“El hidrógeno verde supone un gran reto para esta década”

–¿Cómo ha sido el año para la industria con la afección de la pandemia y la guerra en Ucrania?

–El año 2021 fue excepcional para la AGI, con una facturación y niveles de empleo récord. Y 2022 iba por el mismo camino. De hecho, los seis primeros meses han sido espectaculares, en la línea de 2021 o incluso mejores. En el tercer trimestre los resultados se han truncado y las perspectivas del cuarto trimestre tampoco son muy buenas. Ha sido un año con dos mitades en claro contraste.

–¿Cómo afecta a la industria la escalada de precios de las materias primas y la energía?

–Algunas de las empresas de la AGI han llevado a cabo paros parciales, cierre de unidades, trabajo al 50% e incluso un ERTE. El precio de la energía antes de la invasión de Ucrania ya estaba alto por los derechos de emisión del dióxido de carbono. Además, algunos países como el nuestro cerraron las centrales de carbón para reducir emisiones de CO2 y, como añadido, siguen los recelos a la energía nuclear. Todo provocó una subida del gas, del que dependen las centrales de ciclo combinado. Y la guerra, que parecía rápida, se ha convertido en una guerra energética en la que Rusia penaliza a los países que se han puesto del lado de Ucrania. La Unión Europea es la que más está sufriendo los daños, por lo que nuestra industria no está siendo competitiva en costes con los productos que vienen de otras partes del mundo. Se trata de multinacionales que pueden desplazar parte de su producción a otros países o incluso repensarse las inversiones. La situación nos preocupa.

–¿Cuánto tiempo pueden aguantar las empresas del Campo de Gibraltar con esta coyuntura?

–Nuestras industrias han demostrado una fortaleza y resiliencia enormes. La crisis financiera de 2009 se pasó con dignidad y durante la pandemia supieron resistir. Personalmente, ante esta situación tan incierta también creo que resistirán. Pero no se puede estar siempre con un escenario de incertidumbre y pérdida de capacidad.

–¿Qué medidas se pueden aplicar para amortiguar el impacto?

–Reducir los impuestos y los peajes de acceso eléctrico así como fijar un precio estable frente al modelo actual, que es impredecible. Para eso habría que separar el coste de la electricidad del gas natural. Son medidas paliativas mientras se aclara el contexto internacional. Esta situación nos debería conducir a ser menos dependientes de terceros países.

–¿Cree que el hidrógeno es la clave para lograr la independencia energética?

–La descarbonización supone una gran revolución industrial, esta vez apoyada por los gobiernos. Europa y su industria están convencidas de que este es el único camino para cuidar el planeta. El hidrógeno puede ser un vector energético que nos ayude a la descarbonización aunque aún falta tecnología para desarrollarlo. Además, hace falta energía renovable para la electrólisis, existe escasez de agua y los grandes problemas del transporte y el almacenamiento. Para resolver todas estas cuestiones hacen falta inversiones, tecnología e innovación. El desarrollo del hidrógeno verde supone un gran reto para esta década.

–Dos empresas de la AGI tienen ya proyectos de hidrógeno verde sobre la mesa, EDP y Cepsa. A nivel de la AGI, ¿qué perspectivas existen?

–El sector privado ha considerado una vez más que el sector industrial de la comarca tiene fortaleza. EDP plantea un proyecto de hidrógeno verde para 5 megavatios y perspectivas de llegar a 500 para abastecer a otras industrias que ahora se surten de hidrógeno a partir de amoníaco. Y Cepsa ha incluido al Campo de Gibraltar en el Valle andaluz del hidrógeno verde cuya producción se podrá usar directamente, otra parte para amoníaco para exportarlo hacia Róterdam y otra para biocombustibles. Cepsa tiene un proyecto muy amplio y potente hacia la descarbonización.

–No hay electrólisis sin agua. ¿La AGI toma como suya la reivindicación de la presa del Gibralmedina?

–La AGI mantiene periódicamente reuniones con la Junta y con Arcgisa. La agricultura de la comarca, excluyendo Tarifa, demanda un 40% del consumo; la población y otros usos otro 40% mientras que la industria necesita al año unos 15 hectómetros cúbicos. El proyecto más rápido se basa en utilizar las aguas recicladas para obtener hasta 20 hectómetros cúbicos anuales de las tres depuradoras, las dos ya existentes más la que está proyectada con miras al año 2025. Consumiendo ese agua la industria podría dotarse de un sello de responsabilidad ambiental. La presa de Gibralmedina aportaría otros 40 hectómetros cúbicos, pero se trata de algo a más largo plazo. Los dos proyectos tienen que ser sí o sí para tener agua suficiente para todo el Campo de Gibraltar.

–Maersk Line anunciará en junio dónde instalará su proyecto de metanol verde. ¿Qué argumentos se ponen sobre la mesa para que sea en el Campo de Gibraltar?

–El proyecto de metanol verde de Maersk debe venir al Campo de Gibraltar porque el Puerto de Algeciras, como puerto del Estrecho, se encuentra entre los más importantes de todo el mundo. Su situación es estratégica, en el paso del Mediterráneo al Atlántico y sin desviación. Si dos empresas de nivel mundial como Cepsa y Maersk se han fijado en las fortalezas del Campo de Gibraltar para implantar proyectos de hidrógeno verde dice mucho de nuestras capacidades. Y aunque esta vez todas las entidades y administraciones lo apoyan unánimemente, nos haría falta algo más de apoyo del conjunto de la provincia. El Campo de Gibraltar, con estos proyectos de hidrógeno verde, adquiere una dimensión internacional de primer orden. Sin embargo, las infraestructuras no están en concordancia con la importancia capital del Campo de Gibraltar.

–El tren, por ejemplo.

–El tren y las carreteras. Necesitamos la conexión de Algeciras a Vejer, la circunvalación de la Bahía de Algeciras y conectar los polígonos de Guadarranque y Palmones como proyectos más urgentes. Tenemos la posibilidad de evolucionar la industria con estos proyectos de empresas multinacionales que apuestan por la comarca y, sin embargo, seguimos aislados en materia de conexiones. Debemos resolverlo cuanto antes.