El homenaje de Consuelo Ordóñez a Antonio y Hortensia, los novios de Cádiz asesinados por ETA el día de Reyes de 1979
La joven pareja formada por el guardia civil tarifeño y su novia, sanroqueña, fue acribillada a balazos en Beasain hace ahora 46 años
La herida de ETA sigue abierta
El 6 de enero de 1979, el guardia civil de TarifaAntonio Ramírez y su novia, Hortensia González, de San Roque, acababan de prometerse mientras pasaban la madrugada del Día de Reyes en una discoteca en Beasain (Guipuzcoa). Hortensia tenía 20 años y estaba de visita en casa de su hermana, cuyo marido, Eugenio Santos, también era guardia civil destinado en Villafranca de Ordicia.
Entre bailes, habían previsto casarse ese verano. Eran las tres menos cuarto de la madrugada cuando Antonio, de 24 años, arrancó su Renault 5 color naranja y, tras recorrer apenas doscientos metros, se detuvo en un stop. En ese momento, dos hombres armados de un comando de ETA se colocaron en los laterales del vehículo y ametrallaron a la pareja, vaciando sus cargadores en una acción que apenas duró unos segundos.
El cuerpo inerte de Antonio estuvo 27 minutos sobre el volante haciendo sonar el claxon hasta que unos jóvenes con conocimientos en primeros auxilios acudieron al lugar. Hortensia falleció nada más llegar al hospital. Desde entonces son conocidos como los novios de Cádiz.
La activista y abogada Consuelo Ordóñez, presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (CVT), ha rendido este lunes un homenaje a la malograda pareja en su cuenta de X (antes Twitter). Ordóñez suele publicar extensos hilos en el aniversario de las más de 850 víctimas del terrorismo etarra. "Para que no caigan en el olvido", suele sentenciar cada publicación.
Hortensia fue la primera víctima del terrorismo etarra por su condición de pareja de un guardia civil. Ordóñez relata en su hilo en X que se recogieron quince casquillos de bala del calibre 9 milímetros parabellum, marca SF-74, y un cartucho de revólver. "Vecinos que oyeron el fuego de metralleta aseguraron que, al menos, se produjeron de 40 a 60 detonaciones", explica.
La presidenta del colectivo de víctimas de ETA denuncia que el caso quedó impune. "Hemos estudiado su sumario, la única diligencia de investigación que se practicó fue el informe de balística, donde se determinaba que habían intervenidos dos armas y el tipo de armas, en cuanto llegó éste, se archivó el 30-03-1979. En octubre de 2017 los hermanos consiguieron la reapertura para que se investigara que en 1981 se desarticuló un comando y a uno de los terroristas de le incautó una de las armas con la que les habían matado. Pero ningún miembro de este comando fue interrogado y menos imputado", censura Ordóñez, quien reclama que el caso no caiga en el olvido.
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