La crecida del río Guadiaro durante la última DANA evidencia la necesidad de la presa del Gibralmedina

La Junta revisa la redacción del proyecto para su construcción antes de remitirlo al Gobierno central antes de que termine el año

El presupuesto asciende a 600 millones de euros tras una modificación para duplicar su capacidad hasta los 100 hectómetros cúbicos

La presa de Gibralmedina, la solución para la sequía que no llega

Fotos de la inundaciones en San Pablo de Buceite por la DANA
El río Guadiaro, a su paso por San Pablo el pasado jueves. / Erasmo Fenoy

Jimena/El paso de la última DANA el pasado jueves por el Campo de Gibraltar ha vuelto a dejar en evidencia la necesidad de que la comarca cuente con una infraestructura como la presa de Gibralmedina, que vendría a recoger agua procedente del entorno de Jimena y del comienzo de la Serranía de Ronda. El jueves fue precisamente en esta zona donde más agua cayó en toda Andalucía, con 83 litros por metro cuadrado recogidos en Jimena, 82,4 en Cortes de la Frontera y 77,6 en Gaucín, que provocaron que el río Guadiaro y sus afluentes aumentaran su caudal.

La presa de Gibralmedina, proyectada en terrenos entre Jimena y Gaucín, vendría a regular el cauce del Guadiaro desde uno de sus afluentes, que se une al río principal cerca de la carretera CA-8200 entre San Pablo de Buceite y San Martín del Tesorillo y de El Esparragal, zona que se anegó este jueves debido a las lluvias y a la crecida del río. Este no fue el único punto afectado, ya que a lo largo de todo el curso, desde San Pablo de Buceite hasta Sotogrande, se llevaron a cabo varios rescates y desalojos preventivos debido a la subida del cauce fluvial. 

Toda ese agua fue a parar al mar, con un caudal que llegó a ser de 1.129,49 metros cúbicos por segundo, en el pico máximo registrado por el sistema automático de información hidrológica Hidrosur, mientras que su caudal medio es de 54,98. El nivel del río llegó a alcanzar a las 15:00 del pasado jueves los 5,27 metros en San Pablo de Buceite, cuando de media está en 1,27 metros.

En un contexto como el actual, en el que según los expertos debido al cambio climático se alternarán largos periodos de sequía con lluvias abundantes de forma puntual debido a la formación de DANAS -fenómeno atmosférico anteriormente más conocido como la gota fría- producido por el aumento de la temperatura del mar, se hace necesaria la construcción de esta infraestructura no solo para almacenar agua, sino también para regular el cauce del río en caso de aumente su nivel, como ocurrió este jueves, o para regular el caudal en periodos de sequía. El Guadiaro, como uno de sus afluentes, el Genal, vienen padeciendo en verano los graves efectos de la sequía, denunciados por los grupos ecologistas desde hace unos años, como el recurrente cierre de la desembocadura en Sotogrande en la época estival. 

El pasado octubre, el consejero de la Presidencia, Interior, Diálogo Social y Simplificación Administrativa, Antonio Sanz, anunció en un desayuno coloquio organizado por Europa Sur y el Propeller Club de Algeciras que la Junta de Andalucía ya había finalizado la redacción del proyecto de la presa de Gibralmedina y que ya estaba en proceso de supervisión por parte de la Dirección General de Infraestructuras del Agua como último paso para su envío al Gobierno de España, previsto antes de que termine este año. Su construcción debería correr con cargo al Ejecutivo central con un importe de unos 400 millones de euros

En todo caso, el horizonte temporal para la finalización de esta faraónica obra es 2037, un plazo muy lejano para colectivos como la Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía (Feragua) que en su documento de alegaciones al Plan Hidrológico del Mediterráneo indica: "Nos parece muy lejano el emplazamiento de la ejecución de la presa de Gibralmedina al horizonte 2037 y pedimos su adelantamiento al horizonte 2027 por los grandes beneficios que generará a los sistemas de abastecimiento, industria y turismo del Campo de Gibraltar, así como para el regadío del Guadiaro".

Las alternativa planteadas para la ubicación de la presa de Gibralmedina.
Las alternativa planteadas para la ubicación de la presa de Gibralmedina.

El proyecto acumula varios retrasos. La presa se planteó cuando la agresiva sequía de los años 90, pero las gestiones no comenzaron hasta 2007, con el inicio del estudio de su viabilidad, concretado en noviembre de 2009, cuando la Agencia Andaluza del Agua anunció que ya contaba con un anteproyecto. En 2019 la Consejería de Agricultura sacó a licitación la redacción del proyecto, que fue adjudicada en 2020 con una duración prevista de 18 meses. Sin embargo, según informa el diario Sur, el proyecto ha sufrido varias modificaciones. El pantano tendrá prácticamente el doble de capacidad de la planteada en principio -45 hectómetros cúbicos- y rondará los 100 hm³. Charco Redondo tiene capacidad para 79,17 y el pantano del Guadarranque, para 83,15.

El importe para su construcción también variará y aumentará de los 239 millones de euros planteados inicialmente a los 400 millones de euros, a los que habría que sumar otros 200 para la acometida de las conducciones para llevar el agua hasta la Costa del Sol, comarca que también se beneficiaría de esta infraestructura. 

Según el pliego de condiciones técnicas, la presa de Gibralmedina tendrá tres objetivos principales: la mejora ambiental del tramo bajo del río Guadiaro, permitir el aprovechamiento de las aguas del río para garantizar el abastecimiento urbano y ambiental mediante su conexión con el canal de Guadarranque –con el apoyo a la Costa del Sol occidental– y atender la demanda de la zona regable de la cuenca del Guadiaro.

El documento recoge la necesidad de la construcción de una presa de regulación en la cuenca del río Guadiaro, "el único río importante de Andalucía que no cuenta con infraestructuras de regulación". "Descartada la posible construcción de una presa en el arroyo de la Platera por razones ambientales, parece ser que la presa de Gibralmedina es la mejor opción. Con la actuación planteada se solventarían los problemas de regulación y abastecimiento de agua tanto para riego en el subsistema como consumo urbano e industrial", indica la Consejería.

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