La desprotección legal amenaza a 259 búnkeres en la comarca
Los investigadores destacan el alto valor histórico de un sistema defensivo que se construyó durante la Segunda Guerra Mundial · La mitad de los fortines que existieron han desaparecido ante el silencio de la administración
En el Campo de Gibraltar existen en la actualidad 259 búnkeres que, construidos durante la primera mitad de los cuarenta, ahora están expuestos a su destrucción sin ningún tipo de protección legal. La expresión en la actualidad se debe utilizar con el máximo rigor, puesto que hoy o mañana alguno de ellos puede acabar convertido en una mole de piedra por el trabajo inapelable e irreversible de la pala de cualquier excavadora.
Esos 259 fortines formaron parte del sistema defensivo contemporáneo de la comarca, en el que se llegaron a registrar 488 elementos. Es decir, sobreviven prácticamente sólo la mitad. El conjunto responde a un plan de blindaje militar desarrollado durante la Segunda Guerra Mundial y que también incluyó la edificación de fortificaciones en Barbate y en Conil. En la franja litoral del río Guadiaro hasta Conil fueron 515, de los que permanecen 271.
"En la primavera de 1939, unos días después de finalizar la Guerra Civil Española, el Servicio de Inteligencia del Ejército de Franco detecta movimientos sospechosos en Gibraltar que hacen temer la preparación de una operación militar anglo-francesa contra el Campo de Gibraltar", explica el historiador algecireño Ángel J. Sáez, director del Instituto de Estudios Campogibraltareños (IECG).
"El 1 de mayo el Estado Mayor del Generalísimo ordena a las autoridades militares del Ejército del Sur (Sevilla) y del propio Campo de Gibraltar que se adopten medidas extraordinarias para rechazar lo que se consideraba una inminente invasión, bien por el istmo que une el Peñón con La Línea, bien por las playas de sus flancos en una operación anfibia", añade sobre el origen de esta "frontera de hormigón frente a los aliados".
"Las contundentes medidas adoptadas por las autoridades militares españolas en el tenso contexto europeo del momento -continúa Sáez- hicieron temer a muchos que, en aquella primavera, la Segunda Guerra Mundial estallase en las playas del Estrecho". "Los trabajos -ilustra-, que fueron iniciados por el Regimiento de Fortificación Nº 4 con base en Algeciras, se prolongaron durante toda la conflagración mundial, dando lugar al conjunto de más abundantes vestigios de fortificación que se conservan en nuestra comarca".
Una memoria de los años cincuenta, "muy fiable porque es la época en la que estos elementos se encuentran completamente operativos", es la que indica que fueron 488 las construcciones, fortines de hormigón, búnkeres anticarro, observatorios o nidos de ametralladoras, de diversas plantas y tipologías.
"Su principal finalidad era asegurar un primer cinturón defensivo a pie de playa, fortificando de este modo todo ese espacio costero", expone el historiador. "En ocasiones también se construyen buscando una cierta defensa en profundidad, por ejemplo, asegurando vías de comunicación, cauces o puntos estratégicos. En estos casos se crean auténticas redes muy densas de búnkeres, por ejemplo en puntos como el istmo de Gibraltar-Sierra Carbonera en La Línea o la punta de San García en Algeciras".
En los sesenta estos fortines cayeron en un progresivo desuso y en los setenta se desmantelaron. Los que seguían en activo como parte de las baterías de costa dejaron de funcionar en 2008 y ya han sido abandonados. En el lapso de las décadas transcurridas han fenecido el 47%. Entre los que han quedado en pie se han dado casos de usurpación e incorporación de particulares a sus propiedades o incluso de aprovechamiento como cobertizos para útiles de labranza. Los del parque Princesa Sofía de La Línea, un modelo a seguir, fueron remozados y alguno sirvió de espacio expositivo.
Algunos de los 259 búnkeres supervivientes están a punto de desmoronarse y no tienen salvación y otros presentan un notable estado. En general el grado de conservación es medio, más bien deficiente. Por municipios, y en orden cuantitativo, 76 se localizan en San Roque, 61 en Tarifa, 59 en Algeciras, 52 en La Línea y 11 en Los Barrios.
Historiadores, investigadores y estudiosos del Campo de Gibraltar, defensores del patrimonio de la comarca en general, han demandado en los últimos años el auxilio jurídico para estas construcciones debido a su alto valor histórico. Al tiempo, han alertado sobre su progresivo e inexorable deterioro.
Resulta una paradoja que, diseñados para repeler ataques enemigos, estos búnkeres no hayan podido combatir el silencio de la administración. Es decir, no ha fructificado ningún esfuerzo para otorgarles un rango patrimonial que detenga en seco su desaparición. Por tal motivo el director del IECG solicitó formalmente en octubre a la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía que los declare Bien de Interés Cultural (BIC), con el deseo de que la iniciativa no corra la misma suerte que reclamaciones anteriores. Ha recibido acuse de recibo y la promesa de una respuesta.
La delegación provincial de la Consejería de Cultura encargó en 2006 un catálogo que fue elaborado por Sáez, Alfonso Escuadra y Pedro Gurriarán. Desde la realización de este inventario, cuatro búnkeres han sido destruidos, dos han quedado deteriorados por obras y en la actualidad seis se encuentran seriamente amenazados por proyectos de urbanización. En 2008 la delegación comunicó a la Coordinadora de la Defensa del Patrimonio del Campo de Gibraltar (Codepa) que había propuesto a la Dirección General de Bienes Culturales que se incluyera el sistema en el Inventario de Bienes Reconocidos del Patrimonio Histórico Andaluz. Sin embargo, esta línea de fortificación sigue desvalida, amenazada en el siglo XXI por la desconsideración y el olvido.
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