“Se sigue concibiendo la violencia de género como un tema privado”
Entrevista | Gonzalo Fernández Jordá, fiscal de Violencia sobre la Mujer en el Campo de Gibraltar
Lamenta la falta de recursos para atender cada día no menos de diez casos urgentes de violencia sobre las mujeres, muchos de ellos con menores y adolescentes como víctimas
Advierte de los roles hipersexualizados que recaen en las jóvenes y afirma que el número de denuncias falsas es insignificante
El Gobierno propone una nueva plaza en Algeciras para el Juzgado de Violencia sobre la Mujer

Gaditano de 1978, criado en El Puerto de Santa María, licenciado en Derecho por la Facultad de Jerez de la Frontera y fiscal en el Campo de Gibraltar desde que empezó su carrera. Gonzalo Fernández Jordá se reconoce en cualquier rincón de la provincia, al igual que en la buena música. Disfruta del ejercicio físico y de los amaneceres en la playa de Getares. "En el mundo muere una mujer cada cinco minutos como consecuencia de la violencia de género", advierte.
Pregunta.-Desde 2011, fiscal de Violencia sobre la Mujer.
Respuesta.-Ese año se creó en Algeciras la sección de Violencia sobre la Mujer y Violencia Doméstica, que fue de las primeras de España. Eran los tiempos en que teníamos la consideración orgánica de destacamento o adscripción permanente respecto de Cádiz y que luego pasamos a ser a ser Fiscalía de Área. De hecho, el primer juzgado de Violencia sobre la Mujer que hubo en la provincia de Cádiz fue el de Algeciras.
P.-¿Por qué?
R.-Porque aquí siempre ha habido, desgraciadamente, un volumen de violencia sobre las mujeres bastante alto.
P.-¿La violencia sobre la mujer tiene una causa común, con independencia de cómo se ejerza?
R.-Creo que la violencia que se ejerce sobre las mujeres, sea cual sea, parte de un problema educativo y de la sexualización prematura de la mujer, guiado por estereotipos de género. Estos estereotipos derivan en unos prejuicios, que desembocan en un trato discriminatorio hacia la mujer.
P.-Y hay muchos tipos de violencia sobre las mujeres.
R.-En la ley de 2004, el legislador ciñó la violencia sobre la mujer a la que ejercen los hombres sobre mujeres en el ámbito de las relaciones afectivas, ya sean las actuales o las pretéritas. Ahora, con la creación de los tribunales de instancia, el concepto de violencia sobre la mujer es más amplio. En la ley orgánica 1/2025 se amplía la competencia de los juzgados de Violencia sobre la Mujer a la violencia sexual, a los delitos contra la libertad sexual, a los matrimonios forzados, la mutilación genital, etc... delitos en los que la mujer se erige como víctima preeminente. Ya veremos cómo se gestiona y cómo se aplica esta nueva regulación.
P.-¿Cuándo va estar vigente esa reforma?
R.-A partir de septiembre de 2025. Hay una vacatio legis de nueve meses. Vamos a hacernos cargo de todos esos delitos, independientemente de que se realicen en el ámbito de la pareja.
P.-¿Hay una estructura preparada?
R.-Como muchas cosas que se hacen en este país, se aprueban y se recogen modificaciones sin una dotación presupuestaria, sin un esquema de aplicación. Lo mismo pasó con la comarcalización del Juzgado de Violencia. Se hizo y vamos como podemos.
No contamos con un sitio adecuado para atender a las víctimas o para evitar las confrontaciones entre las partes. Además, se hacen jornadas maratonianas
P.-Se refiere a la supresión del juzgado de Violencia existente en La Línea, ¿no?
R.-Exacto. Bueno, se suprimió… Se eximió de competencias en Violencia tanto a los juzgados de La Línea como a los de San Roque, porque estaban desbordados. Eran unos años donde empezaba a haber mucha droga, se había perdido el principio de autoridad y existían muchos procedimientos contra la salud pública. En Violencia, se apostó por la especialización y la comarcalización de los asuntos, pero también hubo un componente de “vamos a descargarnos un poco de trabajo aquí y lo vamos a centralizar en Algeciras”. En concepto y en teoría es bueno, pero ese cambio debió haber estado acompañado de una dotación económica, de mejoras de infraestructuras, de dotación personal... y ahí vamos. No contamos con un sitio adecuado para atender a las víctimas, para cumplimentar lo que viene recogido en la ley sobre el Estatuto de la víctima, para evitar las confrontaciones entre las partes, por ejemplo. Además, se hacen jornadas maratonianas hasta altas horas de la tarde, porque el Juzgado de Violencia está de guardia de lunes a viernes, con una medida de diez procedimientos urgentes por día. Y a veces hay quince, lo cual implica bastante trabajo.
P.-Entiendo que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están implicadas en la lucha contra la violencia sobre la mujer.
R.-Así es. Están actuando muy bien la Policía Nacional y la Guardia Civil, así como los cuerpos de Policía Local de los distintos municipios. Se ha avanzado mucho en la formación de los profesionales. El 90% de los asuntos que nos llegan se hace a través de atestados policiales. En 2021, la Secretaría de Estado de Interior articuló un nuevo sistema, que se le llama Protocolo 0, que hacen tanto las policías como la Guardia Civil y que se aplica en los supuestos donde no hay denuncias, pero sí sospechas. Aunque la posible víctima o los vecinos no quieran denunciar, se elaboran atestados para que quede constancia de ese episodio. Gracias a ello hay ocasiones que se da lugar a condenas o, si la víctima se ha decidido a denunciar en un momento posterior, porque ha confiado en el sistema judicial, recopilamos todos los protocolos 0 que ha habido respecto a esta persona para fundamentar una línea acusatoria.
Hay familiares que intentan convencer a la víctima para que no prosiga el procedimiento. Se pone el foco en las denuncias falsas, cuando su número es insignificante
P.-El Gobierno ha anunciado una nueva plaza en Algeciras para el Juzgado de Violencia sobre la Mujer.
R.-Está bien, pero no sé si es suficiente. Llega tarde, desde luego. Hubo un refuerzo durante unos meses y, desgraciadamente, se fue. Ahora hay solo una jueza para lidiar con todo y es absolutamente insuficiente. Con la creación de los tribunales de instancia se prevén también dos secciones dentro de Violencia: una abarcaría todos los delitos de violencia sexual sobre las mujeres y la otra se haría cargo de los delitos en los que fuesen víctimas los menores y adolescentes. Si esto fuera así tendría que haber dos juzgados con dos titulares al frente. Y a la vez, aliviaría casi un 20% de la carga a los distintos juzgados de instrucción.
P.-Es un alto es porcentaje.
R.-Sí. Podríamos decir que el 20% de los casos en cada juzgado de instrucción está relacionado con la violencia sexual sobre mujeres, en sus distintas modalidades, y con delitos que tienen a menores y/o adolescentes como víctimas. Se había hablado también de crear un segundo juzgado de Violencia en San Roque que cubriera los casos que se dan allí y en La Línea, donde se generan muchos procedimientos de violencia sobre la mujer, pero no se ha formalizado propuesta alguna en ese sentido.
P.-La estadística del Consejo General del Poder Judicial indica que el 72% de los procedimientos por violencia de género se inician por las denuncias de las mujeres. ¿El dato es similar en el Campo de Gibraltar?
R.-Sí, prácticamente.
P.-Eso da que pensar.
R.-Lo que refleja es que se sigue concibiendo la violencia de género como un tema privado, como un tema de la intimidad, y no como un delito público. Muy pocas veces se denuncia por parte de la misma familia. Hemos tenido casos, incluso, de familiares que intentan convencer a la víctima para que no prosiga el procedimiento. Se pone el foco en muchas ocasiones en las denuncias falsas, cuando su número es insignificante. Lo realmente frustrante como fiscal es ver cómo no podemos seguir adelante con muchos casos porque la mujer no quiere declarar contra su agresor, acogiéndose una dispensa que viene recogida en la ley y que le permite no ir en contra de quien le maltrata. En contrapartida, estamos viendo recientemente cómo en ocasiones son los hijos los que rompen una lanza por sus madres y denuncian cómo los padres las están agrediendo.
Yo no cobro más por más condenas que consiga o por más acusaciones que elabore, pero me voy más satisfecho a casa cuando se pone fin a una situación de maltrato
P.-Incluso en contra de la voluntad de ellas.
R.-En efecto. Tenemos varios procedimientos así que son muy difíciles de avanzar, que requieren un trabajo muy bien organizado. En el Campo de Gibraltar, afortunadamente, se ha formado un tejido institucional donde los servicios sociales, la comunidad educativa, los cuerpos policiales y los tribunales estamos todos a una. La información que un niño pueda desvelar en un centro educativo se deriva a servicios sociales y estos me la derivan a mí o al propio juzgado. Estamos haciendo como si fuera una teoría de la rendija: ir por donde se pueda, por donde podamos atajar, aunque no concluya necesariamente en una condena. Yo no cobro más por más condenas que consiga o por más acusaciones que elabore, pero me voy más satisfecho a casa cuando se pone fin a una situación de maltrato. Si es con una condena, fabuloso, aunque no me vale obtener una condena cuando, posteriormente, la víctima y su agresor se van a vivir juntos, a escondidas. Hace unos días, por ejemplo, tuvimos un caso con condena, con orden de alejamiento, y se fueron a vivir bajo el mismo techo… Y prosiguió la conducta del maltrato. Es muy frustrante, pero es un hecho que representa el componente de dependencia que caracteriza el fenómeno de la violencia de género.
P.-¿Los niños denuncian?
R.-Sí, exacto. Hemos tenido ocasiones en las que son los menores los que denuncian o verbalizan, fundamentalmente en el colegio, lo que ocurre. Es importante estar atentos cuando se ven comportamientos disruptivos en los menores y preguntarse qué pasa aquí. ¿Por qué es esto? Se ve una mayor concienciación por parte de los profesionales docentes y sanitarios. Han sido muchos años también luchando con esto, de mucha formación y toma de conciencia.
P.-¿Cómo se ha logrado?
R.-Hemos dado y recibido muchas charlas, muchas ponencias, muchos cursos. Y en el marco de las comisiones de violencia existentes en los distintos municipios de la comarca, al tener distintos profesionales de distintos gremios, de distintas instituciones, quieras que no, se extiende una mayor implicación y se llega a la conclusión de que la violencia de género no es un problema exclusivamente judicial, sino social, fundamentalmente educativo y también sanitario. Había profesionales que antes decían, bueno, esto es cosa de los jueces, no es cosa mía. No: tienes que ver, tienes que tener compromiso, eficacia y profesionalidad a la hora de detectar un caso de violencia.
P.-Porque cualquiera puede y tiene la obligación de denunciar.
R.-Claro, cualquiera, cualquiera, es un deber legal. Hay víctimas de una agresión que dicen que se han caído por la escalera, pero que tienen un ojo morado... En el parte que tiene que elaborar todo el profesional sanitario al prestar una asistencia, hay una casilla que pone violencia de género: si no marcan esa casilla, ese parte judicial no va al juzgado de violencia y, mientras tanto, no se puede activar el protocolo de actuación encaminado a la protección de esa víctima y de sus hijos.
P.-En España hay 72 denuncias de violencia sobre la mujer por cada 10.000 personas. ¿Esa tasa en el Campo de Gibraltar se ve sobrepasada?
R.-Es posible. Sobre este año no le puedo dar cifras exactas, pero llevamos unos cuantos superando más de 1.000 diligencias urgentes, más de 1.000 procedimientos. Son números bastante altos, desgraciadamente.
P.-Y están desbordados.
R.-Claro. No solo por el número de casos, sino también por las condiciones físicas de los juzgados. Estamos como estamos. Hay muy buenos profesionales, una jueza nueva que ha llegado con una exquisita implicación, pero claro… en ocasiones no se da abasto. Por eso su antecesora era una trabajadora incansable.
La educación sexual debe abordarse en los primeros niveles educativos. Es esencial, independientemente de cuestiones ideológicas, de pin parental y estas cosas
P.-También aumenta la violencia de género entre menores.
R.-Sí, sí, sí, claro, claro. En números a veces no se nota tanto, porque si a una mujer mayor de edad le cuesta a veces denunciar, imaginemos a una niña o una joven. Siente vergüenza, tiene sentimientos de culpa, piensa que la van a señalar, que encima se lo van a reprochar. Tiene quizá una dependencia romántica o sentimental respeto de su agresor... Siguen viéndose en los menores, en los adolescentes, unos estereotipos y unos comportamientos sexistas. Se ven por los modelos, los referentes que tienen, tanto en la música, en redes sociales como en los programas televisivos.
P.-La educación sexual deja que desear, ¿no?
R.-Lo que saben los chavales sobre sexualidad, básicamente, es a través de la pornografía. La tenemos a golpe de clic en el móvil, sin ningún tipo de filtro, plenamente accesible. Pones cualquier cosa en el móvil y te salen todas las páginas que quieras y las que no, también. Como los niños cada vez tienen un móvil desde los 10 u 11 años, acceden a la pornografía a muy corta edad. Hay estudios que indican que el 80% de los chavales de 16 años ya ha visto pornografía, y el 60% con 13 años. En el caso de las niñas son un poquito menores esos porcentajes, pero también.
P.-Y hay roles muy marcados en esa pornografía.
R.-Así es. El modelo que se prioriza es el de la sumisión de la mujer, estando el dominio y el placer en manos del hombre. Habrá casos excepcionales de otro tipo de pornografía, pero la que vende, la que está más accesible, es esa. Una de las cuestiones que abordaba el pacto de Estado contra la violencia de género era incluir la educación sexual. Y se está incluyendo desde los primeros niveles educativos. Creo que es esencial, independientemente de cuestiones ideológicas, de pin parental y esas cosas.
P.-A veces se demoniza la educación sexual, como si fuera algo pernicioso, cuando es al revés.
R.-Exacto. No se va a enseñar a practicar sexo, sino simplemente a saber lo que es, a saber tratar con cariño y respeto, a identificar los riesgos, a tomar precauciones para que después no te lo encuentres de sopetón, para evitar que nos degenere y se den comportamientos agresivos. Ese es el objetivo.
La violencia no es patrimonio nacional y se da en todo tipo de culturas, en todo tipo de clases sociales. Hemos tenido detenidos a indigentes, funcionarios, profesores…
P.-¿Influye la hipersexualización de los menores?
R.-Creo que sí. Por ejemplo, en cualquier playa de la comarca ves niñas de 5, 6, 7 años para adelante, con bañadores brasileños, con unas cosas que... No lo entiendo, no lo entiendo. Esa hipersexualización, basada en estereotipos de género, ubican a la mujer en un sitio y al hombre en otro. Después se normalizan conductas y dan lugar a los comportamientos que tenemos y a los que nos enfrentamos. No es una cuestión de moralidad ni de culpabilizar a nadie, sino de dar a cada cosa su momento adecuado. Educar para no tener que lamentar, ni castigar.
P.-Hay quienes propagan que este tipo de delitos, y otros, son más comunes entre los ciudadanos de otros países.
R.-Estamos en España y, por razones obvias, el mayor porcentaje, tanto de víctimas como de agresores, son españoles. Podemos hablar de que un 70% de estos delitos los cometen españoles y que las víctimas representan un porcentaje similar. La violencia no es patrimonio nacional y se da en todo tipo de culturas, en todo tipo de clases sociales. Hemos tenido detenidos a indigentes, funcionarios, profesores… Lo mismo sucede con las víctimas. En materia de violencia de género, se da más entre los novios que entre maridos y esposas. Quizá porque no se tiene tan estructurada la relación, no sé la motivación exacta, pero eso sí es un dato, al menos aquí en el Campo de Gibraltar.
P.-¿El número de denuncias falsas es significativo?
R.-No, no es nada significativo. ¿Qué ocurre? Hay quienes dicen que la violencia de género no existe, que debe llamarse violencia intrafamiliar, y para sacar datos sobre supuestas denuncias falsas se basan en las sentencias absolutorias o en las denuncias archivadas. Es un error. En el mundo muere una mujer cada cinco minutos como consecuencia de la violencia de género. ¿Qué se cree? ¿Que no había una situación de violencia antes? Sí, pero no se denunció. Ese es el problema. Por eso se articularon los protocolos 0 a los que me referí anteriormente.
P.-A raíz de la absolución de Dani Alves. hubo un par de ministras que pusieron en solfa a los magistrados del TSJC.
R.-Hay que respetar mucho a las instituciones en todas las direcciones. Yo respeto a la clase política, igual que pido que se respete a la institución del Poder Judicial, a los jueces y a los magistrados, así como al Ministerio Fiscal. Si no, volveremos a los tiempos en los que determinadas personas que querían destruir este país eran las que criticaban las instituciones y no reconocían su autoridad. Ese daño no podemos hacerlo quienes nos consideramos defensores de la Constitución y de los valores democráticos.
P.-¿Cómo ve el futuro?
R.-Complicado. La justicia siempre ha sido la cenicienta en este país. Nadie quiere invertir en justicia y después pasa lo que pasa. Tienen que invertir también en educación, en prevenir la violencia de género. Siempre me quiero levantar con alegría y entender que podemos cambiar muchas cosas. Llevo muchos años enamorado de la profesión a la que me dedico. Son 18 años donde veo, sin decirlo de una forma prepotente o soberbia, que tenemos un trabajo trascendente donde podemos cambiar muchas cosas y para bien. En la Fiscalía de Algeciras estamos haciendo un trabajo bastante bonito, bastante importante, bastante serio. Tendríamos que tener refuerzos de personal, de instalaciones, pero bueno... Yo llevo esperando una ciudad de la justicia desde que llegué a Algeciras, pero no valen excusas.
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