Gibraltar en los siglos XVI y XVII. La producción del vino y la pesca (y III)
Estampas del Campo de Gibraltar
El principal producto de exportación de Gibraltar en la segunda mitad el siglo XVI y primeras décadas del XVII, era el vino, seguido a escasa distancia por el pescado
En los albores de la Edad Moderna las pesquerías de la bahía de Algeciras eran las mejores de todo el litoral andaluz
Gibraltar en los siglos XVI y XVII: Base de las Galeras de España (II)
Algeciras/Desde la destrucción de Algeciras por los nazaríes, Gibraltar quedó como único puerto de importación y exportación en el litoral norte del Estrecho. Tarifa no contaba con las condiciones adecuadas para el fondeo y atraque de navíos. En un informe que elevó a Felipe V Luis Bravo de Acuña hacia 1627, éste le notifica que: "la fortificación de Tarifa es muy costosa… Al carecer de puerto, sólo la pueden codiciar los moros para saquearla y cautivar a sus naturales".
A partir del repartimiento de los términos de Gibraltar en 1502, se asiste a un desarrollo de la población y de las actividades productivas (centradas en el cultivo de la vid, la ganadería y la pesca) que llevó aparejado un auge en el comercio marítimo, sobre todo desde que en 1535 su puerto y las cercanas aguas del Estrecho gozaron de la seguridad que les proporcionaba la presencia de las galeras de España al mando del alcaide don Álvaro de Bazán. Según López de Ayala, la paz acordada con los marroquíes en 1539 favoreció el comercio de Gibraltar y de otros puertos del mediodía con las ciudades costeras del norte de África.
Cuando los turcos asaltaron Gibraltar en 1540, saquearon dos naves bretonas que se hallaban fondeadas en su puerto, ascendiendo el valor de las mercancías que transportaba una de ellas a 15.000 ducados. Antes de abandonar la bahía, los corsarios apresaron dos navíos que intentaban arribar a Gibraltar con esparto y paños, y un navío vizcaíno que traía trigo para la población. También capturaron cinco barcos más que venían a comerciar al puerto gibraltareño, dos de ellos extranjeros.
El principal producto de exportación de Gibraltar en la segunda mitad el siglo XVI y primeras décadas del XVII, era el vino, seguido a escasa distancia por el pescado. Hernández del Portillo ―testigo excepcional― refiere que: "hay en esta ciudad muy larga y copiosa cosecha de vinos y muy excelentes, que se cargan en ella bergantines por la mar para Flandes, Inglaterra y Francia, y para otras partes de España". En opinión de este autor, la actividad económica de la ciudad en aquellos años (primeras décadas del siglo XVII) habría que relacionarla con la producción y comercialización del vino. Según López de Ayala, los vecinos de Gibraltar se dedicaban al cultivo de las viñas, siendo tanta su abundancia que el vino era para la ciudad el principal ramo del comercio. En un documento de 1630 se hace referencia a un tal Francisco de Mendoza Zambrano, vecino de Gibraltar, que solicitaba cartas de censura contra el licenciado Jerónimo de Figueroa, presbítero de la ciudad, para que le pagase 150 reales que le debía por el flete de 5 botas de vino enviadas a Orán.
Los viñedos se concentraban en las colinas que rodean la actual ciudad de San Roque hasta el río Guadarranque, Fontetar, Taraguilla y en los entornos de los ríos Guadiaro y Guadalquitón. También en los Tarfes Bajos, Albalate, Botafuego y Miraflores. Portillo refiere que en el año 1540, cuando los turcos, después de saquear la ciudad, se dirigieron a la Casa del Diezmo, que se hallaba en las cercanías del puente de Mayorga, desfondaron las botas de vino que tenían los diezmeros. Según López de Ayala, los turcos "desfondaron en aquella ocasión doscientas y más botas de vino en la casa del diezmo, y derramaron más de seis mil arrobas".
En cuanto a la producción de trigo y de otros cereales panificables, Gibraltar era deficitaria. Las importaciones de trigo eran vitales para el mantenimiento de la población y de la guarnición de Ceuta, que se abastecía de grano y otros productos de primera necesidad desde el puerto gibraltareño. La ciudad sufría frecuentes carestías de trigo y aceite. Para poner remedio a este problema, el Concejo había impuesto una condición a los navíos que arribaban a su puerto para cargar pescado, que consistía en que por cada carga de pescado que sacaran de la ciudad debían desembarcar, en el viaje de venida, otra equivalente de pan, aceite o cebada (Archivo de la Real Chancillería de Granada, Cab. 509, Leg. 1.796). La carestía de trigo en la ciudad era un mal endémico. En 1545, el vecino de Cádiz, Hernando de Cubas, presentó, en nombre del concejo de Gibraltar, una solicitud al ayuntamiento de Málaga para poder sacar 3.565 fanegas de trigo con la autorización dada por la reina doña Juana el 2 de agosto de ese año.
La pesca
Una noticia, recogida en la carta-puebla de Gibraltar de 1310, revela la importancia que en los entornos del Gibraltar musulmán tenía la pesca del atún. Una de las cláusulas de dicha carta se refiere a que el rey Fernando IV concedía al concejo de la ciudad sobre: "los mis derecho de la almadraba que en el termino de Gibraltar se hiciere cada año diez mil maravedíes" (Archivo General de Simancas, Medina Sidonia, Caja 1).
Desde que en 1295 don Alonso Pérez de Guzmán recibió del rey de Castilla en monopolio las almadrabas de Andalucía, la pesca del atún se convirtió en una de las más lucrativas actividades desarrolladas por la futura Casa de Medina Sidonia. En 1490, dueño el II Duque de Medina Sidonia de Gibraltar, recibió el ofrecimiento de la reina Isabel I de la villa de Utrera a cambio de la de Gibraltar, a lo que el duque se opuso "por estar Gibraltar más próxima a sus estados y por las almadrabas que en ella tenía".
En las centurias XIV y XV la ciudad de Granada se abastecía de pescado fresco que llegaba desde las aguas de la bahía de Algeciras y la costa de Málaga. Este comercio estaba grabado con un impuesto que se denominaba tigual y que se trasladó a la administración castellana cuando las ciudades costeras del reino fueron conquistadas por Castilla, usándose las cantidades recaudadas para el mantenimiento de las defensas del litoral. De ordinario, eran los arrieros los que sacaban el pescado de Gibraltar para venderlo en los pueblos y ciudades del interior, pero como acudían muchos bergantines a cargar pescado pagando más alto precio, los pescadores vendían la pesca a éstos mejor que a los arrieros, con lo que los acemileros dejaron de acudir a Gibraltar para proveerse de pescado, para hacerlo en Marbella o en Málaga.
En el año 1468, el Duque de Medina Sidonia hizo donación de las pesquerías de Gibraltar a la Orden de San Juan de Jerusalén. Refiere el documento de donación (citado por Manuel Álvarez Vázquez) que: "por los buenos y leales servicios que el dicho comendador fray Diego Bernal ha hecho y hace….hago donación de toda la pesquería que de aquí adelante se pescare en la bahía e mares de la dicha ciudad de Gibraltar". En la bahía se pescaban, sobre todo, boquerones y sardinas, al margen del atún que se capturaba en la almadraba de la ciudad. En el año 1471, a consecuencia del enfrentamiento existente entre el Marqués de Cádiz y el Duque de Medina Sidonia, el primero capturó muchos barcos cargados de sardinas que venían de Gibraltar.
En los albores de la Edad Moderna las pesquerías de la bahía de Algeciras eran las mejores de todo el litoral andaluz. A principios del siglo XVII da fe de ello Alonso Hernández del Portillo cuando dice que (Gibraltar) "es sobre toda manera abundantísima de pescado… Es tanto el pescado que aquí se toma y tan vario y de tan diferentes especies y tan bueno, que es para dar gracias a Dios con admiración". De esta opinión era también Fernando de Zafra, el cual, en el informe que eleva a los Reyes Católico en 1502, ya anotaba que Gibraltar es la mejor pesquería que hay en toda la costa. Según López de Ayala, las especies que más abundaban en la bahía eran las anchoas, los besugos, las chernas, el mero, la caballa, los bonitos y los bodiones. Hay morenas, aunque poco apreciables, anguilas (quizá se refiera a safíos) y pargos y concurren en algunas ocasiones el pege limón, el pege rey y el pege emperador.
En un documento de 1552, el concejo de Gibraltar reconoce que a causa de esto y también porque ha sido "Nuestro Señor servido de darlo (el pescado) en esta ciudad más que en otra ninguna parte de la costa, han acudido a ella de muchas partes muchos bergantines y barcos que lo cargan (Real Chancillería de. Granada, Cab. 509, doc. cit.)". Entre las ordenanzas presentadas por el concejo de la ciudad y aprobadas en el año 1556 en relación con la pesca, algunas se referían a los lugares destinados a su venta. Toda la pesca realizada con sus jábegas, chinchorros y jabeguetas en los términos de la ciudad debía ser transportada a la puerta del Mar para ser tasada y vendida allí. Otras ordenanzas fijaban los precios del pescado, la obligatoriedad de efectuarse su venta en presencia de las autoridades municipales y la prioridad del abastecimiento local antes de vender los excedentes a arrieros y bergantines.
Los concejos de la costa procuraban preservar la riqueza piscícola de sus aguas aprobando severas ordenanzas encaminadas a evitar que pescadores de otros términos entraran con sus barcas a faenar en los mares de su jurisdicción. En el Archivo de la Real Chancillería de Granada se conserva un recurso elevado en 1586 por el armador de Gibraltar, Diego de Baena, que había sido encarcelado por haber "ido con su jábega de pesquería fuera del término de la ciudad de Gibraltar a pescar a la Torre de la Duquesa, termino de la villa de Casares, por lo cual había incurrido en la pena de la dicha ordenanza (Real Chancillería de. Granada, Cab. 509, Leg. 638)".
(Extractado de mi libro El Puerto Bahía de Algeciras. 3000 años de historia, UNED-Madrid, Algeciras, 2013).
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