Una operación de la Gendarmería Real de Marruecos desemboca en la caída de un barón del hachís en Tánger
Los agentes decomisan 2,2 toneladas de droga en El Yadida y detienen a un influyente narco en el norte del país, donde el tráfico de estupefacientes ha convivido durante años con el lujo y la impunidad
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Algeciras/La escena se repite tantas veces que ya no escandaliza: embarcaciones cargadas de droga surcando las costas atlánticas o mediterráneas de Marruecos, protegidas por el silencio de quienes miran hacia otro lado. Pero esta vez, algo ha cambiado. Una operación llevada a cabo por la Gendarmería Real en la madrugada del lunes ha terminado con la detención de uno de los grandes capos del hachís en Tánger, un golpe inesperado en un sistema que lleva décadas funcionando con total impunidad.
La intervención tuvo lugar en la playa de Sidi Bouzid, al norte de El Yadida. Las fuerzas de seguridad, en coordinación con la fiscalía competente, interceptaron en el interior de un camión un alijo de 2,2 toneladas de hachís empaquetadas en fardos y listas para ser enviadas por vía marítima. La operación movilizó a unidades especiales del cuerpo, con el apoyo de perros adiestrados, agentes de la policía científica y equipos de la Marina desplegados desde el puerto industrial de Jorf Lasfar. Estos últimos lograron interceptar en alta mar una embarcación rudimentaria que pretendía transportar la droga hasta la Península.
Más allá del decomiso, la clave de este operativo está en la identidad de uno de los detenidos: un barón de la droga bien conocido en Tánger, epicentro de una red que conectaba el norte de África con Europa. En una ciudad donde muchos narcos disfrutan de una vida de lujos y negocios de fachada, esta detención rompe la norma no escrita que permite a muchos prófugos de la justicia española instalarse con tranquilidad en barrios exclusivos, abrir cafeterías como tapadera y codearse con empresarios, golfistas o funcionarios mientras blanquean millones.
En Marruecos, la figura del narcotraficante ha sido durante años tan temida como respetada. En Tánger o Tetuán, se les ve jugar al golf en clubes cercanos a la residencia de verano del rey Mohamed VI o celebrar fiestas privadas con alcohol y prostitutas, pese a las restricciones religiosas y legales del país. La corrupción estructural permite que, con el pago adecuado, la policía se haga la vista gorda y los vecinos mantengan la boca cerrada.
Por eso este arresto resulta llamativo. La detención de este importante capo podría señalar un cambio significativo en la estrategia de las autoridades marroquíes para combatir el narcotráfico y perseguir a las figuras prominentes de estas redes criminales que han operado con relativa libertad hasta ahora.
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