El fondeo, la ruta sumergida del hachís que conecta Marruecos con Ceuta

Las organizaciones de narcotráfico consolidan la vía marítima como su principal método de entrada de droga en la ciudad, con embarcaciones camufladas, buzos y controladores en tierra

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Fardos de hachís en el mar, escondidos entre las rocas.
Fardos de hachís en el mar, escondidos entre las rocas. / Guardia Civil

Algeciras/Embarcaciones de pesca que nunca pescan. Buzos que se sumergen en silencio. Fardos escondidos entre las rocas. A simple vista, la imagen podría confundirse con una escena de actividad marítima habitual. Pero bajo el agua se dibuja una ruta invisible: la del hachís que llega desde Marruecos hasta Ceuta siguiendo el método del fondeo, un sistema cada vez más empleado por las redes del narcotráfico que han encontrado en el mar su gran pasarela clandestina.

Un método pulido con el tiempo

La operativa se repite con variaciones mínimas, según detalla El Faro de Ceuta. Pateras camufladas como embarcaciones de pesca se aproximan a la costa ceutí desde Marruecos. Allí, en puntos previamente acordados, fondean la droga: la dejan sumergida y sujeta al fondo marino, a la espera de que otros implicados la recuperen en el momento idóneo, asistidos por buzos. El resto del engranaje lo forman controladores apostados en lugares estratégicos, encargados de dar aviso en caso de presencia policial.

La Guardia Civil ha desmantelado en los últimos meses varios intentos de este tipo. Solo el pasado 19 de marzo, un operativo con apoyo de dron permitió la intervención de 173 kilos de hachís, hallados antes de que los receptores pudieran recogerlos. Unos días antes, se habían interceptado otros 220 kilos cerca de Punta Almina, y en enero, 270 kilos más flotaban en aguas ceutíes esperando su destino final.

En total, más de 700 kilos de droga interceptados en apenas tres meses bajo un patrón repetido. La vía marítima se afianza como la más activa en la entrada de hachís a Ceuta.

Nada de esto sería posible sin una estructura perfectamente sincronizada. Desde Marruecos se organiza la salida de la droga y el envío de las pateras. En Ceuta, los receptores aguardan, los buzos actúan, y los vigías vigilan. Cada uno cumple su función para que la mercancía llegue a buen puerto. Pero no siempre lo logran.

La presión de las fuerzas de seguridad, con operativos constantes del Servicio Marítimo, GEAS y unidades de tierra, está logrando que muchas de estas operaciones fracasen antes de completarse. A menudo, los fardos son interceptados sin lograr identificar a los implicados en tierra, pero la intervención es, en sí misma, un golpe al engranaje criminal.

Con el refuerzo de los controles en tierra, otras rutas tradicionales han perdido peso. La época en que los culeros cruzaban la frontera con decenas de bellotas en el cuerpo, rumbo a casas guardería, forma parte del pasado. Aun así, tanto Policía Nacional como Guardia Civil han detectado un ligero repunte de las llamadas “mulas”, porteadores que transportan pequeñas cantidades de droga adherida al cuerpo. Una vía menos rentable y más arriesgada, que no alcanza, de momento, los niveles que obligaron años atrás a solicitar más recursos para detenerla.

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