La lagarta peluda, la amenaza del alcornoque que se adentra en la ciudad

Algeciras

Este lepidóptero devorador arrasa como una plaga con árboles y plantas e inunda las paredes de las casas de la barriada algecireña de Pelayo

La fumigación aérea, retrasada por el levante, una respuesta que se antoja insuficiente

Una pared de una casa de Pelayo, repleta de lagarta peluda.
Una pared de una casa de Pelayo, repleta de lagarta peluda. / Erasmo Fenoy

La lagarta peluda está desatada en Pelayo, en una de las zonas más verdes de Algeciras. Los vecinos de la barriada piden ayuda y están desesperados ante una plaga que inunda las paredes de sus casas y acaba con sus árboles y flores. Este lepidóptero devorador, que tiene en el alcornoque su plato gourmet, ha contado también con la alianza del viento de levante del Estrecho, que ha retrasado todos los planes de fumigación de la Junta de Andalucía.

La Lymantria dispar ha vuelto como cada año al Campo de Gibraltar, pero con más agresividad si cabe. 2020 parece empeñado en complicarlo todo. La plaga de esta oruga es una de las grandes amenazas para los Parques Naturales de Los Alcornocales y el Estrecho, los dos pulmones de la comarca.

Los grupos ecologistas vienen avisando desde hace años, al igual que con el alga invasora, de un problema serio para el medio ambiente, un mal para el que no se buscan soluciones duraderas a medio-largo plazo. El impacto de la lagarta peluda no solo alcanza a los bosques, al preciado alcornoque, también llega a las puertas de muchas casas.

Los vecinos de Pelayo o de Getares están acostumbrados a lidiar con esta polilla, aunque la plaga de este año ha brotado con fuerza, tanto que recuerda a una sufrida hace una década.

"Nos está afectando muchísimo. Estas orugas son grandes y se comen todo a su paso, hay vecinos que han perdido árboles, frutales, rosales... Arrasan a su paso", asegura Maribel Oliva, la presidenta de la Asociación de Vecinos de Pelayo, una mujer que siempre se pone al pie del cañón a la hora de buscar soluciones para el barrio.

"Ya hemos tenido otras plagas, pero parece que cada vez va a más y la oruga se adentra más y más", explica Maribel. La zona alta de Pelayo, la más pegada a los alcornocales, es la que se está viendo más afectada, aunque la presencia de los orugas alcanza a casi todo el barrio.

"Hace más de un mes que empezamos a movilizarnos los vecinos. Primero nos dirigimos al Ayuntamiento de Algeciras, a través de su delegación de Medio Ambiente, y allí nos trasladaron que no era de su competencia, pero nos facilitaron contactos para hablar directamente con la Junta, que es la responsable de los parques naturales", relata la presidenta de la AAVV de Pelayo.

"Hemos estado llamando día sí, día también, turnándonos entre todos los vecinos para poner en conocimiento nuestro problema. Al principio que si faltaba un trámite burocrático, que si el estado de alarma lo ha retrasado todo, ahora que el viento de levante ha impedido la fumigación aérea... Es verdad que sí han fumigado por tierra, pero las larvas ya están grandes y por todas partes. Nos las hemos encontrado hasta en la ropa, no podemos tender porque además dejan unas manchas que no salen", lamenta.

"No queremos culpar a nadie, queremos que nos ayuden porque no podemos aguantar esta situación mucho tiempo más. Llega el calor y los niños no quieren salir ni a la calle", denuncia Maribel Oliva.

Ana, una vecina de El Bujeo, relata que el todoterreno con el cañón fumigador solo llega al primer árbol del camino. "No vale para nada y además es tarde porque ese tratamiento con Bacillus hace efecto cuando la oruga es pequeña y ya están grandísimas", advierte. "Soy lindera con el monte y se están comiendo todo tipo de árboles y plantas de mi casa, esto lo tienen que gestionar mejor porque es un gran problema".

La seca, los incendios y la lagarta peluda

Los colectivos ecologistas del Campo de Gibraltar llevan tiempo reclamando medidas y soluciones duraderas para controlar y atajar la plaga de la lagarta peluda. Tanto Agaden como Verdemar insisten en la importancia de reforzar la vigilancia en los parques naturales, cubrir zonas más extensas y apostar por métodos biológicos antes que las habituales fumigaciones.

La lagarta peluda es una de las grandes amenazas para el medio ambiente de la comarca junto a la seca y los incendios. En su estado de mariposa, la lagarta peluda es inofensiva, pero como oruga sí puede producir urticaria, con un aspecto similar a la temida procesionaria del pino. En su expansión durante este periodo del año, la oruga devora todo a su paso, de hecho, está considerada como la segunda defoliadora más importante en masas forestales, causando un considerable daño en bosques de alcornoques, encinas, quejigos y rebollos, aunque su carácter polífago hace que en caso de plaga y falta de comida defolie el matorral.

En otros países y entornos se ha tratado de combatir a esta especie con controles biológicos con al menos dos especies de avispas y moscas que parasitan de los huevos y escarabajos carnívoros o murciélagos. Habitualmente es la propia naturaleza la que pone a cada especie en su sitio y da pie a un nuevo depredador, pero mientras tanto la lagarta peluda continúa campando a sus anchas.

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