Un guardia civil, condenado por quedarse con una caja de dátiles durante un control en la frontera entre Ceuta y Marruecos

El agente deberá pagar una multa de 150 euros tras admitir el delito leve de apropiación indebida en el Tarajal

Un guardia civil y su hermano, entre los líderes de una red de tráfico de hachís desarticulada en el Estrecho de Gibraltar

Vigilancia policial marroquí en la frontera del Tarajal  con Ceuta.
Vigilancia policial marroquí en la frontera del Tarajal con Ceuta. / EFE

Ceuta/Los dátiles que cruzan la frontera del Tarajal tienen destinos variados: la mesa de una familia ceutí, el maletero de un coche que vuelve a Marruecos o, en este caso, una mochila particular. Un agente de la Guardia Civil ha sido condenado al pago de una multa de 150 euros después de apropiarse de una caja de dátiles intervenida durante un control fiscal el pasado mes de noviembre.

Según informa El Faro de Ceuta, el guardia reconoció los hechos ante la autoridad judicial, asumiendo un delito leve de apropiación indebida. Su sanción equivale a un mes de multa con una cuota diaria de 5 euros, apenas el precio de un desayuno en cualquier cafetería de Ceuta, pero suficiente para sellar la infracción.

Los hechos ocurrieron en el puesto fronterizo del Tarajal, cuando el agente inspeccionaba un vehículo procedente de Marruecos. En el maletero, varias cajas de dátiles superaban la cantidad permitida, por lo que se procedió a retirarlas para su destrucción, tal y como establece la normativa. Pero el destino final de una de esas cajas se desvió: el agente, según registraron las cámaras, envolvió la mercancía en una prenda y la llevó a dependencias fiscales.

El pequeño contrabando quedó al descubierto al final del turno, cuando una inspección interna reveló que el guardia había guardado la caja de dátiles en su mochila. Aquella imagen de las cámaras, la caja y el descuido dieron pie a una investigación de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial, que trasladó el caso al Juzgado de Instrucción número 6 de Ceuta.

El lunes, el guardia compareció ante el juez y optó por la conformidad, admitiendo su error. El caso, sin grandes titulares, deja una lección: a veces, lo que parece dulce puede acabar amargo.

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