Los Alcornocales, una selva en peligro de muerte
Medio Ambiente
'El último bosque' evidencia la situación crítica de Los Alcornocales a través de la fotografía
Su autor busca que el debate y la acción pasen del ámbito rural a las instituciones
El alcornocal lleva décadas herido y sin que los intentos de sutura hayan logrado frenar una sangría de árboles centenarios muertos de forma silenciosa, casi imperceptible. Apenas los ojos de la gente del campo, criados entre chaparros y quejigos, son capaces de ver las dimensiones de un desastre ecológico que lleva ya demasiado tiempo coqueteando peligrosamente con el punto de no retorno.
El valenciano David Coronado admite que se quedó fascinado con la belleza del bosque de la niebla, situado entre los términos municipales de Algeciras, Los Barrios y Tarifa, cuando hizo su primera excursión en 2016. Fue acompañado de su cámara de fotos, durante una de sus habituales vacaciones en la comarca, para tomar unas bucólicas y coloristas imágenes como las que había visto en un reportaje en prensa. Pese a veranear habitualmente en San Roque, desconcía la existencia del paraje.
Las imágenes de postal y la curiosidad le llevaron pronto a indagar sobre el estado de Los Alcornocales y a descubrir que bajo el musgo yacían árboles moribundos, aquejados por la seca, hongos y plagas como la Lymantria DisparLymantria Dispar.
"Las primeras imágenes que tomé del monte de alcornoques eran fotos turísticas, casi folclóricas. Pero la realidad es que el alcornocal es un ecosistema que va a morir en 20 años si no se pone remedio", asegura Coronado, quien comenzó a adentrarse con más frecuencia en el bosque con su cámara hasta recopilar más de 90 imágenes que ha reunido en El último bosque. Un libro autoeditado con el que busca generar debate en la sociedad y promover la acción de las autoridades para frenar el declive del ecosistema antes de que sea demasiado tarde.
"El último bosque es una obra necesaria, oportuna, que denuncia la situación de deterioro y vulnerabilidad de los alcornocales existentes en el sur andaluz y visibiliza el esfuerzo de gran parte de sus habitantes por modificar un futuro aciago de desolación y muerte", recoge el antropólogo Agustín Coca en el prólogo.
Se trata de la primera obra de Coronado en el plano de la fotografía documental. Previamente, el autor -contable de profesión- ha publicado La Calderona, una novela histórica; Operación Stambruck y Sexo, mentiras y otros cuentos.
"Mucha gente se hace fotos con alcornoques en el campo y las suben a las redes sociales sin saber que se están fotografiando con un árbol muerto, con un cadáver", apostilla Coronado. Así, las coloridas primeras imágenes del libro dan pronto paso a tomas en blanco y negro, donde las texturas copan el protagonismo en una serie de instantáneas a corcheros y su labor en el monte.
"El último bosque es un homenaje a la gente del campo, a los arrieros y corcheros que conocen y respetan los árboles y cuyo medio de vida está en peligro. Es un libro reivindicativo que busca generar conciencia del patrimonio que está en riesgo de desaparecer", insiste el autor, quien apunta a que en su tierra natal el monte mediterráneo ya ha sido sustituido por campos de naranjos y repoblaciones de pino.
El último bosque se estructura en tres partes. Una sobre el propio bosque de alcornocal y su estado, otra dedicada a la seca como la principal amenaza y un tercer apartado denominado "La esperanza" en el que el color vuelve a las páginas. En ellas se ven a ecologistas en repoblaciones con un espítitu quijotesco y una de las fotografías que más llamó la atención al autor: una sencilla caja de frutas convertida en una suerte de malla protectora para un brote de alcornoque. "Aquella imagen me conmovió porque los corcheros, apenas con lo que tenían a mano, buscaban proteger un brote que, en esencia, no deja de ser un símbolo de la lucha por su propio futuro", explica el autor, quien dice ser optimista pese al difícil panorama.
El último bosque ya ha sido presentado en Alcalá de los Gazules, Los Barrios, Castellar y Jimena de la Frontera. "No esperaba la reacción de la gente en la primera presentación. Todos tenían un tono y un semblante muy serio, casi de funeral. Una muestra más de la grave preocupación que existe en los entornos rurales por el futuro de un medio natural que es su futuro, su forma de vivir, sin la que estos pueblos no se explican", subraya el autor. En sus presentaciones, Coronado se apoya en datos y evidencias científicas para apuntalar el mensaje trasladado con sus fotografías.
Coronado pretende que su mensaje de alerta cale entre la población del Campo de Gibraltar y otros territorios cercanos con alcornocal para demandar un plan de acción eficaz. "Hablamos de un bosque con árboles de más de 200 años que se encuentran a las puertas de un desastre ecológico y también social que está en nuestras manos evitar", concluye el autor.
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