España rompe la neutralidad histórica y apoya la iniciativa marroquí sobre el Sáhara Occidental
Campo de Gibraltar
La noticia causa un terremoto en la política exterior española y un cisma en la coalición de gobierno
El Aaiún acusa a España de “sucumbir” al chantaje de Marruecos
Con medio mundo mirando al conflicto ucraniano, Marruecos agita el tablero africano y saca a la luz el comunicado donde el Gobierno español considera la iniciativa marroquí de autonomía respecto al Sáhara Occidental hecha en 2007 “la base más seria, realista y creíble para la resolución del diferendo". Así reza una misiva publicada por el Gabinete Real de Marruecos y publicada hace unas horas. Este movimiento marca un antes y un después en la política internacional española.
Según el comunicado, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, subraya que “los dos países están íntimamente unidos por lazos de amor, historia, geografía, intereses y amistad común”. El comunicado prosigue afirmando que Sánchez comunicó su disposición a construir “una nueva relación, basada en la transparencia y la comunicación permanente, el respeto mutuo y los acuerdos firmados entre las dos partes, absteniéndose de toda actuación unilateral, y en el nivel de importancia de todo lo que compartimos”. Este plan dejaría al Sáhara bajo soberanía marroquí, aunque con algunas competencias cedidas.
El anuncio del Gobierno supera la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas del pasado 29 de octubre donde recogían constancia de la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara, presentada hace 15 años (donde Marruecos ofreció una "autodeterminación consensuada”) para un conflicto congelado que se aletarga durante más de cuatro décadas. El conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario consiguió su punto álgido en 2020 cuando se rompió el alto al fuego después de un ataque marroquí a un puesto de control saharaui.
Andalucía y el gas: protegidos
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, declaró en una rueda de prensa dedicada a la cuestión del Sáhara que los intereses de Andalucía, Ceuta, Melilla y Canarias se encuentran “protegidos” y con el inicio de “nuevas relaciones” se busca garantizar la “soberanía de ambos Estados”, en referencia a las disputas de las plazas de Ceuta y Melilla que reclama Marruecos. Albares aprovechó la comparecencia para destacar los importantes lazos económicos y humanos de España y Marruecos.
En esta relación entre vecinos del Estrecho de Gibraltar no todo es en forma de dúo. Argelia, archienemigo de Marruecos desde mediados del siglo XX, se encuentra atenta a cualquier movimiento en el Sáhara. Albares no ha detallado explícitamente si realizó una llamada informativa a Argelia sobre el cambio de posición. “Tengo conversaciones fluidas con mi homólogo”, zanjó. La crisis energética originada por la invasión rusa a Ucrania salpica en los hornillos españoles. Argelia se sitúa, según datos de ICEX España Exportación e Inversiones, como el mayor suministrador de gas a nuestro país, seguido de Rusia. Si la Unión Europea bloquea la compra del gas ruso, un posible error de cálculo diplomático con Argel podría ser devastador en términos energéticos. En la rueda de prensa se subrayó que “no habrá problemas energéticos”.
Cierre del Estrecho
“Fronteras con África cerradas excepto para mercancías”. Esta es la estampa de algunos carteles luminosos de la Dirección General de Tráfico desde Badajoz o Ciudad Real hasta llegar al Campo de Gibraltar. Y es que hace unos días se cumplieron dos años del cierre total de las fronteras terrestres de Ceuta y Melilla con Marruecos, dos años sin Operación Paso del Estrecho, uno de los movimientos migratorios más importantes del mundo y fuente de ingresos para la comarca.
Los dos únicos territorios europeos en suelo africano sufren un cierre originado por el coronavirus, pero con un gran trasfondo político. Por lo tanto, las rutas en ferris siguen clausuradas excepto para mercancías, aunque los aeropuertos españoles reanudaron el pasado siete de febrero los vuelos con el país africano tras su cierre también derivado por la pandemia. Tras estos movimientos diplomáticos y las futuras visitas del Sánchez y Albares a Marruecos queda por ver cuándo volverán a reanudar las rutas de forma normal las navieras.
División gubernamental
La carta no ha sentado nada bien en la parte morada de la coalición de Gobierno. Tras las crisis desatadas por la polémica de las macrogranjas, el envío de armas a la resistencia ucraniana tras la invasión rusa llega este movimiento político de la cartera del Ministerio de Exteriores, presidido por el socialista Albares. La vicepresidenta Segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, publicó en Twitter que “Toda solución al conflicto debe pasar por el diálogo y el respeto a la voluntad democrática del pueblo saharaui. Seguiré trabajando en eso”.
Estas declaraciones son históricas y vienen meses después de la separación diplomática en las dos partes del Estrecho. Los 14 kilómetros en ambas orillas parecían 400 después de que la entonces ministra de Exteriores, Arancha González Laya, permitiese la entrada de Brahim Gali, secretario general del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Saharaui Democrática, a territorio español, dejándole hacer una particular ruta por el noreste de España.
Gali aterrizó en abril de 2021 en la base aérea militar de Zaragoza para ser trasladado en ambulancia hasta Logroño debido a complicaciones acarreadas por su contagio por coronavirus. En una entrevista a la agencia EFE, Gali comunicó que “siente que haya pagado con su carrera profesional haber hecho un gesto humanitario”, en referencia al sacrificio hecho por Moncloa en julio después de la crisis diplomática. El aprieto entre Madrid y Rabat originó que Marruecos llamase a consultas a su embajadora en la capital española, Karima Benyaich.
En mayo del pasado año España era testigo del salto indiscriminado a las alambradas de Ceuta donde más de 10.000 magrebíes y subsaharianos pasaron las alambradas bajo la inoperancia de las fuerzas de seguridad de Marruecos, acto que llevó el despliegue del Ejército. Días después se repitió la operación en Melilla con el salto de miles de migrantes. Días después el Consejo de Ministros aprobó la ayuda de 30 millones de euros para Marruecos en su despliegue policial contra la inmigración irregular.
Tablero internacional
Cuando los ojos se encuentran sobre Europa del este un nuevo movimiento geopolítico se teje en el Magreb. Este anuncio de Marruecos no es nada nuevo. Rabat había reconocido que el telón del fondo de la crisis era la negativa de España a seguir los pasos de Estados Unidos que, con Donald Trump aún en la Casa Blanca, optó en diciembre de 2020 por reconocer como marroquí a la antigua colonia española y había pedido incluso "más claridad" respecto a su postura. Francia, otro aliado estratégico, comentó en 2020 que el plan de Marruecos es "una base de discusión seria y creíble" sobre la que trabajar. Alemania dejó de lado a España un año más tarde valorando positivamente la opción marroquí de 2007.
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