Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Nuestra casa y los edificios donde vivimos nos marcan, pero ¿no somos nosotros los que les damos vida? Tener un hogar es muy importante en nuestras vidas, cuando somos pequeños es la casa de nuestros padres, que la sentimos propia, y en la adolescencia empezamos a tener ese gran anhelo de tener nuestra propia vivienda, pero ese gran deseo es difícil de conseguir para nuestra juventud.
Gloria Fuertes nos regaló un magnífico poema titulado Cuarto de soltera que lo resume espléndidamente:
Por mi casa sin amo / suena un instrumento que aún no se ha inventado.
Y alguna vez consigo ver a un diablo / con una regadera llena de vino blanco.
De noche, alguien se queja por mi lado.
¡Aves del otro mundo / se vienen a morir a mi tejado!
De madrugada, el silencio es demasiado.
Luego vuelve a sonar el instrumento desafinado.
¡Mi cuarto de soltera está embrujado!
De todas sus esquinas salen llantos / de niños recién manipulados.
Todo esto sucede y otras cosas / en mi casa sin amo.
El libro que hoy traemos a la estantería es El jardín de la primavera que de una forma muy realista nos va narrando la aburrida vida de Taro. Él fue peluquero en el establecimiento de su suegro, pero lo dejó tras el divorcio, y se marchó a Tokio como comercial de la empresa del hermano de un antiguo compañero del Instituto. Se convirtió en un experto de las “Herramientas de Marketing” pero con pocas habilidades sociales con sus compañeros de trabajo y ninguna con sus vecinos. Aunque Taro es el hilo conductor, a la vez es la historia de View Palace Saeki III que es un edificio de apartamentos de más de 35 años. Cada una de sus plantas está formada por cuatro apartamentos señalizados por los signos del zodíaco chino. Como ahora se tiene la costumbre de no poner el nombre en el buzón, no conocemos los nombres de los vecinos. La vecina de Taro es la Mujer Serpiente por el signo del zodíaco de su apartamento. El heredero de los apartamentos ha decidido derribarlos, por ello no renovará los contratos de alquiler de los vecinos. El contrato de Taro finaliza el mes de julio del próximo año. Tras una indemnización los vecinos van abandonando el edificio. Pero a Taro le dan pereza los cambios y por ello esperará hasta el último momento.
El jardín de la primavera es un libro dentro de otro libro. Taro y su vecina Nishic (La mujer Dragón) tienen una obsesión con una casa cercana a sus apartamentos. La conocen detalladamente no porque la hayan visitado, sino que están informados de todos sus pormenores a través de un bello libro de fotografías que también tiene por título El jardín de la primavera: fachada azul celeste, tejado color ladrillo coronado con una lanza, puertas correderas de cristal, interior estilo japonés. El “ranma” es de madera calada para dejar pasar la luz y el aire, con estilo indio con elefantes tallados primorosamente. Esta casa se construyó el año de los Juegos Olímpicos de 1964 con influencias de Gaudí.
La casa también tiene un jardín que le da una personalidad única. En el están plantado un cerezo, un ciruelo, y sobre todo un árbol de Júpiter, adornados por un río de piedra y alumbrado por una pequeña farola. El jardín es un lugar mucho más amplio y complejo que lo que parece a simple vista. Sus pájaros que nos anuncian el cambio de estaciones, las mariposas e insectos que revolotean entre las flores y los gatos callejeros que se pasean por la muralla y los visitan por las noches.
Pero para Nishic lo más importante era el cuarto de baño con azulejos color lima.
El jardín de la primavera es una crítica social al aislamiento de las personas en las ciudades. El ejemplo es Tokio, pero esto ocurre en cualquier ciudad del mundo. Vemos pasar los días a través de los cambios en los árboles del jardín, de las nubes arrastradas por las estaciones, por el canto de los cuervos marcando el día que hay que sacar la basura. Es el placer de leer como está escrita y no por lo que ocurre.
Las críticas han aplaudido esta publicación:
• “Una mirada magistral a la soledad urbana actual”. The Japan Times.
• “Este libro es como una buena meditación: tranquila, llena de sorpresas, satisfactoria (…) Todo está conectado de una manera que es imposible explicarlo con palabras, a menos que te llames Tomoka Shibasaki”. New York Times Book Review.
• “Una historia reflexiva sobre la memoria y la pérdida de encanto de las ciudades, ambientada en un Tokio gentrificado”. Kirkus Reviews.
La libélula roja sobre el marco de una de las ventanas, que es la misma que está en la portada del libro, nos acompañará con su vuelo en todas y cada una de sus páginas. Pero cuidado, un jardín también puede ser el lugar ideal para enterrar, donde deshacerte de algo que te pesa, que te lleva acompañando desde hace demasiado tiempo, que se ha convertido en una mochila incómoda y que debes quitártela de encima. ¿Tú que enterrarías en él?
En esta narración también contemplamos una mirada frente a frente entre la arquitectura tradicional japonesa, con alma, y las nuevas edificaciones sin espíritu.
Los pequeños lectores recomiendan: Ismael González Millán, alumno de 2º de Bachillerato: “Puede estar feo decirlo, pero elegí este libro porque no había leído nada de ningún autor japonés. Yashunari Kawabata, Kenzaburo Oé y Kazuo Ishiguro ganaron el Nobel de Literatura pero ninguno de sus libros han pasado por mis manos y eso que leo mucho. Este libro se lee con gran facilidad, y eso que tiene multitud de pequeños detalles. Por desgracias es real lo que nos describe de la soledad. ¿Conocemos a nuestros vecinos, sus nombres, sus aficiones, sus profesiones? Vivimos en sociedad, rodeado de personas a las que incluso saludamos todos los días, pero no tenemos ni idea de sus vidas, cada uno vamos a lo nuestro y eso es una pena. Este año le han dado el Nobel a Han Kang, una coreana, intentaremos leerla.”
En la Estantería hemos tenido anteriormente libros de autores nipones: El gato que amaba los libros de Sosuke Natsukawa y Klara y el Sol del premio Nobel Kazuo Ishiguro.
El jardín de la primavera de Tomoka Shibasaki de la Editorial Quaterni, tiene 144 páginas, tamaño 21 x 15. Sin capítulos. Portada de cartoné con solapa. Es una novela breve, de lectura ágil y sencilla, pero te hará pensar en nuestra sociedad. A partir de los 16 años. Ha obtenido el premio Akutagawa. Este premio es el galardón literario más prestigioso de Japón para autores noveles. Su nombre es en honor al escritor Ryūnosuke Akutagawa. Fue establecido en 1935 por el escritor Kan Kikuchi. En la actualidad es patrocinado por la Nihon Bungaku Shinkō Kai organismo encargado de la promoción de la literatura japonesa.
Tiempo de lectura: 3 horas y media.
Actividades con su lectura: Como siempre las realizamos en tres momentos.
Tomaka Shibasaki Osaka, Japón. Escritora. Escribe desde su juventud. Su primer libro es Kyō no dekigoto (Un día en el planeta) ha saltado al cine convirtiéndose en una exitosa película en Japón y esta razón le ha dado la fama actual. Su novela Sono machi no ima wa (Hoy, en esa ciudad) recibió el premio del Ministerio de Cultura como mejor escritor novel, el premio Sakunosuke Oda y el premio Sakuyakonohana. Con Haru no niwa (El jardín de primavera) obtuvo el Premio Akutagawa. Otros de sus libros son Nete mo samete mo (Noche y día), Furu taimu raifu (Vida a tiempo completo), Birijian (Viridián) y la colección de cuentos Dorīmāzu (Soñadores). Tomoka Shibasaki es admirada por su capacidad de capturar situaciones con precisión fotográfica.
El jardín de la primavera
Autoría: Tomoka Shibasaki
Traducción: Madoka Hatakeyama
Ganador del Premio Akutagawa
Editorial: Quaterni. Madrid.
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