Manuel Natera García, el economista del desarrollo del Campo de Gibraltar

Algeciras/En estas fechas se cumplen 50 años desde que un campogibraltareño, Manuel Natera García, fuera nombrado a la edad de 33 años gerente de uno de los planes de desarrollo regional más ambiciosos que se han implantado en España y que transformó la realidad económico y social de la comarca del Campo de Gibraltar. 

Manuel Natera García nació en 1941 en el seno de una familia humilde de Algeciras. Un brillante expediente académico y una gran capacidad de trabajo le permitieron acceder a becas de estudio y lograr en 1964 licenciarse en Ciencias Económicas y Comerciales, especialidad en Economía de la Empresa, por la Universidad de Barcelona. El destino quiso que su trabajo fin de carrera, basado en la necesidad de implantar un Plan de Desarrollo en la provincia de Cádiz, llamara la atención de las autoridades que, casualmente por entonces, estaban proyectando un conjunto de medidas de estímulo encaminadas a promover el desarrollo económico-social del Campo de Gibraltar, en un intento no sólo de terminar con la dependencia económica del Campo con la colonia de Gibraltar, sino también de volver a reintegrar al Peñón dentro de su soberanía.

Esa circunstancia le permitió volver a Cádiz a comienzos de 1965 para colaborar como economista en una Comisión Interministerial que culminó en el primer estudio socioeconómico oficial sobre el Campo de Gibraltar y que supuso el punto de partida de un programa de medidas oficiales que se materializaron años más tarde en los Planes de Desarrollo, con el objetivo de abordar de manera integral el subdesarrollo económico y social en el que estaba sumida por entonces la Comarca: con un tejido industrial casi inexistente (salvo por una precaria industria conservera y corchera), un aislamiento hacia el interior en las comunicaciones, alto latifundismo, la existencia de amplias zonas sometidas a servidumbres militares, déficit importante de viviendas con presencia notable de chabolismo, baja escolarización y alto analfabetismo de la población, alto nivel de paro y baja cualificación de su población activa, deficientes e insuficientes infraestructuras básicas en la mayoría de sus poblaciones…

Nada más iniciarse el Plan de Desarrollo del Campo de Gibraltar en 1966, Manuel Natera empezó a asumir rápidamente puestos de más responsabilidad, llegando a ser ese mismo año nombrado jefe de la Oficina de Información y vocal del principal órgano que gestionaría las actuaciones del Plan de Desarrollo en el Campo de Gibraltar: la Comisión Comarcal de Servicios Técnicos. En julio de 1967, con apenas 27 años, fue nombrado gerente adjunto del Plan, cargo que desempeñó hasta el 15 de octubre de 1974 finalmente nombrado gerente, con tan sólo 33 años.

La prensa de la época recogió la noticia con la emoción de que aquel joven economista campogibraltareño, que todos conocían perfectamente por ser el jefe de la Oficina de Información del Plan desde sus inicios, al que calificaban de optimista, eficiente, capaz y eminentemente trabajador, iba a ser quien a partir de entonces ocuparía la Gerencia del Plan de Desarrollo tras precederle tres gerentes “venidos de fuera” y con claro perfil político. Este nombramiento era diferente: “alguien de casa”, un técnico que conocía ya en profundidad los problemas que sufría la comarca, que le importaba y se implicaba al máximo en todo lo que afectaba al maltratado Campo de Gibraltar y al que le profesaba un profundo amor. 

Durante los más de 10 años que duraron los Planes de Desarrollo en el Campo de Gibraltar se acometieron importantes inversiones públicas (más de 10.000 millones de pesetas) con la finalidad de dotar a la comarca de las infraestructuras necesarias que garantizaran la localización de empresas en el Campo (proyectos de reordenación urbana y expropiaciones, la creación de los polígonos del Cortijo Real en Algeciras, el de Palmones, Guadarranque y Campamento, la mejora de las líneas ferroviarias y de carreteras, la construcción del embalse del Guadarranque…). Se convocaron concursos públicos otorgando beneficios fiscales y financieros para atraer la inversión privada y crear un tejido empresarial estable que fomentara la creación de puestos de trabajo y paliara el alto desempleo existente en la comarca. Al amparo de estas ayudas, se crearon y localizaron en el Campo empresas tanto del sector petroquímico (Cepsa, Butano, Petresa, Carbesa, Lubrisur, Interquisa…) como de otros sectores (Acerinox, Celupal, Migsa, Telettra...). Se acometieron importantes inversiones en el Puerto de Algeciras con objeto de impulsar el tráfico y de apoyo al sector pesquero con la construcción de una nueva lonja de mayoristas y ayudas para renovar su obsoleta flota.

Una parte de la inversión pública realizada también fue destinada al desarrollo social de la comarca en la construcción de miles de viviendas de protección oficial, la planificación y construcción de un nuevo pueblo en Castellar, del Hospital de La Línea, de residencias de hogar y del pensionista en Algeciras y La Línea, se dotaron a todas las poblaciones de las infraestructuras necesarias (alcantarillado, suministros, carreteras…) y de escuelas de educación primaria con el objetivo de erradicar el analfabetismo en la comarca. También se fomentó la cualificación de la población activa con la creación de la Escuela de Maestría Industrial, la Escuela de Artes y Oficios y la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Industrial, con la finalidad de que fuera absorbida por el tejido empresarial que se estaba creando.

Fueron años de trabajo ingente, de gran sacrificio personal y familiar, con momentos muy difíciles tras la quiebra de Confecciones Gibraltar y de la fallida Crinavis, pero Manuel Natera era consciente del momento decisivo que estaba viviendo el Campo de Gibraltar, que una oportunidad de progreso como la presentada difícilmente se repetiría en la historia y que merecía la pena todo su esfuerzo porque marcaría el devenir de su querida comarca.

A finales de la década de los setenta y principio de los ochenta, tras las sucesivas reestructuraciones que sufrió el Estado, en un primer momento, con la caída del régimen franquista y, posteriormente, con la implantación del Estado de las Autonomías (que supuso el inicio de las transferencias de competencias a las Autonomías), junto al enfriamiento de la contienda diplomática con Gibraltar, fueron marcando el fin de los Planes de Desarrollo. Para él fueron momentos muy difíciles porque era consciente de lo mucho que todavía quedaba por hacer. Durante los siguientes años siguió vinculado a su comarca dentro del Subgobierno Civil en el Campo de Gibraltar y se centró en su otra gran pasión, la docencia universitaria, doctorándose en Economía por la Universidad de Sevilla con la tesis doctoral El Desarrollo Socioeconómico del Campo de Gibraltar (1965-1975). Su vida laboral terminó como director Económico-Financiero de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras.

Hace 50 años, en el desaparecido Hotel Alarde, Manuel Natera García hizo su presentación como gerente del Plan convocando a los medios de la zona a tomar una copa como gesto de camaradería y pedir su colaboración en la importante misión que iba a afrontar. En un breve discurso se definió como “un hombre entregado por completo a las cosas que engrandezcan la zona que le vio nacer”. Contó también que su lema en sus años universitarios era “nadie es profeta en su tierra y menos en Algeciras”, pero en aquel emotivo momento dudó de su certeza por el gran cariño y la ilusión que le demostraron sus paisanos. Con el paso del tiempo comprendió que los amores profundos no son siempre correspondidos pero se llevó el reconocimiento de los que le conocimos por su trabajo, dedicación y excelencia profesional, y la satisfacción de haber dado todo por su querida Comarca. 

Sin duda para mí, Manuel Natera García, mi padre, fue el economista del desarrollo del Campo de Gibraltar.