Dios guarde al IECG (II)

Campo Chico

En la comarca el PSOE hubiera podido, no ya solucionar el problema del tren sino potabilizar las aguas residuales

Algeciras, desde el acueducto.
Algeciras, desde el acueducto.

Durante ocho años, dos períodos de gobierno municipal, desde 1983 hasta 1991, el PSOE fue omnipresente. Si bien, como ya escribí en la anterior entrega, en 1983 el 74% de los concejales del Campo de Gibraltar (CdG) eran del PSOE; en 1987 mantenía algo más del 67%. En esos comicios, en Algeciras, el PSOE ganó un concejal y alcanzó la mayoría absoluta y en las demás ciudades del CdG mantuvo la ya obtenida en 1983.

El PSOE gobernaba también en Andalucía y en España. En la comarca hubiera podido, no ya solucionar el viejo problema del tren sino incluso potabilizar las aguas residuales. No dudo de las buenas intenciones de los próceres de aquel tiempo, pero los cambios no fueron tantos como cabía esperar de un poder omnímodo y de unas promesas electorales rayanas en lo paradisiaco.

Los antiguos descamisados de Alfonso Guerra fueron arreglando su aspecto y poquito a poco nos fuimos pareciendo más unos a otros. La clase media ganó en calidad y cantidad, España se situó en el mundo y la convivencia de un partido republicano con una monarquía parlamentaria, llevó a nuestra joven democracia a ser un ejemplo de proyección universal.

En el CdG, con la carga positiva que daba la experiencia de haber tenido en Algeciras una mayoría comunista, el PSOE lo tenía fácil. La religiosidad popular, sin embargo, sufrió con la laicidad socialista. Pero surgieron iniciativas culturales y sociales de importancia. En los años ochenta, la Semana Santa pasó un mal momento, particularmente en Algeciras. Parecía que se cumplía la boutade del ministro Manuel Azaña y España había dejado de ser católica. En la Alcaldía incluso se dio orden de vaciar de contenido lo poco que quedaba de la cofradía de La Columna que, como es sabido, había sido fundada por el alcalde Ángel Silva Cernuda en los años cuarenta con vocación de municipalidad. Algo de resentimiento flotaba en el ambiente, pero todo se fue normalizando.

Grabado de B. Vázquez, 1800.
Grabado de B. Vázquez, 1800.

En ese tiempo se fraguaba la Mancomunidad y en su seno, su mayor logro y una de las mejores cosas que nos ha pasado, el IECG, motivo central de esta serie y al que me referiré con detalle más adelante. La creación de una mancomunidad de municipios estuvo ya en la mente de Benito Sánchez Gómez, histórico secretario del Ayuntamiento de Algeciras, cuando lo era del de San Roque a finales de los años sesenta. Pero el proyecto encontró muchas dificultades para poner de acuerdo a esos pequeños reinos de taifas que son los ayuntamientos.

En 1985, con el PSOE por todas partes, acababa de llegar a La Línea Rafael Palomino Kayser, un jienense con treinta años más o menos, formado en Sevilla, de gran personalidad y contrastada identificación con el Partido, al que ya estuvo ligado en la clandestinidad a través de UGT, antes de la Transición. Con habilidades artísticas y criado en un ambiente familiar creativo, era perito industrial y pertenecía a la plantilla de la Compañía Sevillana de Electricidad. Su progresión política se encontró con figuras de relevancia local como Juan Carmona de Cózar y Salvador Pagán Fernández, que se sucedieron como alcaldes. La presidencia de la proyectada mancomunidad podía ser una alternativa digna para Palomino y así fue como empezó a fraguarse su existencia, después de haber rodado en las primeras corporaciones linenses. Sólo había una cocina, la del PSOE, y cocineros y pinches estaban todos exultantes; había pitanza para todos.

Carracao, primero por la izquierda, y otros, con el autor en Fitur 1990.
Carracao, primero por la izquierda, y otros, con el autor en Fitur 1990.

Palomino se significó en la política provincial y enseguida fue tenido en cuenta en Sevilla. Parlamentario andaluz ya en la primera legislatura (mayo 1982 - junio 1986), accedió a la vicepresidencia primera del Parlamento regional, en la segunda (junio 1986 – junio 1990). De modo que cuando echó a andar la Mancomunidad, en 1985, Palomino ya no estaba para esos menesteres. José Carracao Gutiérrez, un maestro ceutí que ejercía en Jimena, fue quien se encontró con el cargo. Sería el más longevo –presidió la Mancomunidad entre 1986 y 1995– y el que llenó de contenido a la institución, dándole una capacidad de acción y una presencia política comarcal decisiva para su futuro. Nadie es perfecto, así que no todas las decisiones fueron aciertos, pero la gestión de Carracao resultó decisiva para el futuro y la consolidación de la Mancomunidad.

Rafael Palomino Kayser se significó en la política provincial y enseguida fue tenido en cuenta en Sevilla

Durante su presidencia, que compatibilizó con la Alcaldía de Jimena (1979-1994) se crearon, entre otras cosas, el IECG y la revista Almoraima, y la comarca fue por primera vez en la historia, sede universitaria; en su tiempo se abrió la Escuela Universitaria de Estudios Jurídicos y Empresariales Francisco Tomás y Valiente que, albergada en una Fundación diseñada a la medida de las exigencias estructurales de la Escuela, desapareció al establecerse en la comarca uno de los campus de la Universidad de Cádiz. Carracao sería también el precedente de la aproximación política del PSOE a los intereses de Gibraltar y, por lo tanto, del deterioro de la condición de asunto de Estado que siempre tuvo la reivindicación española sobre la recuperación de la colonia.

Grabado de L. Boundan, 1700.
Grabado de L. Boundan, 1700.

De aquí y de allá: fue senador en cuatro legislaturas; la V y la VI, desde junio de 1993 a enero de 2000, y la VIII y la IX, desde abril de 2004 a septiembre de 2011: catorce años con algún periodo de ubicuidad. Sus cargos en el Senado ligados a comisiones y delegaciones culminaron en la vicepresidencia segunda de la comisión de Interior y Administraciones Públicas en la VIII legislatura; una carrera política espectacular.

Gran parte de las figuras más significativas del PSOE en la comarca, en tiempos de la Transición, eran maestros

Los maestros formaron el colectivo más significado en el protagonismo socialista en Andalucía y, más concretamente, en el Campo de Gibraltar. Gran parte de las figuras más significativas del PSOE en la comarca, en tiempos de la Transición, eran maestros. Sobre ese colectivo destaca un hijo de maestro, nacido en el Tesorillo, cuya labor ayudó al PSOE a ser el Partido mejor aceptado en la tierra andaluza y, desde ella, en la española. Su nombre, siendo como es autor de una magistral e imprescindible Historia de San Martín del Tesorillo, no ha trascendido tanto como debiera y yo creo que es una buena ocasión para contar sutilmente y en pocas palabras su historia.

La portada de 'Historia de San Martín del Tesorillo en la España contemporánea'.
La portada de 'Historia de San Martín del Tesorillo en la España contemporánea'.

Jerónimo Sánchez Blanco estudió con su padre en la escuela de su pueblo, después en el Instituto de Algeciras y finalmente terminó los estudios secundarios en el colegio de los jesuitas de El Palo, en Málaga. Fue un universitario brillante y prontamente comprometido con el socialismo democrático. Economista, estudió además Derecho y Ciencias Políticas, tuvo importantes responsabilidades en la Banca, fue profesor en la Universidad Complutense y en Comillas y destacó en la estructuración del PSOE. Sobre todo, en la captación de cuadros y dirigentes locales.

Diputado por Cádiz en la primera legislatura, la constituyente, Jerónimo es uno de los grandes intelectuales de entre tantos con los que he tenido la fortuna de encontrarme y el privilegio de hacer amistad. Ambos hemos formado, y formamos actualmente, parte del núcleo fundacional y de la junta directiva de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta), una sociedad de estudios interdisciplinares constituida en 1975 y formada por primerísimas figuras del pensamiento teológico y científico. Su presidente, Leandro Sequeiros San Román es sevillano, jesuita, catedrático de Paleontología y uno de los expertos más reconocidos, en la (impresionante) obra del también jesuita y gran pensador francés Pierre Teilhard de Chardin.

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