Entrevista | Alexis Morante, director de cine
"Gila unificó las dos Españas con el humor"
Entrevista | Alexis Morante, director de cine
Algeciras/Cuando Alexis Morante (Algeciras, 1978) leyó las memorias de Miguel Gila supo inmediatamente cuál debía ser su segundo largometraje de ficción. Pero no llevaría al cine la vida de aquel enorme humorista gráfico que publicó en La Cordoniz y Hermano Lobo, ni siquiera la del gran maestro de la comedia que se forjó en los teatros y conquistó a todos los españoles en un sinfín de películas y, sobre todo, con sus inolvidables monólogos en televisión. No, Alexis Morante y su productor, José Alba (Pecado Films) quedaron prendados del camino que llevó hasta esos años a un joven de Madrid que conoció todo el horror de la Guerra Civil e incluso de eso supo reírse y hacer reír a los demás. El 13 de diciembre se estrena ¿Es el enemigo? La película de Gila. Antes, este viernes, se proyecta en el Odeon Multicines Bahía Plaza, en Los Barrios, con la presencia del director y del protagonista, Óscar Lasarte. El público ha premiado su película en dos festivales, el de Huelva y el de Toledo.
"Es una película que necesita mucho mimo, mucho cariño, para que la conozca todo el mundo. Este viernes estamos en Los Barrios, que es un empeño mío de estrenar en la tierra, pero después vamos a Madrid, con dos pases, y el preestreno en Barcelona. En el teatro Victoria Eugenia de San Sebastián fue el gran estreno, también en Albacete (Abycine), en Sevilla (SEFF), en Toledo (Cibra), Almería (FICAL) y Huelva", explica Morante.
Pregunta.¿Por qué Gila?
Respuesta.El origen está en la época en la que acabábamos de rodar El universo de Óliver. El productor que confió en mí para la primera película de ficción, José Alba, estaba muy contento por cómo había salido y nos pusimos a buscar un segundo proyecto que fuera bueno para subir un escalón. Él se acababa de leer unas memorias (El libro de Gila: Antología tragicómica de obra y vida, Blackie Books -2019-) y me dijo que le extrañaba que no hubiera nada de ficción de Gila, que me las leyera y a ver cómo lo veía. Podía haber afrontado esto como un documental, que es lo que hago normalmente con estos personajes famosos (Camarón, Bunbury, Alejandro Sanz y Bisbal), pero al hablar con José coincidimos en que lo interesante sería cómo contaba él su etapa de la guerra y eso había que afrontarlo desde la ficción, aunque fuera muy arriesgado. No hacer el biopic del Gila que todos conocemos, sino el previo. A partir de ahí, José se puso en contacto con una hija de Gila, Malena, a la que le encantó la idea. Firmamos los derechos del libro y empezamos a escribir Raúl Santos y yo.
P.¿Ha estado muy implicada?
R.Malena es una mujer muy tímida, pero muy emocional y ha sido un apoyo muy bueno desde el principio. Con Camarón ya tuve el respaldo de la Chispa y toda la familia porque me parecía importante tener a alguien que representara a la persona de la que vamos a contar parte de su vida.
P.Imagino que ya habrá visto la película.
R.Ella conocía el guion, después se vino a la lectura con los actores y fue muy emotivo, porque rompió a llorar y a abrazar a los actores. Luego se vino a San Sebastián, era la primera vez que poníamos la película y también se emocionó muchísimo, porque se acordaba mucho de su padre, pero sobre todo cuando el teatro se puso en pie en un aplauso unánime.
P.Es una película para el espectador.
R.Aquel día en San Sebastián fue la constatación de que le llega al público de una forma muy emocional, porque es una historia de grandes contrastes, empieza como una aventura con tintes de comedia y se va tornando en tragedia. Creo que todo el mundo se ve reflejado en nuestro pasado a través de un icono enorme para España. Te acuerdas de abuelos, de padres, de muchas personas del pasado que vivieron aquella época.
P.Gila era y es un hombre que aglutina mucho cariño de muchas partes.
R.Eso juega a favor de la película. Fuimos conscientes desde el primer momento que había que agarrarse a ese perfil, porque Gila era entrañable, lleno de humanidad, y creo que eso lo hemos conseguido reflejar en el tono general, pero sobre todo en el protagonista. Óscar Lasarte tiene es ternura como actor y se la transmite al público.
P.¿Cómo lo encontró?
R.Queríamos un actor que reflejara cómo nos imaginamos a Gila de joven. Costó mucho convencer a los de arriba de que fuera un actor desconocido, pero lo considerábamos fundamental las chicas de casting y yo. Tenía que ser alguien con el espíritu de Gila y que nadie lo conociera, para que desde el minuto uno el espectador camine con él.
P.El espectador camina con él por una guerra, algo que está hoy tan vigente como entonces.
R.Esa era otra de las cosas que me obsesionaban, no hacer una película más de la guerra, sino darle una mirada actual. Eso creo que se ha conseguido con creces, según nos dicen todos los que la ven. Es una película antibelicista en un momento en el que desafortunadamente seguimos teniendo muchas batallas, pero esta la tratamos como una fábula, como lo haría Gila, sin meternos en el jaleo de los bandos. La crítica está siempre por debajo para destacar toda la crueldad de una guerra que fue además civil, que es la peor que puede haber porque enfrenta a los hermanos. Intentamos explicar desde un punto de vista inocente e ingenuo, como lo hacía él, la tragedia que supuso. Funciona en clave actual muchísimo también porque las dos Españas siguen existiendo, esas dos formas de actuar y de ver la política que Gila unificó con el humor.
P.También están los límites del humor.
R.Sí, la voz en off que se oye en el tráiler dice: "Mi padre decía que no había nada de lo que no pudiéramos reírnos" y después remata Gila: "Pero es que la guerra le quita a uno las ganas de todo". Él sí podía reírse de eso, pero porque lo había vivido. Estamos hablando de alguien que estuvo en la batalla, que lo fusilaron aunque no lo mataron y que perdió a sus amigos. Estaba muy capacitado para hacer comedia de todo eso.
P.Habla de la risa y también del llanto.
R.Todo está basado en lo que realidad ocurrió. Él vivía feliz con sus abuelos, que eran de Jaén, en un Madrid en convulsión. Tenía 18 años y veía a las chicas, estaba con su amigo Pedro, le gustaba dibujar y estaba tan feliz hasta que, de repente, estalló la guerra. Como muchos jóvenes se montó con mucho ánimo en camiones para parar a los fascistas en un fin de semana. Hasta que se da cuenta de la verdad y la película se vuelve más oscura. Ahora sabemos que la guerra no duró dos días, pero entonces no.
P.La ingenuidad de Gila.
R.Él de mayor crea un personaje inocente, pero con un trasfondo enorme.
P.Si solo cuenta la primera parte de la historia, es que quizás habrá una segunda parte.
R.No se ha planteado, pero siempre he dicho que a Raúl y a mí nos costó cortar el guion porque después vienen unos años muy interesantes, cuando surge el Gila de verdad en la posguerra, en medio de la pobreza y del régimen opresor de Franco, intentando hacer humor. Esta película se abre y se cierra bien porque solo cuenta la génesis de un humorista hasta que sube a las tablas de un teatro, pero después hay más.
P.El viernes viene a proyectarla al Campo de Gibraltar, nunca se olvida de hacerlo.
R.Esta tierra te marca a fuego. Desde joven he dicho que Europa Sur es mi cuaderno de bitácora, porque siempre ha sacado todo lo que he hecho, desde los primeros cortometrajes. Con el archivo del periódico que tiene mi madre se puede ver la evolución de mi carrera. Eso denota la importancia que ha tenido siempre para mí Algeciras y el Campo de Gibraltar. Allá donde he ido siempre he puesto como ejemplo a Paco de Lucía como alguien que nos marcó un camino. Se podía triunfar naciendo en un lugar tan remoto y apartado como Algeciras, que no tiene buenas conexiones y que te obliga a moverte, a salir. Pero Paco de Lucía lo hizo y se convirtió en un referente, porque si un genio como él tenía que irse, qué íbamos a hacer los demás. Creo que ese espíritu contagió a Alejandro Sanz y a todos los que hemos ido detrás, Juan José Téllez, Ángel Gómez, Víctor Clavijo, Álvaro Morte y muchos más.
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