El 'efecto globo' del narco: la presión policial en el Campo de Gibraltar desplaza las operaciones a la Bahía de Cádiz

La Policía Nacional detiene a diez personas por abastecer de combustible a narcolanchas en dos operativos en Sanlúcar y el río Guadalete

Perreo en alta mar: dos petaqueros bailan en una narcolancha mientras transportan combustible

Operación Petaqueros 2.
Siete detenidos y seis embarcaciones incautadas en el río Guadalete.

Algeciras/La lucha contra el narcotráfico en el Campo de Gibraltar sigue generando un efecto colateral preocupante: la reubicación de las operaciones criminales. La Policía Nacional ha alertado de que la mayor parte de los detenidos en dos recientes operativos contra el abastecimiento de combustible a narcolanchas son naturales de la comarca, un hecho que pone de manifiesto el llamado efecto globo. La presión ejercida en el Estrecho ha obligado a las organizaciones a trasladar su actividad a la Bahía de Cádiz, donde la Policía ha arrestado a diez personas en Sanlúcar de Barrameda y el río Guadalete en el marco de las operaciones Petaqueros 2/Endrinal.

El primero de los dispositivos se desarrolló el 14 de febrero en Sanlúcar, donde los agentes detuvieron a tres individuos y se incautaron de 6.125 litros de gasolina y 7.500 euros en efectivo. Ocho días después, en la madrugada del 22 de febrero, las pesquisas llevaron a la Policía hasta el río Guadalete, donde los investigados preparaban un gran repostaje con un camión cargado con 200 garrafas de combustible y seis embarcaciones semirrígidas listas para recibir el suministro.

El operativo culminó con la detención de siete personas: cinco presuntos pilotos de narcolanchas y dos conductores encargados del transporte del combustible. Durante la intervención, el camión sufrió un accidente al detectar la presencia policial y quedó semivolcado en una zanja con 5.000 litros de gasolina en su interior. La situación obligó a movilizar a los bomberos y a la Brigada de Policía Científica de El Puerto de Santa María para asegurar la carga y tomar muestras periciales.

Los detenidos están acusados de delitos de tenencia, transporte y depósito de sustancias inflamables o explosivas y pertenencia a grupo criminal. La investigación, instruida por el Juzgado de Instrucción número 5 de El Puerto de Santa María, ha sido llevada a cabo de manera conjunta por los grupos de Policía de El Puerto y Cádiz.

Este golpe policial se suma a la operación Navegante, desarrollada en noviembre en el Caño de Sancti Petri (Chiclana), en la que se desarticuló una organización de abastecedores de combustible con 18 detenidos. Según la Policía, el entorno del río Guadalete se ha convertido en el principal foco del litoral para estas actividades ilícitas.

El abastecimiento de combustible es una pieza clave en la logística del narcotráfico. Estas organizaciones no solo suministran gasolina a las narcolanchas, sino también materiales náuticos, provisiones y relevos de tripulación. Las embarcaciones pueden operar en el mar durante semanas sin tocar tierra, lo que aumenta la rentabilidad de cada operación. Sin embargo, su vida útil es corta: tras unos meses de uso intensivo, las semirrígidas quedan inutilizadas y son abandonadas.

La Policía considera que estos grupos logísticos son "uno de los principales puntos débiles" del narcotráfico y su desarticulación supone "un duro golpe" para las organizaciones criminales. No obstante, advierte de que "la escasa penalidad" de estos delitos y "la enorme capacidad económica de los narcos" hacen que se regeneren con rapidez.

Además del impacto en la lucha contra el narcotráfico, el transporte clandestino de combustible representa un grave peligro para la seguridad pública. Las garrafas de gasolina son trasladadas en condiciones precarias, incumpliendo todas las normativas de seguridad, lo que supone un riesgo tanto para el tráfico rodado como para los viandantes.

La Policía mantiene su vigilancia sobre estas redes criminales, pero reconoce que la presión ejercida en el Campo de Gibraltar está desplazando la actividad hacia otras zonas, como la Bahía de Cádiz. Un efecto globo que, lejos de desinflarse, sigue empujando las fronteras del narcotráfico.

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