Lavado de dinero del narcotráfico en Reino Unido: 265 barberías y salones de uñas registrados con 35 detenidos

La policía británica destapa una red de negocios aparentemente inocuos —peluquerías masculinas, salones de uñas, tiendas de vapeo o lavanderías— utilizados como fachadas para lavar millones procedentes del narcotráfico, la inmigración ilegal y otras actividades delictivas

Arrestado el dueño de una barbería en La Línea por favorecer la inmigración clandestina

La policía británica destapa una red de negocios aparentemente inocuos.
La policía británica destapa una red de negocios aparentemente inocuos. / NCA

Algeciras/Entran como clientes, pero no buscan corte. Ni arreglo de barba ni degradado a navaja. Buscan otra cosa. Cuando la policía británica derribó la puerta trasera de una moderna barbería en Shrewsbury, una pequeña localidad al oeste de Inglaterra, no encontró peine ni tijeras en uso, sino miles de libras en efectivo, vapeadores ilegales y dos hombres detenidos —curdos, solicitantes de asilo— que serían liberados poco después. No era una excepción. Era solo el principio de una jornada que incluiría seis redadas similares.

A lo largo de marzo y abril, se han ejecutado 265 operaciones del mismo tipo en Inglaterra y Gales contra negocios aparentemente legítimos. El objetivo: desmantelar una red de establecimientos que, bajo el aspecto inocente de una barbería o un salón de uñas, escondían las entrañas de una maquinaria criminal que mueve más de 12.000 millones de libras al año en dinero negro, según la Agencia Nacional contra el Crimen (NCA, por sus siglas en inglés). Todo esto, según informa la BBC.

La operación, bautizada con el nombre de Machinize, ha dejado un reguero de cifras: 35 detenidos, 97 posibles víctimas de esclavitud, cuentas bancarias con más de un millón de libras congeladas, más de 40.000 libras en efectivo incautadas, 200.000 cigarrillos ilegales requisados, 8.000 vapeadores fuera del circuito legal y dos plantaciones de cannabis descubiertas. Diez negocios han sido cerrados por orden judicial.

El fenómeno no es nuevo. En la última década, el número medio de barberías por habitante en Inglaterra y Gales se ha duplicado. Y sin embargo, muchas de ellas no tienen clientes suficientes ni para pagar el alquiler. “El problema no es que haya muchas tijeras, sino que algunas cortan más de lo que parece”, declara el inspector Daniel Fenn, que ya lleva nueve redadas solo esa semana. “Algunas de estas peluquerías aseguran ingresos mensuales de entre 100.000 y 150.000 libras. Pero basta con ver las cámaras de seguridad: no entra nadie”.

Lo que entra es otra cosa: dinero negro. Dinero que procede del tráfico de drogas, de la trata de personas, de redes de inmigración irregular, del comercio de tabaco ilícito y del fraude fiscal. Dinero que necesita ser lavado, peinado, perfumado y devuelto al sistema con apariencia de legalidad. Y pocas actividades lo permiten mejor que un negocio que maneja mucho efectivo, como una barbería.

Según explica Rachael Herbert, directora adjunta del Centro Nacional de Delitos Económicos, esta operación ha revelado conexiones con casi todo lo imaginable: drogas, esclavitud, armas, tráfico de personas. El ministro de Seguridad, Dan Jarvis, no lo ha podido resumir con más crudeza: “Esto no es solo un problema económico. Es una amenaza contra la seguridad, contra nuestras fronteras y contra la confianza misma de nuestras comunidades”.

La tijera, el humo y el dinero

El fenómeno no es exclusivo del Reino Unido. También en España, y especialmente en las grandes capitales como Madrid y Barcelona y algunas ciudades fronterizar del sur, hay algo que no encaja en la proliferación de barberías en los últimos años. En las barriadas más humildes del Campo de Gibraltar, por ejemplo, los letreros se multiplican con una frecuencia que desafía las leyes del mercado. Algunas ofrecen cortes de pelo por cinco euros. Abren hasta altas horas. Muchas vacías, pero siempre abiertas.

La Policía Nacional en el interior de una barbería de La Línea.
La Policía Nacional en el interior de una barbería de La Línea.

No hay país europeo con tantas peluquerías masculinas por habitante como España. Y sin embargo, la patronal del sector cosmético estima que un 30% de las existentes no son rentables. ¿Cómo sobreviven? ¿Quién paga los alquileres? ¿Cómo se explican los locales recién reformados, el mobiliario de diseño, las luces LED, si no entran clientes?

Algunos de estos negocios operan sin licencia. Otros se sirven de trabajadores sin contrato. Otros ni siquiera están dados de alta como actividad comercial. Y si en Reino Unido ya hay una ofensiva policial a gran escala, en España aún reina cierta pasividad institucional, a pesar de las voces que, desde dentro del propio sector, claman por una mayor regulación y control.

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