Los costes de las obras suben un 22% en tres meses y amenazan la viabilidad de las constructoras
Economía
Las empresas del sector amagan con dejar obras sin terminar o no presentarse a los concursos públicos si no se actualizan los precios de los materiales
El acero, la madera o el vidrio experimentan aumentos por encima del 50% en un año
En las oficinas de cualquier empresa constructora del Campo de Gibraltar, los últimos meses transcurren haciendo números constantemente. Y no cuadran.
Materiales básicos para las obras como el acero, la madera o el vidrio y cemento así como los productos de construcción tienen precios por las nubes desde hace aproximadamente medio año. Una situación que está empujando a buena parte de las constructoras a un escenario preocupante. Especialmente para cumplir de forma viable con los contratos de obras públicas, cuyos precios se calcularon por parte de las administraciones en un contexto totalmente diferente, tal y como advierte la Federación Andaluza de Empresarios de la Construcción (Fadeco).
El sobrecoste estimado por un reciente informe de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), elaborado mediante una encuesta sobre más de 300 empresas, cifra el alza de los costes de construcción en un 22% de media entre la edificación y la urbanización de terrenos solo de junio a septiembre de este año. El contexto alcista comenzó hace aproximadamente un año, por lo que el incremento comparativo sería aún mayor.
Con este panorama, el sector amaga con dejar obras sin terminar o, directamente, con no presentar ofertas en los concursos públicos al no ser económicamente rentables. "La preocupación es máxima. La inflación en los materiales nos está afectando de una manera drástica desde junio de 2021 sin que por el momento se hayan tomado medidas para amortiguar el impacto en nuestras empresas por parte de la administración. Los precios en los pliegos de condiciones están totalmente desfasados", reconoce a Europa Sur Jorge Fernández Portillo.
Portillo es el secretario de la Federación Provincial de Agrupaciones de Empresarios de la Construcción de Cádiz (FAEC) y secretario general de la Federación Andaluza de Empresarios de la Construcción (Fadeco). Estos colectivos empresariales agrupan a las dos grandes patas en las que se sustenta el sector del ladrillo, constructores y promotores inmobiliarios.
Para los primeros, el alza de las materias primas y materiales les afecta de lleno tanto para la ejecución de obras públicas como contratos privados para inmuebles residenciales. A los promotores inmobiliarios, los sobrecostes también afectan, aunque en su caso en el ámbito de las viviendas.
La mayor parte del aumento de costes radica en un mercado de suministros básicos que atraviesa una escalada de precios con pocos precedentes. La Asociación Nacional de Constructores Independientes (ANCI) elaboró un informe con datos comparativos entre junio de 2020 y el de este año. En doce meses, el acero y el aluminio se han encarecido en un 81,57%; el cobre en un 77,6% y la madera en un 49,36%.
La energía también cuenta. El petróleo y derivados han elevado su precio interanual en un 188,64%, lo que afecta a la logística pero también a productos bituminosos como el asfalto para las carreteras o los aislamientos. Y la energía eléctrica lo ha hecho en 37,9% de junio a junio. A día de hoy, estos porcentajes son incluso superiores, según el sector. Los materiales suponen aproximadamente el 37% del valor del coste de una obra civil, a los que hay que sumar la energía, transporte, salarios y otros conceptos.
El subidón de precios encuentra explicación en una serie de factores que se han unido formando una suerte de tormenta perfecta: un tirón mundial de la demanda de materias primas, desbocada por los estímulos a la construcción y la recuperación económica tras la fase más dura de la pandemia, junto con una oferta de producción aún débil, lejos de recuperarse de los estragos que ha provocado la pandemia de la Covid-19 en las fábricas de todo el mundo.
También contribuyen el incremento en los precios del transporte marítimo de mercancías y los recortes de suministro por las asimetrías en las rutas comerciales y la reducción de contenedores disponibles. El encarecimiento de la energía e, incluso, las propias estrategias comerciales de los países productores de materias primas son otros de los factores.
Tras percibirse en los mercados los primeros picos de precios y retrasos en las entregas, los intentos por acopiar más material no han hecho otra cosa que lanzar más leña al fuego. La propia Confederación Nacional de la Construcción apunta en un informe del pasado octubre que el 75% de las empresas del sector ha sufrido desabastecimiento en los últimos tres meses. Principalmente, madera, aluminio, acero y PVC. Y cuando llegan, son más caros que hace apenas unas semanas.
Obras públicas sin licitadores
La escena de presupuestos que no cuadran una vez iniciado el tajo es común estas semanas en las constructoras y promotoras de toda la provincia y del resto de Andalucía, apostilla Jorge Fernández, lo que está provocando ya los primeros problemas de solvencia y capacidad financiera de calado en el seno de estas empresas.
Además del desabastecimiento que incide en retrasos (e igual a más costes), el sobreprecio de las obras públicas "los están soportando los contratistas" ante las dificultades para revisar los contratos firmados con las administraciones.
En el Campo de Gibraltar, dos ejemplos de concursos desiertos han afectado de lleno a los plazos de proyectos emblemáticos en Algeciras y La Línea. En Algeciras, el proyecto del Centro de Interpretación Paco de Lucía quedó desierto dos veces entre el verano y octubre por el incremento del precio de los materiales de construcción, por lo que se tuvo que redactar un nuevo pliego con mayor importe. El presupuesto pasó de 1.230.875,58 euros a 1.355.149,02 mientras que Europa apremia con los plazos de ejecución por aportar financiación a la iniciativa.
Y en La Línea, sucedió otro tanto con las obras de remodelación del Estado Municipal, donde el Ayuntamiento ha tenido que recurrir a modificaciones de sus planes de financiación con la Diputación para hacer frente a la situación.
"Un constructor lo último que quiere es parar las obras o no presentarse a un concurso. Pero la situación se hace insostenible y las puertas para buscar una solución están cerradas. Si la recuperación económica tras la pandemia pasa por las constructoras, que ponen en pie depósitos de agua, hospitales, viviendas sociales o carreteras, debe haber una solución", insiste Fernández.
Jorge Fernández Portillo (Fadeco)
"La situación se hace insostenible y las puertas para resolverla están cerradas"
¿Qué propone la patronal? Una revisión de las tablas de precios con los que los técnicos de los gobiernos locales, regionales o incluso de entidades estatales elaboran los proyectos de infraestructuras públicas y mayor facilidad para modificar los contratos en marcha.
Fadeco apunta que el procedimiento para la revisión de precios de un contrato público tropieza con las exigencias de la Ley de Contratos del Sector Público, en conexión con la Ley de Desindexación, que en la práctica impiden la revisión de la mayoría de los contratos. El colectivo empresarial demanda como una necesidad una modificación legal que posibilite la inclusión de cláusulas revisoras. "En Galicia ya hay un borrador de normas para compensar a los contratistas", apostilla Fernández.
"Es cierto que existe el factor del riesgo y ventura, pero también es cierto que están saliendo a licitación proyectos redactados hace un año. Deben adoptarse medidas", recalca.
En este sentido, Fadeco aboga por artículo 205.2.b) de la Ley de Contratos del Sector Público que hace referencia a la posibilidad de modificación de los contratos públicos por circunstancias sobrevenidas.
Subida del precio de la vivienda
La vivienda conforma el otro gran frente de preocupación en la patronal de los constructores. Hay demanda inmobiliaria. Tras años de frenazo en seco, el horizonte de las ciudades vuelve a contar con las grúas como parte del paisaje.
En el caso de las construcciones residenciales, el sobrecoste está siendo asumido generalmente a medias entre los promotores inmobiliarios y los constructores, según explica el secretario provincial de FAEC.
Los costes de construcción en edificación residencial han subido un 7,7% interanual hasta junio de 2021 frente al descenso del 3,8% que registraron en el año 2020 por la pandemia. Ello se traduce en un aumento de precios medio del 9,6% en tan solo seis meses, según un informe del Grupo ACR.
"Esta situación puede provocar también un alza del precio de la vivienda. Dependerá de lo que dure el contexto de inflación de precios", explican desde la organización empresarial de las constructoras de la provincia.
Quienes hayan firmado un contrato de compraventa de un piso o una casa pueden estar tranquilos, salvo que ahora deseen hacer cambios sobre lo firmado en las tradicionales mejoras que se suelen ofertar durante el proceso de construcción. Elegir unas puertas diferentes o un suelo de mejor calidad del previsto en el proyecto puede tener un coste añadido superior en estos momentos. O incluso no llegar a tiempo de que sean instalados dentro del plan de obra.
"El impacto del actual contexto de precios se verá especialmente en el lanzamiento y comercialización de nuevas promociones", estima Fernández. En las constructoras y promotoras se siguen haciendo números.
Las pymes también sufren los sobrecostes
Reformar un cuarto de baño o cambiar el suelo del salón también es más caro hoy que hace un año. Las pymes y autónomos de la construcción acusan igualmente el escenario de precios al alza en los materiales de obra.
Unos ejemplos bastan, según el mismo informe de la Confederación Nacional de la Construcción: el material de fontanería ha subido un 33,7% desde el verano; los sanitarios otro 20%; la cerámica un 30% y los morteros un 35,2%. El yeso se ha encarecido en un 45% y el material eléctrico en casi un 50%.
Los presupuestos para una obra tienden entonces al alza, si bien la fuerte competitividad en el sector hace que algunas pymes asuman parte del aumento para no descolgarse del mercado.
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