Una candidatura 100x100 gaditana
Al sur del Sur
"Pensamos que a lo mejor nuestro modelo se puede replicar al conjunto de la provincia", reflexiona Javier Vidal (La Línea 100x100) con la mirada puesta en las elecciones municipales de 2027 y, quizá también, en las generales y andaluzas
Bajo la hojarasca y más allá de los dimes y diretes de la actual coalición de gobierno que comanda la Diputación de Cádiz, la certera y oportuna entrevista realizada por Paco Sánchez Zambrano a Javier Vidal -publicada en estas páginas el pasado 1 de octubre- contenía una clave a la que conviene seguir la pista. El vicepresidente de la institución provincial en representación de La Línea 100x100 y mano derecha (o izquierda, que tanto da) de Juan Franco se pronunciaba de esta forma respecto a la posible concertación de varios partidos locales, todo ellos con sentimiento gaditano, en una sola lista electoral. Atentos:
“Hay otros partidos 100x100, como en San Roque, Los Barrios, Algeciras... y mantenemos muy buenas relaciones con partidos independientes que están gobernando ahora en Tarifa, Conil, Chipiona, Arcos, etc. Digamos que La Línea 100x100 ha llamado la atención por nuestra forma de cambiar las cosas, por estar en la Diputación, por sentirnos gaditanos, y pensamos que a lo mejor nuestro modelo se puede replicar al conjunto de la provincia. Como le he dicho antes estoy cansado de políticos profesionales y de debates que no nos aportan nada. A mí me preocupan más los atascos en La Línea, los problemas en los accesos al Puerto de Algeciras, la frontera con Gibraltar, el abandono industrial en toda la provincia, que no exista un plan de reindustrialización serio, o que no se impulse más a una comarca con tanto potencial como es la Sierra de Cádiz. Quedan aún tres años para las elecciones municipales, no hemos tomado aún una decisión pero estamos hablando con muchos partidos. El municipalismo existe, es un movimiento muy fuerte y estoy convencido de que el modelo que representan el PP y el PSOE está caduco en esta provincia. Y no digamos ya el de los partidos de extrema izquierda y de extrema derecha. A la provincia de Cádiz nadie la escucha porque todos los políticos profesionales tienen por encima un partido y no pueden anteponer los intereses de su pueblo a los de sus siglas. A los políticos de los partidos tradicionales les falta valentía y a esta provincia le falta un partido al que no le importe estar molestando a los que gobiernan en Madrid y en Sevilla”.
Buena parte del electorado sintoniza, sin duda, con la letra y la música esbozadas por Vidal; otra cosa es dar forma a un experimento que, si no se ha llevado antes a la práctica ha sido por el temor a que naufragase por no tener bien ensambladas las cuadernas. Para ir rápido, mejor ir solo, pero para llegar lejos hay que hacerlo en buena compañía.
La experiencia de Teruel Existe es un referente a tener en cuenta, por sus aciertos y sus deficiencias. Surgido en 1999 como plataforma ciudadana, a partir de demandas como la mejora del ferrocarril -¿les suena?-, se constituyó como partido diez años más tarde. Alcanzó su punto cumbre en 2019, cuando logró uno de los tres escaños al Congreso por su circunscripción y dos senadores, aunque los perdió en 2023. Para más señas, en la cita electoral de ese año, ninguna de las formaciones representantes de la España vaciada por las provincias de Salamanca, Palencia, León, Valladolid, Burgos, Asturias, Soria, Zaragoza y Huesca logró tampoco escaño en la Cámara Baja.
Falta poner aún mucha brea y estopa para que la coalición gaditana de partidos vea la luz sin hacer aguas. Intenciones y tiempo hay por delante: si el calendario electoral mantiene su cadencia, los siguientes comicios andaluces se celebrarían en 2026 y las generales y municipales, un año más tarde. Sus impulsores se ven con margen para conformar una organización, una estrategia y un programa electoral. Punto y aparte es elegir a los mejores socios. Nada fácil, como lo demuestra el reciente amago de resucitar Algeciras 100x100 a manos de un desconcertante grupo de personas que, más que presentarse como una alternativa política con perfil propio, parecieran teledirigidos con la única misión de rescatar el partido para dinamitarlo a posteriori desde dentro o para servir como mero comodín de un tercero. Una cosa es huir de los políticos profesionales y otra muy distinta depositar la confianza en advenedizos o en personajes rebotados de los partidos tradicionales.
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