La imagen de los ángeles en el Campo de Gibraltar (y III)

OBSERVATORIO DE LA TROCHA - PATRIMONIO CULTURAL

El biombo-iconostasio se trata de una pieza singular cubren toda la altura de las jambas y forman una sola unidad estética

Bocinas en el chapitel de la torre de Nuestra Señora de la Palma recuerda a los ángeles trompeteros del apocalipsis en el Juicio Final de Miguel Ángel en la capilla Sixtina

La imagen de los ángeles en el Campo de Gibraltar (I)

La imagen de los ángeles en el Campo de Gibraltar (II)

Detalle del biombo sacramental. El agnus dei con los siete sellos entre san Miguel como vencedor de la bestia apocalíptica y san Miguel como liberador de las animas del purgatorio
Detalle del biombo sacramental. El agnus dei con los siete sellos entre san Miguel como vencedor de la bestia apocalíptica y san Miguel como liberador de las animas del purgatorio
Andrés Bolufer Vicioso - Licenciado en Geografía e Historia. Especialista en Historia del Arte de la Asociación Cultural La Trocha, Historiador y miembro de la Sección 1ª (Historia) del Instituto de Estudios Campogibraltareños, del cual es Consejero de Numero

22 de septiembre 2023 - 03:00

Miguel también aparece como guardián y defensor del Trono en un biombo-iconostasio en la capilla sacramental de Santa María la Coronada de San Roque. En la iglesia mayor de San Roque lo tenemos de nuevo representado, pero esta vez como comandante de su cohorte, junto al trono divino, en una estructura muy singular, a la entrada de su Capilla Sacramental. Aunque de ella siempre se ha destacado como pieza fundamental su frontispicio, no podemos olvidarnos del biombo sacramental que debiera cerrarla.

Se trata de una pieza singular, formada por dos puertas-mamparas o biombos de grandes dimensiones, que cubren toda la altura de las jambas y forman una sola unidad estética, ya que, al desplegarse sus batientes, completan un mismo programa iconográfico. Tendría función de puerta móvil, separando la capilla sacramental del resto de la iglesia y por tanto funcionaría como un anterretablo-seudoiconostasio. Lamentablemente pasa desapercibido, porque raramente lo podemos ver extendido, lo normal es que sus hojas estén plegadas hacia el interior.

Su cara exterior presenta una textura mixta. A un armazón de planchas de maderas policromadas, se le han sobrepuesto otros elementos: en su parte central un cuerpo doble de ventanas acristaladas combinadas en ángulo recto, que dejan ver la parte central del retablo de la capilla sacramental, y desde ella hasta la parte superior, un lienzo policromado, a modo de peto. Su "esqueleto" está formado por distintos cajones engarzados entre sí, visibles sólo desde el interior de la capilla.

De los tres espacios ideales que lo forman, superior, medio e inferior, el que nos interesa es el superior, formado un lienzo irregular, que se introduce en el tramo central a través de dos piezas en forma de “U”, como si fueran colgaduras de un dosel monumental.

En él, sobresaliendo de un vaporoso mar de nubes, se ha representado un programa ideográfico complejo compuesto por tres elementos: una gran corona real, bajo la cual se abre un amplio cortinaje de motivos vegetales, desplegado lateralmente, y que desciende hasta el piso acristalado, dejando ver en su parte central un Agnus Dei, sentado sobre un libro cerrado, (Apocalipsis 5: 1-5), del que cuelgan siete círculos con las iniciales de los sacramentos: B(autismo), C(onfesión), P(enitencia), C(omunión), E(xtremaunción), O(rden sacerdotal), y M(atrimonio). Se le representa en el centro de un rompimiento de cielo, del que se desprenden ráfagas. A sus pies, aparece la primera inscripción latina: “Terribilis est locus iste:”, en clara alusión al sueño de Jacob. Si completamos la frase con su versículo (“Este es un lugar terrible. Es la casa de Dios y la Puerta del Cielo”), nos acercaremos a su significado teológico, porque nos indica el lugar ante el que nos encontramos, el sancta sanctorum.

Biombo que cierra la capilla sacramental en Sta Mª la Coronada en San Roque, siglo XVIII
Biombo que cierra la capilla sacramental en Sta Mª la Coronada en San Roque, siglo XVIII

En su representación se han unido gráficamente Apocalipsis y Génesis. El Cordero, el Libro cerrado y los siete sellos hacen referencia sin duda a los capítulos 5º y 6º del último libro neotestamentario en los que se alude a ellos, mientras el sueño de Jacob aparece en capítulo 32 del Génesis (22-32). Al unirse la representación juanista y la inscripción del primer libro de los libros, se está manifestando a todo el que se acerca a ella la importancia de esta capilla, en la que reside el cuerpo de Cristo. Podría interpretarse como una teofanía en tanto que la representación alegórica del cordero místico sobre el libro del Apocalipsis, alude a la presencia del propio Cristo.

Junto al Cordero Místico se sitúa en cada uno de los batientes un arcángel. El situado a su izquierda, representado como un centurión romano, tiene en su mano zurda como elemento parlante una espada flamígera, que porta en posición de guardia y a la que señala con la otra, para indicarnos quién es. A su derecha, otro, vestido con armadura de gala, sostiene en su mano izquierda una asta, rematada en cruz, mientras con la otra señala al conjunto central. En esta mano se nos dice quién ya que en círculo sobredorado aparece su emblema: Q. S. C. DEUS. No hay duda, se trata de Miguel en ambos casos. A la derecha aparece como el príncipe de los ángeles (en traje de gala y con la asta) y a la izquierda como el defensor victorioso de la Mujer Apocalíptica (María) y de su hijo (Cristo, El Cordero Místico).

En la parte central, en cada una de las “U” mencionadas, tenemos dos inscripciones latinas dentro de sendas orlas de rocallas. En la de la derecha se puede leer: “Adorabo ad templum sanctum tuum: & confitebor nómini tuo, parte del salmo 137, y en la parte izquierda: “Locus iste à Deo factus est”. Todas estas frases y representaciones inciden en la misma idea, la presencia de Cristo en esta capilla a través de esta Teofanía (presencia de Dios) simbólica.

Esta estructura se culmina con dos piezas de madera policromada en forma de rocallas, sobre los batientes laterales, con referencias al Antiguo Testamento, pero con un claro sentido eucarístico, en la derecha se representa al Arca de la Alianza (Éxodo 37: 1-5), mientras en la izquierda dos ancianos llevan sobre su varal un enorme racimo, estos, al igual que sus homólogos de la rocalla anterior, van vestidos a la usanza moruna, pero en el caso del Arca uno de ellos usa ropas sacerdotales, por lo que podría representar a Aarón, mientras el otro va con túnica corta y tiene vara de mando, por lo que podría ser Moisés. En el tramo inferior la decoración se repite el mismo motivo: cuatro jarrones florales dentro de rocallas. Esta unión de madera policromada, ventanas acristaladas y peto policromado, nos muestran un curioso collage.

Vayamos a Los Barrios. Allí lo podemos encontrar como victorioso vencedor de la bestia apocalíptica en las pechinas de la cúpula del antepresbiterio en San Isidro de Los Barrios, sobre un tondo en el arco toral mayor de esta iglesia parroquial. Se le representa como el comandante vencedor, armado, desplegando sus alas dorsales, combatiendo y dominando con su espada flamígera a la bestia apocalíptica, que adopta la forma de un dragón fantástico de cuerpo serpentiforme, cabeza canina, doble par de alas de murciélago, de distinto tamaño, y cola de pez.

San Miguel y San Rafael en las pechinas de la cúpula de San Isidro Labrador de Los Barrios, siglo XVIII
San Miguel y San Rafael en las pechinas de la cúpula de San Isidro Labrador de Los Barrios, siglo XVIII

La escena los capta en el clímax del combate, en el duelo decisivo entre el comandante angélico y la Bestia (Apocalipsis 12: 9), en el instante en el que, vencido el dragón, el arcángel lo inmoviliza y se dispone a asestarle el golpe definitivo. El dramatismo de la escena se trasmite al paisaje: la negra tierra se abre y de ella surge un lago ardiente, al que se precipitará el desesperado monstruo (Apocalipsis, 20: 10), gritando de rabia, agitándose, y lanzando una última ráfaga, de la que se defiende el arcángel interponiendo su escudo, en el que están grabadas sus iniciales: Q.S.D.

Junto a él se representan sus compañeros del coro arcangélico en las pechinas del antepresbiterio en San Isidro de Los Barrios. Aunque lo más frecuente es representar en las pechinas de la cúpula mayor del templo a los cuatro evangelistas, no siempre es así y en el Campo de Gibraltar tenemos dos ejemplos de ello, uno en la parroquia mayor sanroqueña en la que se reproducen devociones propias de la ciudad, y otro en San Isidro Labrador de Los Barrios, en cuyas pechinas se han colocado a los tres arcángeles canónicos (Miguel, Gabriel y Rafael) y al Ángel de la Guarda.

Esta iconografía tiene su fundamento en la visión de Juan, cuando vio a: “cuatro ángeles de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, y retenían los cuatro vientos de ella para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol” (Apocalipsis 7:1). Por tanto, su situación bajo la cúpula, aludiría al lugar donde se congregaría a los elegidos: “No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado a los siervos de nuestro Dios en sus frentes” (Apocalipsis 7:3)(.)

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San Rafael y el Ángel de la Guarda en las pechinas de la cúpula de San Isidro Labrador de Los Barrios, siglo XVIII
San Rafael y el Ángel de la Guarda en las pechinas de la cúpula de San Isidro Labrador de Los Barrios, siglo XVIII

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Miguel, al que ya hemos descrito, tiene como colega directo en el arco triunfal del presbiterio a Gabriel, cuyo nombre significa héroe de Dios o Fortaleza de Dios, y cuya misión principal es la de ser el mensajero divino. En el Antiguo Testamento aparece en dos ocasiones (Daniel, 8 y 9), y otras dos en el Nuevo Testamento, la primera cuando comunica a Zacarías que va a ser el padre del Bautista (Lucas 1: 5-25), y en la última, cuando anuncia a María la Encarnación del Hijo en sus entrañas (Lucas 1: 26-38). El autor de estos tondos ha elegido para su particular interpretación el momento previo a este último: Gabriel, que lleva en sus manos la azucena florida, símbolo de la virginidad de María, se dirige a su casa para hacerle entrega del mensaje celestial, que indica al tener alzada la mano izquierda con el dedo índice dirigido al cielo.

Frente a Miguel se halla Rafael, cuyo nombre significa Dios me ha curado, en clara alusión a la historia de Tobías, con la que está íntimamente ligado. La iconografía elegida en este caso lo representa como peregrino, con capote negro y dos conchas sobre el mismo, apoyándose sobre una lanza en la mano izquierda y llevando un gran pez en la derecha, en clara referencia al cogido por Tobías en el camino a Media (Tobías 6: 3-8). Una interesante talla tardobarroca de Rafael podemos encontrar en la iglesia de San Mateo de Tarifa.

Con ellos se completa el coro de arcángeles, que junto a principados y ángeles integran la tercera jerarquía del Seudo Dionisio Areopagita, pero aún queda otra representación para completar el programa iconográfico de esta pieza tan significativa de la iglesia barreña. Junto a Rafael, y frente a Gabriel, se encuentra el Ángel de la Guarda.

El ángel (de la guarda) que acompaña a san Roque en un tondo de la cúpula y en la escultura del santo en el retablo de Santa María la Coronada
El ángel (de la guarda) que acompaña a san Roque en un tondo de la cúpula y en la escultura del santo en el retablo de Santa María la Coronada

La iconografía del Ángel de la Guarda está ligada a la de Rafael, de hecho, deriva de la escena en la que el arcángel acompaña a Tobías en su viaje a Media para cobrar una deuda paterna (Tobías 12: 12). Otras referencias a este ángel anónimo, al que sólo se le conoce por su misión de guarda o custodia, se pueden encontrar en el libro de Job (33: 23-24) y en el evangelio de Mateo (18: 10). En nuestro caso se le interpreta indicando el camino a un adolescente, que le mira con las manos juntas, en actitud de oración, en clara alusión al alma peregrina.

La popularidad de este tipo de ángeles se debe en parte a su protección sobre la infancia, tal como se expresa en estos estribillos de oracioncillas, que se nos canturreaban cuando éramos niños para que nos durmiéramos: “Cuatro esquinitas tiene mi cama,/ cuatro angelitos la guardan [clara referencia a los ángeles custodios] ...”, o esta otra: “Ángel de la Guarda, dulce compañía,/ no me desampares, ni de noche ni de día./ No me dejes sólo porque me moriría, ...”.

Un claro ejemplo de este tipo de ángeles guía por ejemplo lo tenemos en San Roque, en la que en su iglesia matriz, tanto en uno de los tondos del crucero como en una escultura del retablo mayor, aparece un angelito acompañando al santo peregrino.

Bocinas en el chapitel de la torre de Ntra. Sra. de la Palma, ¿principios del siglo XIX?, recuerda a los ángeles trompeteros del apocalipsis en el Juicio Final de Miguel Ángel en la capilla Sixtina
Bocinas en el chapitel de la torre de Ntra. Sra. de la Palma, ¿principios del siglo XIX?, recuerda a los ángeles trompeteros del apocalipsis en el Juicio Final de Miguel Ángel en la capilla Sixtina

Estas representaciones tienen unos compañeros de viaje muy singulares en Algeciras sobre la torre de la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Palma. Se trata de una representación simbólica de los ángeles apocalípticos, en las bocinas del chapitel que corona el campanario de la iglesia parroquial. Bajo la cruz que corona el chapitel de esta iglesia parroquial, hay una representación un tanto singular. Está formada por cuatro estructuras, en piedra, en forma de pequeños óculos, dispuestas en cruz perpendicular a la que culmina la torre y que podrían interpretarse como bocas de bocinas, por la anchura de su abertura oval. Caso de aceptarse esta propuesta, y teniendo en cuenta su posición bajo el símbolo de la fe y su mirada hacia los cuatro puntos cardinales, bien pudieran hacer referencia a las cuatro trompetas de los cuatro primeros ángeles, de los siete, que tocarán sus instrumentos el día del Juicio Final, una vez que el Cordero Místico abrió el Libro de los siete sellos (Apocalipsis 8: 1-13), y por tanto la cruz sobre el Gólgota no personificaría al Cristo muerto sino al triunfal de la Parusía en su regreso definitivo. Esta imagen de la trompeta apocalíptica se repite también en San Pablo: “En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al último toque de la trompeta –pues tocará la trompeta-, los muertos resucitarán incorruptos, y nosotros seremos transformados” (1 Corintios 15: 32).

Esta imagen apocalíptica, sería una clara muestra de lo que hoy aceptamos como arte conceptual, ya que no se representa a sus ejecutores, sino parte de los instrumentos utilizados por éstos. Es el único elemento decorativo-alegórico de la torre.

Ángeles orantes de Ntra. Sra. de la Palma, hacia 1942
Ángeles orantes de Ntra. Sra. de la Palma, hacia 1942

Sucesores de los que hubo en el templete del presbiterio de la parroquial algecireña son los ángeles oferentes que han sobrevivido a la agitada historia de las reformas que han tenido los retablos de la virgen de la Palma. Se trata de dos ángeles adolescentes dorados de influencia neoclásica que fueron donados por dª María Carlota de León Bianchi hacia 1942, profesora de música y responsable de la letra del himno de la patrona (la letra fue de su tío Joaquín Bianchi Santacana) y miembro de la dinastía algecireña de políticos tan notables como los hermanos Bianchi Santacana (José y Joaquín) y Santacana Mensayas (José y Emilio).

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