Borja Jiménez a su cuadrilla: "A este toro le voy a cortar las dos orejas, pero me va a coger. Estad atentos"
SAN FERMÍN 2024
La intención del sevillano es reaparecer en La Línea de la Concepción con la corrida de Victorino, aunque su apoderado lo ve "muy complicado"
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Algeciras/"A este toro le voy a cortar las dos orejas, pero me va a coger. Estad atentos", advirtió Borja Jiménez a su cuadrilla cuando se acercó al callejón de la Monumental de Pamplona para tomar el estoque y pasaportar a un gigante de La Palmosilla de 630 kilos, astifino como un bisturí. Minutos después, se cumplió el vaticinio. Sus banderilleros tuvieron que coger al sevillano en brazos para transportarlo a la enfermería tras ejecutar la estocada letal y arrebatada que le brindó, al precio que fuera, el primer gran triunfo de estos Sanfermines: dos orejas bien caras. Eso sí: Jiménez se mantuvo en pie ante al toro hasta el momento de verlo doblar mientras la sangre que le brotaba del muslo empapaba la taleguilla de tabaco negro y oro.
Fue operado por el cirujano Ángel M. Hidalgo en la enfermería de la plaza de una “herida por cuerno de toro en el muslo derecho con lesión penetrante en el triángulo de Scarpa, disecando la arteria femoral y penetrando de forma transversal hasta la parte externa de muslo".
Esta mañana de lunes, a pesar del tabaco y de haber atropellado la razón, Borja Jiménez estaba feliz mientras los médicos del Hospital Universitario de Navarra autorizaban su traslado a planta. Ha pasado la noche en observación, sin fiebre y ha desaparecido el peligro de sufrir una trombosis a causa del tremendo destrozo muscular. La cornada es muy extensa, pero limpia. Coincidiendo con la llamada de Europa Sur, el torero pedía dos deseos: que le dieran un sedante que le permitiera dormir cinco o seis horas y algo de desayunar. "Tener hambre siempre es buena señal", apuntaba su apoderado, el espada retirado Julián Guerra.
Su intención es reaparecer en La Línea de la Concepción en once días el viernes 19 de julio, donde está anunciado con una corrida de Victorino Martín en solitario. Su apoderado considera "muy complicado" que pueda hacer este paseíllo, pero Borja Jiménez ha pedido de margen hasta el martes o miércoles de la próxima semana para tomar la decisión definitiva. "Ahora sigue con el subidón de adrenalina", valora Guerra, que conoce bien el oficio. "Nos dejó el corazón helado cuando nos pidió disculpas y nos dijo que ese toro le tenía que coger, entre otras cosas porque esa vehemencia no es típica de él".
"La traca estaba esperando su turno y su turno era lo que Borja y Capitán fuesen capaces de desarrollar en el fin de fiesta. Era con sus 630 kilos de carne y osamenta el toro de más romana de la corrida y ahí tenía Borja la posibilidad de ganar la partida y agrandar su horizonte", escribió en su crónica Luis Carlos Peris. "Y con las dos orejas conquistadas, Borja pincha arriba y en vez de afligirse, se enrabieta y se tira a morir matando en el hoyo de las agujas del toro. Y la verdad de una fiesta en que se muere de verdad hizo que Borja cambiase la gloria de la puerta grande por la de la enfermería".
Ahora, mientras el de Espartinas se recupera a contrarreloj, las visitas se acumulan en el Hospital Universitario de Navarra: amigos y partidarios que se interesan por su evolución y le dan la enhorabuena. Entre ellos, el ganadero de Tarifa, Javier Núñez. El capotillo de San Fermín, una vez más, ha salvado a un torero en la plaza que amó Hemingway.
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