Los 'brillantinas' vuelven a la acción
Un grupo de veteranos paracaidistas del Campo de Gibraltar crea una asociación comarcal y de voluntarios Algunos se preparan para volver a saltar 30 años después

"No se puede contar lo que se siente cuando te tiras en paracaídas. Hay que vivirlo". "Desde que recoges el paracaídas tienes el gusanillo, cuando ves la cara de emoción de tus compañeros te animas y cuando suena la alarma en el avión quieres salir. Es una sensación de libertad y entusiasmo". Son palabras de Francisco León y David Fosela, veteranos paracaidistas de Algeciras, que junto a otros 24 de los municipios de Algeciras, La Línea, Los Barrios, Puente Mayorga e incluso Alcalá de los Gazules, han constituido la asociación de Veteranos Paracaidistas del Campo de Gibraltar.
Este colectivo nace de la motivación de un grupo de Caballeros Legionarios Paracaidistas (CLP) con el fin de fomentar los valores que en su día recibieron en el Grupo de Artillería Paracaidistas (Bripac).
Ambos señalan que en la comarca hay entre 200 y 300 paracaidistas voluntarios. Tanto Fosela, presidente de la asociación; como León, secretario; estuvieron 20 meses -su servicio militar -en la Brigada Paracaidista, formada por tres banderas, un grupo de artillería y un grupo logístico cuya base está en Alcantarilla (Murcia). Una época dura, pero llena de compensaciones. Ahora sus profesiones no tienen nada que ver, uno es transportistas y el otro trabaja en Correos pero sus vidas siempre han estado relacionadas con la Brigada Paracaidista manteniendo contactos con veteranos de varios puntos de España.
Algunos de la comarca se plantean volver a saltar. Para ello están manteniendo contactos con centros de Málaga, Córdoba y otras asociaciones, si bien se exigen unas características y requisitos que no todos cumplen, especialmente el peso. "Sigo haciendo deportes de riesgo y hago submarinismo por lo que espero saltar más", indica el presidente del colectivo. No es el caso de León, cuyo peso ya no le permite experimentar la "sensación de libertad total".
Ambos recuerdan que antes de saltar tuvieron que pasar un entrenamiento bastante duro de tres meses, después un curso en la escuela de paracaidismo para aprender a caer en posiciones y el manejo del equipo. "A las dos semanas subíamos al avión y realizábamos seis saltos y cuando se completaba obteníamos el título de Cazador Paracaidista", aclara León.
El veterano paracaidista recuerda la anécdota de un compañero al que no se le abrió el paracaídas. "Al salir del avión se quedó enganchado al mismo. Dejó caer el equipo y finalmente, otro compañero se tiró con él. De todos modos tenía el paracaídas de pecho. No le pasó nada. Esto ocurre una de 500 veces", apunta.
Tras la instrucción, el siguiente paso era el destino, bien en Canarias o Alcalá de Henares (Madrid) a una de las banderas o grupo de artillería de la Brigada.
"Queremos continuar con el espíritu de disciplina que nos inculcaron en la brigada. No queremos un régimen militar pero sí esa ayuda y compañerismo, especialmente en estos tiempos en los que tanta gente lo está pasando mal", añade David Fosela.
Miembros de la asociación asistirán con sus familias al encuentro de veteranos paracaidistas que se celebrará este verano en Paracuellos del Jarama (Madrid) una actividad que se realiza cada dos años. Se trata de tres días de reencuentros y anécdotas entre estos caballeros legionarios a los que ahora también se han sumado muchas mujeres, que son damas y cuya uniformidad pueden elegir entre falda o pantalón.
"A nosotros nos llamaban los brillantinas porque nuestra uniformidad siempre era de gala", recuerda León, quien muestra orgulloso su boina negra y su roquisqui (emblema del Ejército de Aire).
Tras constituirse la asociación y presentar los estatutos, los veteranos se han presentado en algunos ayuntamientos de la comarca y en asociaciones para prestar su colaboración en temas de voluntariado. Cuentan con su propio escudo donde aparece la bandera española, andaluza y del Campo de Gibraltar. También es importante para ellos la uniformidad. Están a la espera de recibir diferentes polos para distintos actos, ya que cada uno tiene su propio uniforme.
"Hemos colaborado en la limpieza de fondos marinos y en la recogida de alimentos y ropa con varios colectivos", indica Fosela, quien señala que esperan que la asociación se convierta en un punto de encuentro y centro de referencia para intercambiar y compartir conocimientos y experiencias.
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