enmarcada en una cenefa de azulejos vidriados de color añil. La planta alta se corona con una balaustrada adornada con florones y en su paramento se abren tres vanos, de arcos escarzanos; en el del centro destaca un bacón, con una artística rejería en su antepecho, cuyo voladizo se sustenta sobre dos gruesas ménsulas con volutas.
El segundo edifico es el de la sede de la peña de la Real Balompédica Linense. Es una elegante construcción, donde se repite el revestimiento de azulejos vidriados blancos, y cuya fachada se enmarca entre una cenefa de azulejos policromados. Sobre la planta alta discurre una cornisa que sirve de apoyo a una artística balaustrada, a modo de tracería, coronada por pináculos. La actual balaustrada sustituye a la original, está formada ya por balaustres. En ambas plantas se abren cinco vanos, con arcos escarzanos con sus claves resaltadas y adornados con moldura de piedra, los de la planta baja, y de yesería con baquetillas, los de la planta alta. Los tres vanos centrales se abren a un balcón corrido, con bonita rejería en su antepecho y cuyo voladizo se asienta sobre cuatro gruesas ménsulas decoradas con diversas molduritas.
Para cerrar el comentario sobre edificios con azulejos vidriados en blanco, he de mencionar el de la calle Carboneros. En su fachada se abren tres vanos, con arcos escarzanos y adornados con molduras, en cada una de sus dos plantas. En la planta alta, dos de sus vanos forman sendos balcones con una magnífica rejería en sus antepechos y cuyos voladizos se apoyan en delgadas ménsulas de piedra. El balcón central se encuentra cerrado por un mirador de hierro, con crestería en su parte superior. He de indicar que no es el original, que fue arrancado hace varios años, sino una imitación de hace unas dos décadas. El pretil de la azotea es totalmente macizo y luce un pináculo en cada extremo.
La calle Lutgardo López Muñoz posee una casa con revestimiento de azulejos vidriados en los que se combinan los colores blanco y azul. Sus vanos están resaltados con molduras planas y muestran arcos escarzanos y en el centro de su planta superior sobresale un amplio mirador de madera con vidrios de colores, el cual no es muy habitual en la ciudad, cuyo voladizo se apoya en ménsulas de piedra. Esta casa ya pertenece a décadas posteriores.
En la calle Real se levanta un edificio cuya fachada está cubierta con azulejos vidriados en los que se combinan los colores ocre y blanco, que actualmente se halla ruinoso.
Y en la plaza de la iglesia de la Inmaculada se localiza un elegante edifico de estilo modernista, cuya fachada se reviste de azulejos hidráulicos de dibujos geométricos y florales esquematizados. En sus fachadas se abren varios vanos ribeteados con finas baquetillas, con arcos escarzanos coronados por cornisas. Todos sus antepechos son de elaborada rejería, unos vanos se abren a balcones con sus voladizos apoyados en estilizadas ménsulas de piedra, con molduritas; sus antepechos son de rejería con perfil muy alabeado.
Los otros vanos poseen un antepecho de rejas rectas, sin voladizo. También hay que resaltar sus cuatro miradores de hierro fundido, dos en cada una de sus dos fachadas. Están adornados en su parte superior por unos arcos de medio punto con cresterías; sus antepechos, cuyos alféizares lucen cresterías, son como los de los citados balcones anteriores. La parte superior de las fachadas está decorada con una fina cornisa sostenidas por pequeños modillones; sobre esta cornisa discurre la balaustrada, con pilastras de trecho en trecho, que originalmente debieron de poseer florones. La esquina de la planta baja está resaltada con piedras a modo de sillares.
En cuanto a los edificios cuyas fachadas están sin revestimiento cerámico cabe señalar tres. Uno se encuentra en la calle Real, es de dos plantas. En la planta baja se abren tres vanos con los consabidos arcos escarzanos, adornados con molduras planas con finas baquetillas. El del centro es la puerta de entrada y los otros dos, las ventanas. En la parte inferior destaca un zócalo de piedra. Cada extremo de la fachada se adorna con pilastras acanaladas. La planta alta también posee tres vanos, dos ventanas a cada lado y un balcón en el centro, con bonita rejería en su antepecho, cuyo voladizo se asienta sobre dos ménsulas de piedra. Destacan las dos pilastras de fuste acanalado y capiteles corintios muy esquematizados de sus extremos y la gruesa cornisa con baquetillas que corona la fachada y sobre la que se apoya el pretil macizo de la azotea, con dos pináculos de cerámica en cada lado.
El otro edificio se encuentra en la plaza de Fariñas. Abandonado durante años, se reconstruyó a comienzos del presente siglo todo su interior, elevando una planta más, que muestra un gran vano con arco escarzano dotado de una amplia cristalera. La fachada original, de dos plantas, está enmarcada por una hilera de sillares de tipo almohadillado, con un zócalo de piedra provisto de molduras formando círculos, rombos y pilastrillas. En la planta baja se abren tres vanos, con arcos escarzanos, cuyas claves están resaltadas con relieves. Dos vanos son ventanas y el central, la puerta de acceso. En la planta alta se abren también tres vanos, con arcos del mismo tipo y sendos balcones, cuyos voladizos se apoyan sobre ménsulas de piedra. Hay que destacar la artística barandilla del pretil de su azotea.
En la calle Clavel encontramos una casa de estilo típicamente gibraltareño. Consta de dos plantas y lo más significativo de ella es el balcón central cubierto con una especie de marquesina de hierro fundido con dos arcos de medio punto sostenidos por tres delgados pilares, con una fina decoración de calados en el metal. También es reseñable su puerta de acceso con arco de medio punto, con molduras en él y en sus jambas, de clara procedencia gibraltareña igualmente. Como ya he comentado antes, este tipo de arco no es muy habitual en la arquitectura linense. Su origen se halla en la arquitectura italiana.
En esta misma calle se levanta un bonito edificio de dos plantas. En su planta baja se abren cinco vanos; el del medio, la puerta de acceso, se cierra con un arco escarzano, los otros cuatro están adintelados, adornados por un friso con fina cornisa, en cuyo centro destaca una especie de penacho en relieve, los vanos están ribeteados por pilastrillas de fuste acanalado terminadas en pequeños modillones.
La planta superior consta también de cinco vanos, con la misma decoración, pero con arcos escarzanos y cornisas mixtilíneas. En el vano del centro se halla un mirador de madera, apoyado sobre ménsulas de piedra. Los antepechos de todos los vanos son de elaborada rejería. La parte superior de la fachada está decorada con una cornisa apoyada sobre pequeños modillones y sobre ella discurre la balaustrada de su azotea, con florones sobre pilastras.
En 1939 se construyen el chalé de Amato, actual sede de la Universidad de Menéndez Pelayo. Es un edificio de estilo racionalista, aunque modificado a principios del presente siglo. Consta de dos plantas y un ático. Muestra las características típicas de este movimiento arquitectónico que eliminaba de las fachadas de los edificios cualquier elemento ornamental, por ser considerado superfluo; de tal manera que prima las líneas rectas en los vanos, sin molduras ni otros elementos decorativos, si exceptuamos los alféizares de las ventanas, con pequeñas molduras escalonadas. Consta de varios vanos adintelados rectangulares en vertical y de una amplia terraza.
En 1944 se inaugura la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, situada en la barriada de la Atunara. Consiste en un edificio de planta rectangular, en su fachada destacan los gruesos contrafuertes, los óculos y sobre todo la portada, formada por gruesas pilastras adornadas con cornisas de sección escalonada, coronadas con pináculos; sobre la puerta de entrada, de típico arco escarzano, se alza una hornacina, donde se halla la imagen de la advocación titular del templo, flanqueada por dos pilastras con cornisas, rematada por una cornisa mixtilínea partida, con florones a cada lado. Según los entendidos en arte, esta iglesia está influida por el estilo clasicista desarrollado por el gran arquitecto italiano Andrea Palladio (1508-1580). La techumbre de su interior imita las cuadernas de una embarcación.
En la calle Real nos encontramos un edificio de mediados del siglo XX, de dos plantas. En su fachada se abren tres vanos consecutivos, con antepechos de balaustres los laterales y con un balcón con antepecho de rejería, cuyo voladizo carece de ménsulas de apoyo, en el centro. Estos vanos están enmarcados entre molduras lisas, con una cornisa sobre su dintel. Semejantes a estos vanos son los dos que flanquean el mirador de la derecha. Es de mampostería y su antepecho tiene dos pilastras y rejería. En él se abren tres vanos adintelados sin molduras. Toda la parte superior de la fachada está adornada con cornisas y un friso con molduritas en forma de cadenetas. Sobre la cornisa discurre la balaustrada de la azotea; el mirador está coronado por una barandilla de rejería.
En la plaza de la Constitución se levanta un edificio de los años cincuenta o principios de los sesenta, modificado en la actualidad. Consta de tres plantas, la planta superior tiene achaflanada sus esquinas, y en ella originalmente se abrían sendos balcones con antepechos semicurvos; en la planta segunda, en cada esquina sobresalían sendos miradores con antepechos también semicurvos. En el paramento recto se abren en las dos plantas superiores dos ventanas adinteladas en cada una de ellas y en medio destaca una gran celosía vertical de mampostería, coronada por un copete. En la reforma actual se han eliminado los miradores y los balcones de los extremos y se han sustituido por otros de estilo funcional acristalados y en ángulo recto, que desentonan con respecto al estilo del edificio.
Las parroquias de Pío X y de San Pablo se erigieron en los años sesenta del siglo XX. La Iglesia de San Pablo dispone de una esbelta torre en el lado izquierdo en la que se abren algunas ventanas. Sus aristas se encuentran resaltadas por molduras y el campanario, en el que se abren los vanos de las campanas sobre una cornisa, también está adornado con molduras; está cubierto con un tejado de tejas. La fachada principal muestra el perfil de un techo cubierto a dos aguas, de ahí su silueta triangular; en la parte superior se abre un gran óculo rodeado de molduras. La portada se halla enmarcada por pilastras adornadas con molduras, sobre las que discurre la cornisa que sirve de apoyo a dos semipináculos y a un copete alabeado, en cuyo centro se levanta la moldura de una cruz.
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