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Mar Ridaura, valenciana que reside en Algeciras: "Todavía hacen falta muchos voluntarios"

"Nos tenemos que coordinar entre nosotros porque esto es un desastre", explica desde Benetúser, donde presta ayuda desde que se desató la tragedia

Un centenar de estibadores de Algeciras trabaja en Valencia contra la devastación de la DANA: "Esto es un escenario de guerra"

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Daños de la DANA en Catarroja, este miércoles.

Algeciras/Nueve días después de la catástrofe causada por la DANA en Valencia, no se ve el fin de la tragedia. Así lo explica Mar Ridaura, natural de Benetúser residente en Algeciras desde hace siete años, que el día después de las graves inundaciones que arrasaron las localidades que rodean a Valencia capital no dudó en ir a ayudar a familiares y amigos

Desde entonces Mar, junto a todo el que se presta, ha ayudado de sol a sol en distintas tareas en lo que llama la "zona de guerra". Mientras atendía a Europa Sur tuvo que colgar el teléfono porque habían llegado tres tráileres que no sabían donde podía ser más necesaria la ayuda. “Nos tenemos que coordinar entre nosotros porque esto es un desastre”, cuenta la voluntaria, que desmiente que no haga falta ayuda. “Sí es verdad que de abastecimiento tenemos bastante, pero faltan dotaciones, lo que pasa es que no hay organización. Hay voluntarios que llegan a un pueblo y les dicen que en ese momento no se necesita ayuda, pero se pueden hacer muchas cosas: ayudar a limpiar casas, locales o colegios, por ejemplo”, destaca. 

Incluso hasta ocho días después de las riadas, el martes, aún no había llegado ayuda oficial a algunas zonas. “En Benetúser, dentro de lo malo estamos bien y me fui con un grupo que venía de Albacete a una barriada de Catarroja, La Barraca, formada por casas antiguas antiguas y calles estrechas. Todavía no había llegado nadie, solo había voluntarios sin protección, en pantalón corto… un desastre. Al día siguiente volvimos con un 4x4 para retirar coches y repartir comida y nos llevamos la gran sorpresa de que ya había llegado la artillería pesada, como yo le llamo. Pero eso fue ocho días después”, explica. 

“Todavía hay gente que está mal y hay muchos coches que siguen amontonados. Hasta ayer había en Catarroja un barranco lleno de coches entre escombros y una dotación de bomberos o la UME estaban buscando personas entre ellos. Cada pueblo tiene su propia realidad”, destaca la voluntaria. 

Mar resalta que se necesita mucha maquinaria pesada para retirar los vehículos que se amontonan en las calles. “Todavía hay miles de coches por ahí tirados y amontonados, con calles llenas de barro. La situación es muy dura, hablé con tres bomberos de Córdoba que venían en sus días libres y no han dormido en todo este tiempo y estaban cabreados porque se tenían que ir estando en una catástrofe tan grande”, lamenta. 

Nueve días después hay zonas en las que no se ve el fin de la tragedia. “En Paiporta no he podido estar, pero por ejemplo Masanasa todavía es una balsa. No se puede andar sin botas de agua, y que sean de tu talla porque te puedes quedar clavada en el fango”, indica Mar, que reitera la falta de organización. “Nadie informa para organizar, todo se hace por la buena voluntad de la gente, sin importar que alguien sea policía, bombero o militar. Todavía hay gente que tiene tres metros de marca de barro en las paredes desde hace ocho días. Y ayer mismo sacaron agua de algunos garajes en Alfafar. Queda mucho trabajo de limpieza por todas partes”.

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