El clan del futbolista celebra su puesta en libertad con una gran fiesta en el Zabal
Lucha contra el narco
José Antonio Cortés Merino y los veinte presuntos miembros de su banda bebieron champán de 3.000 euros la botella y lanzaron cohetes en El Zabal
Gran malestar en la Guardia Civil por la decisión del Juzgado nº 3 de La Línea, tomada con la oposición de la Fiscalía
Algeciras/El ex futbolista José Antonio Cortés Merino y los veinte presuntos miembros de su banda detenidos el pasado mes de diciembre por su relación con un alijo de 1.750 kilos de hachís en La Línea están desde ayer en libertad bajo fianza de 6.000 euros cada uno de ellos tras pasar tres meses en prisión.
Los presuntos integrantes del llamado clan de los futbolistas tenían motivos para celebrar su salida a la calle. Su puesta en libertad comenzó a festejarse nada más abandonar la prisión algecireña de Botafuegos, donde les esperaban amigos y familiares.
Luego montaron una fiesta durante toda la madrugada en una nave industrial del barrio del Zabal (La Línea), en el Camino del Burgo, en la que corrió champán de la mejor marca, a razón de 3.000 euros la botella, además de lanzar cohetes. Los vecinos cercanos dan fe de que apenas si pudieron dormir.
La puesta en libertad con cargos de los supuestos narcos ha sido tomada por el titular del Juzgado de Instrucción nº 3 de La Línea, con la oposición de la Fiscalía. La decisión ha generado un profundo malestar entre las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, muy especialmente en la Guardia Civil, que durante varios meses hizo un minucioso seguimiento a la banda para desbaratar sus planes.
Ex futbolista de la Balona, Algeciras CF y San Fernando (y presentado por el Europa de Gibraltar), José Antonio Cortés Merino fue detenido a mediados de diciembre como responsable de una organización dedicada al tráfico de hachís en el marco de la denominada operación Cansinos, iniciada el pasado mes de septiembre. Los 21 miembros del clan fueron apresados en Manilva, donde el jefe de la organización poseía un chalé.
Los miembros del clan huyeron hasta allí a bordo de una embarcación con tres motores de 350cv tras haber sido descubiertos desembarcando fardos en la playa de Borondo, en San Roque. La Guardia Civil aprehendió in situ un total de 57 fardos de arpillera, que contenían 1.750 kilogramos de hachís.
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