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Lo que el virus nos dejó

Balance de los dos años de covid en el Campo de Gibraltar

La hostelería y los comercios comienzan a levantar el vuelo tras los peores momentos de la pandemia, aunque se ven amenazados por los efectos de la guerra en Ucrania

Aunque muchas pymes echaron el cierre, se han quedado la transformación digital, la venta online y una mayor organización

Un cartel que advierte de la obligación de llevar mascarilla en el centro de Tarifa. / Erasmo Fenoy

Hace dos años nadie se esperaba lo que se avecinaba. El Gobierno anunció el 14 de marzo de 2020 la declaración del estado de alarma durante 15 días, con un confinamiento domiciliario y la paralización de toda la actividad no esencial. Las restricciones se fueron prorrogando hasta que la desescalada comenzó en mayo y con ella, la denominada nueva normalidad. Durante esos dos meses la vida se paró para todos, pero especialmente para los sectores del comercio y la hostelería, que dejaron de tener ingresos durante todo ese tiempo y se perdieron campañas tan importantes como la de Semana Santa y las primeras ferias del Campo de Gibraltar.

Pero este no sería el fin de las restricciones. La cancelación de todas las fiestas programadas de 2020 -y luego de 2021-, límites de aforos y horarios, un nuevo estado de alarma en octubre y el cierre de municipios por el aumento de las tasas de incidencia a principios de 2021 provocaron el cierre del 8,8% de las sociedades del Campo de Gibraltar en todos los sectores.

Poco menos de dos años después, con el fin de la sexta ola, comercios y restaurantes estaban comenzando a levantar cabeza, pero ahora una nueva crisis provocada por la invasión rusa de Ucrania amenaza con perjudicar a pymes y autónomos con una subida de las materias primas como el combustible o los aceites vegetales, que ya están encareciendo los productos. Además, ahora toca devolver los créditos ICO que fueron concedidos para paliar los efectos de los peores momentos de la pandemia.

A pesar de este escenario, tiendas y establecimientos de hostelería han conseguido salir adelante a través de la reinvención, con varias cosas que han llegado para quedarse. Por ejemplo, la transformación digital de las pymes, la venta online y bajo pedido, el aumento de las reservas en restaurantes por encima de la improvisación cuando se sale a almorzar o cenar o el aumento de la venta de comida para llevar.

Preparativos para reabrir los bares y restaurantes en mayo de 2020. / Erasmo Fenoy

La mayor parte de pequeños empresarios ha aguantado estos malos momentos tirando de ahorros, pero hay algunos que no han podido seguir adelante y se han quedado por el camino. Otros se han armado de valor y han puesto en marcha nuevos negocios. De hecho, hasta finales del pasado mes de enero, en la comarca había activas 6.692 sociedades, solo 58 menos de las había en diciembre de 2019 (6.750), antes de que se registraran los primeros contagios y comenzara el periodo de restricciones que derivó en una fulgurante crisis económica.

El impacto de la pandemia hizo perder a la comarca 600 empresas en tres meses

El impacto de la pandemia hizo perder a la comarca 600 empresas en tres meses. Pasó de tener 6.750 en diciembre de 2019 a quedarse con 6.150 al final del primer trimestre de 2020, un 8,8% menos. El mayor golpe lo recibió entonces el sector servicios, que vio cómo se extinguían 476 sociedades del Campo de Gibraltar.

Un mimo se quita la mascarilla en La Línea. / Erasmo Fenoy

Ahora, esas cifras han mejorado. Respecto a mayo de 2020, cuando la actividad comenzó a recuperarse, el número de compañías ha crecido un 5,55% (había entonces 6.320). Esta tendencia al alza se comprueba también en la comparativa interanual: entre enero de 2021 y 2022 la comarca creo 327 empresas (+4,8%).

Esta mejoría quedó patente en el balance anual de la Cámara de Comercio del Campo de Gibraltar de 2021, que arrojó cifras positivas en el número de empresas constituidas y apoyadas a través de sus servicios de emprendimiento y creación de empresas. El año pasado, a través del punto telemático de atención al emprendedor, se constituyeron 80 empresas, casi un 40% respecto a 2020.

Sensaciones

Detrás de las cifras hay empresarios y autónomos que en todo este tiempo han perdido ventas al decretarse restricciones en periodos de rebajas y la cancelación de fiestas. Los restaurantes también perdieron facturación cuando se pusieron restricciones de horarios -al perder las cenas-, se cancelaron reservas según iba aumentado la incidencia del coronavirus o se comenzó a pedir el certificado Covid. Otro sector muy perjudicado ha sido el de las agencias de viajes, que ya comenzó a sufrir cancelaciones en marzo de 2020, cuando comenzaron a llegar noticias de la situación provocada por el coronavirus en el norte de Italia, y desde entonces no han vuelto a recuperar la cifra de viajes al extranjero que se vendían.

David García Haro, de la Asociación de Hostelería de Algeciras (Hosteal), pone en la balanza lo malo, pero también lo bueno, que ha dejado la pandemia. “Lo negativo es que esto se ha llevado a mucha gente por delante. Lo positivo es que ahora tenemos una mejor organización porque a la gente se le ha puesto normas en temas de reservas, comensales en mesas y demás”.

David García Haro

La crisis de verdad va a venir ahora con la guerra de Ucrania

“Nos ha costado mucho levantar los dos meses que estuvimos cerrados y luego el tiempo que estuvimos con restricciones, cerrando a distintas horas, y no nos dejaron trabajar aunque nos seguían cobrando todo lo que podían y más. Muchos se apoyaron en los créditos ICO, que ahora hay que pagarlos. La crisis de verdad va a venir ahora con la guerra de Ucrania, que aunque parece que está lejos nos está afectando con la subida de precios de cosas comunes como el aceite”, indica uno de los responsables de Hosteal.

Precisamente a raíz de la pandemia se organizó esta nueva asociación de la hostelería algecireña. “Llevábamos dos años Alberto Taja, Alberto Menéndez y yo dándole vueltas a la asociación y por estos problemas pudimos sacarla y nos hicimos fuertes ayudándonos unos a otros. Apymeal ya existía y de forma conjunta hemos organizado rutas de tapas, que no existían, y ha servido para hablar entre nosotros y para que haya más comunicación”, explica García.

Un camarero lee con su móvil el certificado covid de un cliente hace unas semanas. / Jorge del Águila

Para el representante de Hosteal, los momentos más complicados para la hostelería llegaron con las restricciones horarias. “Fue una barbaridad. Creo que era necesario, porque controlar el ocio nocturno era complicado, pero ha sido el mayor azote de la hostelería. Y el pasaporte Covid fue un cachondeo que se impuso a la hostelería al tener que hacer de policía. Era un sinsentido que se pidiera a los clientes y no a los empleados. Si lo querían controlar tanto tenían que haberlo puesto en todos lados, no solo en bares y restaurantes, ha sido un castigo”.

David García teme que a pesar de estar levantando ya cabeza, la sequía y el aumento de precios provocado por la invasión rusa de Ucrania va a volver a afectar al sector. “La hostelería es un lujo y es lo primero que se quita una persona cuando no tiene para llenar la nevera. Ahora se va a notar la crisis a largo plazo. Todo va a ir subiendo y se repercutirá al cliente, que ya verá si sale a tomarse algo”.

Santiago Macías

Se ha demostrado que la hostelería no era culpable del virus

En La Línea, el presidente de la Asociación Linense de Autónomos de Hostelería (Alaho), Santiago Macías, destaca la hermandad entre bares y restaurantes de la ciudad desde antes de la pandemia, reforzada durante los malos momentos. Macías reconoce que ahora el sector está mostrando su mejoría y lamenta que haya sido el foco de la mayor parte de las restricciones. “Se ha demostrado que la hostelería no era culpable del virus. Todas las pegas que no pusieron no han servido para nada, solo para que perdiéramos dinero y se perdieran puestos de trabajo. Cuando se cerró el ocio nocturno la gente se iba a sitios clandestinos. Se ha comprobado que el problema no era la hostelería, sino que era un problema a nivel general. Hemos sido quizás el sector que más ha sufrido la pandemia. El tiempo nos ha dado la razón, nos pudieron la espada de Damocles injustamente”, lamenta.

Macías también coindice en que ahora se avecinan de nuevo tiempos difíciles. “Acabamos una y nos metemos en otra. Estábamos prácticamente en números normales después de dos años, como antes de la pandemia, pero el tema de la guerra nos va a afectar otra vez en breve. Por lo pronto ha subido la luz y están en alza todos los productos y tampoco podemos repercutir a los clientes la subida. El margen de beneficios va a ser menos y a ver cómo lo podemos solventar”, destaca.

Un dependiente con una pantalla de plástico, usada en los primeros meses de la pandemia. / Erasmo Fenoy

La hostelería linense ha aguatando por lo general los peores momentos y son pocos los que han cerrado. No tanto así en el sector comercial. Rosa Denis, presidenta de la Asociación de la Pequeña y Mediana Empresa de La Línea (Apymell) ha lamentado que muchos comercios no han aguantado y que a los locales vacíos que había en el centro de la ciudad antes de la pandemia se han unido otros en los últimos meses.

Denis hace un repaso de la situación de los últimos meses. “Cuando abrimos el 25 de mayo de 2020 después de dos meses notamos que había ganas de comprar, pero ya estábamos acostumbrados a otra vida, como comprar online, y eso se ha quedado. En dos años hemos estado cerrados entre el primer confinamiento y los cierres por la alta incidencia casi ocho meses. Y los meses que hemos estado abiertos a medio gas…”, explica.

La situación del comercio en Algeciras ha ido algo mejor. Aunque cerraron algunos comercios, se han ido produciendo otras nuevas aperturas que han compensado esa pérdida de negocios en el centro de la ciudad. Paca Ríos, presidenta de la Asociación de la Pequeña y Mediana Empresa de Algeciras (Apymeal) siempre se ha amparado en una frase para resumir la “injusticia” de que tuviera que encerrar el comercio no esencial. “Todos somos esenciales”.

El Centro Comercial Abierto, gestionado por Apymeal, y la Asociación Comercio Tradicional Casco Histórico han ido organizando distintas actividades para atraer al público en momentos complicados que han obtenido la respuesta de la ciudadanía.

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