Asentamientos que perduraron en el tiempo: la iglesia visigoda de Tarifa en la Sierra de la Plata

OBSERVATORIO DE LA TROCHA - NUESTRA ARQUEOLOGÍA CRISTIANA

El término municipal acoge un conjunto de espacios religiosos de la época visigoda que han sido investigados por los expertos

La dirección del edificio que conforma la iglesia es de oriente a occidente, con una forma rectangular de aproximadamente 10 metros de largo por 6,50 de ancho

Vista de la fachada este de la iglesia visigoda de Tarifa.
Vista de la fachada este de la iglesia visigoda de Tarifa.

Situada en la parte más elevada de la hermosa Sierra de la Plata, a aproximadamente 450 metros sobre el nivel del mar y en la zona conocida como Silla del Papa de Tarifa, encontramos un conjunto de espacios religiosos, algunos pertenecientes a la época visigoda. Se encuentran en la zona más alta de esta sierra, aprovechando una plataforma casi plana con una leve inclinación con vistas a la localidad de Zahara de los Atunes y el cabo de Trafalgar. Su acceso no es complicado si seguimos el camino desde las ruinas de Baelo Claudia que va en dirección a las antenas que coronan la Sierra de la Plata. Allí hallamos la iglesia de la época visigoda y, aunque es un punto de referencia para los asentamientos de este periodo, es desconocida para muchos de nosotros.

El lugar que ocupa el recinto eclesiástico fue utilizado por su posición estratégica desde mucho antes de que se construyeran estas edificaciones por los diferentes grupos que, durante la Edad del Bronce y la última etapa de la Edad del Hierro, habitaron esas tierras. Continuando su ocupación en periodos posteriores hasta que fue completamente abandonado, además de la cercanía con el antiguo asentamiento romano republicano del "oppidum de Bailo", que se encuentra aproximadamente en dirección Norte del recinto sagrado, donde aún se pueden observar algunas de las construcciones de viviendas y las diferentes marcas en las rocas, donde se apoyaba el suelo de madera, estas construcciones del oppidum están datadas en el siglo I a. C., época republicana, por diferentes ánforas que se encontraron durante las excavaciones realizadas.

El edificio de la iglesia como institución religiosa consta de varios espacios, como podemos observar directamente en el terreno que ocupa este conjunto, tal como se aprecia en el plano topográfico. Este lugar ha sido objeto de diversas excavaciones arqueológicas realizadas por diferentes equipos y publicadas en varios artículos (La iglesia de la Edad Media temprana de la Silla del Papa (Tarifa, Cádiz), La iglesia del periodo medieval temprano de la Silla del Papa (Tarifa, Cádiz), La iglesia medieval alta de Silla del Papa (Tarifa, Cádiz), y SGL, BLPM p. 201-214 - PGI Silla del Papa, Campaña 2014-2015), llevándose a cabo excavaciones sucesivas, que comenzaron en la campaña del año 2014.

Situación del conjunto de recintos que forman la iglesia visigoda.
Situación del conjunto de recintos que forman la iglesia visigoda.

Tal como podemos apreciar en el plano (PGI Silla del Papa, Campaña 2014-2015) (figura 2), donde se han representado las diferentes partes del conjunto, señalando las áreas amuralladas (1), datadas en un periodo tardío de la Edad del Bronce por la cerámica encontrada en las áreas cercanas a dicho muro. La iglesia visigoda identificada con las letras (a, b, c), además de las sepulturas en el interior de la iglesia. Incluso una sala donde se preservan varios muros de la época emiral.

Plano de la iglesia visigoda. (PGI Silla del Papa, Campaña 2014-2015).
Plano de la iglesia visigoda. (PGI Silla del Papa, Campaña 2014-2015).

La dirección del edificio que conforma la iglesia es de oriente a occidente, con una forma rectangular de aproximadamente 10 metros de largo por 6,50 metros de ancho. Tiene un anexo en la parte frontal de la nave, orientado hacia el este, donde se encuentra el ábside, también con forma rectangular de 4,90 metros por 3,50 metros. En el lado sur de la nave hay otro anexo que también conduce a un ábside secundario, orientado hacia el este, similar al ábside principal. En el lado norte de la nave principal también hay dos recintos anexos, con acceso directo a la nave principal. La mayoría de los muros están construidos en seco y, si se observan detenidamente, parece que carecen de cimentación. Actualmente, después de las excavaciones realizadas, solo se han conservado las primeras hileras de la construcción. Según los datos obtenidos en los trabajos de excavación, se confirma que el suelo del recinto eclesiástico era de tierra compactada y solo el ábside principal tenía un suelo compuesto por losas de piedra caliza.

Describimos en primer lugar la “nave” que forma el recinto principal de la iglesia. Como se puede observar en los muros que actualmente se ven, el grosor de los mismos es mucho menor que los que forman el recinto del ábside, con un ancho medio de entre los 0,65 metros a los 0,75 metros, además de la forma de estar colocados, con una disposición diferente al resto de edificaciones del conjunto. Están colocados con el método constructivo de aparejo simple. Es decir, los bloques están colocados ocupando todo el ancho del muro, y dependiendo del tallado del bloque puesto a tizón o a soga.

La nave tiene varios puntos de acceso, uno principal ubicado al este, y dos más que se orientan al norte, además de un pequeño acceso por el muro sur. Tal como se puede observar en la fotografía (Figura principal), vemos la totalidad de la nave, vista desde la fachada principal orientada al este. Se observa en el suelo una gran cantidad de bloques de piedra alargados que formaban el alzado de la fachada principal. Como nota importante hablar de las tres sepulturas que se encontraron en el interior de la nave, dos de ellas con forma de trapecio y en su interior no se encontraron restos de enterramiento, y una tercera de proporciones más pequeñas, con restos de varios individuos, además de varios objetos cerámicos. Dentro de este espacio, en la misma excavación aparecieron restos de un asentamiento de la Edad del Hierro.

Una de las partes más importantes en el conjunto de recintos eclesiásticos, es el “ábside”, que se define como la parte posterior del altar mayor de una iglesia, que sobresale por el exterior y con una planta circular, cuadrangular o lobular, y generalmente con una cubierta abovedada. En nuestro caso contamos con un ábside de planta rectangular. Y con la particularidad que los muros que forman las paredes del ábside son de un espesor mayor de los que se colocaron en los muros de la nave, con un ancho medio de bloque de casi un metro y colocados en aparejo doble. Este espacio es el único que cuenta con un pavimento formado por losas de piedra caliza con forma irregular. Actualmente solo se conserva parte de este suelo. Justo en el centro de este habitáculo se encontró un pilar caído (actualmente colocado en su posición original), con una altura de 1,20 metros y de un diámetro de 0,50 metros que fue utilizado como el soporte de la mesa del altar para la colocación de reliquias.

Este pilar soporte cuenta en su cara superior con un hueco denominado “loculus”. Hay que destacar la utilización de este espacio en épocas posteriores cuando ya no tenía una función litúrgica, por los objetos cerámicos del tipo recipientes de cocina encontrados en la excavación en un paquete de sedimentos acumulados en la parte superior del suelo existente. Sobre la cubierta del ábside, comentar que estaba recubierta de tejas, por los restos de las mismas encontradas en varias zonas del interior y zonas exteriores próximas. (Figura 4).

Vista del ábside.
Vista del ábside.

Orientadas al sur, y anexas a la nave principal, se encuentran varias estancias, una de ellas de grandes dimensiones con aproximadamente unos 5,40 metros por 4,60 metros. Y otra más pequeña, casi cuadrada, con unas medidas de 3,90 metros por 3,70 metros. Estos recintos anexos formaban parte del conjunto eclesiástico, aunque se observa una técnica muy diferente en la construcción de los mismos. Las filas de bloques que aún se pueden ver en la actualidad muestran una doble hilera de bloques, lo que forma un muro perimetral del recinto con doble paramento. Dentro de estos espacios anexos, salieron a la luz en las excavaciones varios bancos de piedra corridos, adosados en los muros más largos de la estancia.

Al norte también se pueden observar dos estancias de menor tamaño, una de ellas con unas medidas de 2,90 metros por 2,20 metros medidas exteriores, siendo sus medidas interiores de 1,50 metros por 1,50 metros, y con un muro perimetral formado por una hilera de bloques de pequeñas dimensiones, colocado a tizón. El otro recinto al igual que el anterior es de muy reducidas dimensiones. Cabe destacar que se pueden ver tres accesos al mismo y un paso directo también a la nave principal por la pared norte.

En el interior de este recinto se encontró un pilar de las mismas características que el encontrado en el ábside principal, pero este partido en dos y con un diámetro mayor. Al igual que la otra, cuenta en su cara superior con un “loculus”, pero en este caso cuadrado. El suelo de esta estancia es de tierra compactada y no cuenta con solería, lo que nos da a pensar que este recinto seria también utilizado como un ábside secundario.

En las proximidades del conjunto de recintos litúrgicos de época visigoda se encontraron varias construcciones. Al suroeste, a unos 35 metros, se localizó una pequeña edificación con dimensiones interiores de 2,80 metros por 2,50 metros, que ya se podía ver antes de ser excavado por varios ortostatos de piedra que sobresalían verticalmente en el terreno (piedras colocadas verticalmente clavadas en la tierra) de un tamaño considerable, además de contar con una planta de forma absidal. Posiblemente se trate de algún recinto con carácter funerario. Destaca la técnica con la que se construyó este recinto, pues utiliza bloques de piedra sin elaborar y bloques completamente tallados y sin la utilización de ningún material de agarre para su unión.

Durante el desarrollo de la excavación aparecieron muchos restos de material cerámico además de restos de tégulas, todos muy similares a los materiales recuperados en la nave de la iglesia. Dentro del recinto funerario no se encontró ningún resto de enterramiento, posiblemente debido a algún expolio producido en periodos posteriores. Acabado el trabajo de excavación en el interior de este recinto funerario, se empezó con varias excavaciones en las zonas externas al mismo, hallándose numerosos restos de material anfórico de época romana republicana. (Figura 5).

Construcción funeraria próxima a la iglesia de época visigoda.
Construcción funeraria próxima a la iglesia de época visigoda.

Según los trabajos arqueológicos realizados en las varias campañas llevadas a cabo en octubre de 2014, mayo de 2015 y octubre de 2016, los estudios obtenidos sobre los materiales aparecidos en las diferentes excavaciones sitúan al conjunto de edificaciones eclesiásticas entre finales del siglo VI y mediados del siglo VII.

La posibilidad de estar relacionado este conjunto con los templos que estaban bajo el obispado de Asidonia y su benefactor, el obispo Pymenius, en Bornos, Algar, Zahara, Alcalá de los Gazules, Vejer y varios monasterios situados en la provincia de Cádiz. J. Abellán menciona un monasterio situado en la Silla del Papa que podría relacionarse directamente con el conjunto de recintos y la iglesia de época visigoda.

Si comparamos la planta de la iglesia de la Silla del Papa con varias de la misma época altomedieval de época visigoda en la Península Ibérica, se puede observar la similitud entre ellas. Con unas dimensiones muy similares y utilizando casi la misma distribución en los diferentes espacios que la componen: nave principal, ábside y anexos, manteniendo el mismo criterio constructivo. Además de la posición de la planta, con orientación del acceso principal al este. Las otras plantas que se muestran corresponden a diferentes enclaves: a) Iglesia de la Silla del Papa (Tarifa, Cádiz), b) San Pedro de Mérida (Cáceres), c) Basílica de Ibahernando de Magasquilla de los Donaire (Cáceres), y por último, d) Alcalá de los Gazules (Cádiz). (La iglesia altomedieval de la Silla del Papa (Tarifa, Cádiz), Sonia Gutiérrez Llorret, Bastien Lefebrvre, Pierre Moret). (Figura 6).

Comparativa de diferentes iglesias. (La iglesia altomedieval de la Silla del Papa (Tarifa, Cádiz), Sonia Gutiérrez Llorret, Bastien Lefebrvre, Pierre Moret).
Comparativa de diferentes iglesias. (La iglesia altomedieval de la Silla del Papa (Tarifa, Cádiz), Sonia Gutiérrez Llorret, Bastien Lefebrvre, Pierre Moret).

Las fechas de datación de las dos iglesias de Extremadura, según varios investigadores e inscripciones descubiertas en varias piedras de las mismas, nos sitúan en una línea de tiempo en la iglesia de San Pedro de Mérida de finales del siglo VI. Y en la basílica de Ibahernando, según la inscripción en una pieza de mármol que deja constancia de la inauguración de la basílica, en la época del obispo Horontio, en el 635 d.C. Estas líneas de tiempo confirmadas y las fechas coincidentes de los materiales encontrados en las diferentes excavaciones nos hacen ubicar a todo este conjunto de la Silla del Papa en un momento del período altomedieval de época visigoda.

Tener en nuestra región monumentos de esta naturaleza y que aún están en pleno proceso de investigación, nos sigue elevando a un nivel superior en todo lo que contribuye nuestro patrimonio.

Hugo Alberto Mira Perales es arqueólogo y especialista en arte prehistórico de la Asociación Cultural La Trocha. Miembro de la 2ª sección (Arqueología, Etnología, Patrimonio y Arquitectura) en el Instituto de Estudios Campogibraltareños, editor de la revista 1902 COMMITTEE, Miembro del Proyecto First Art.

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