Ser médico en Gaza, crónica desde el infierno
AL MICROSCOPIO 83
La labor que Médicos sin Fronteras realiza en Gaza necesita cualquier ayuda que podamos ofrecerles
Hospitales como el Al Aqsa están completamente desbordados
Hace un par semanas, a través de nuestro amigo Pascual Caballero, que trabajó para Médicos sin Fronteras (MSF), tomé contacto con su delegado para Andalucía y responsable de comunicación para nuestra región, Carlos Bustamante. Quería saber de primera mano lo que están viviendo en Gaza. Me decía que había que alzar la voz, que la situación era ya insostenible. “Alto el fuego inmediato y duradero”, fue su mensaje cuando hablamos. Los médicos necesitan trabajar en espacios seguros para poder dar una atención de calidad a los cientos de pacientes que tienen que atender a diario.
En marzo pasado, Alfonso Artacho, un malagueño responsable de logística de MSF en Gaza, afirmaba en un medio de comunicación “hay una desesperación que no había visto nunca”. Alfonso, coordinó el despliegue de infraestructuras y personal, así como el reparto de agua potable a la población al sur de la franja.
Todos tenemos en mente el ataque al campamento próximo a la ciudad de Rafah, situado en una supuesta “zona segura”, a finales de mayo, y las imágenes de las tiendas de campaña ardiendo ante la desesperación de sus ocupantes. Decenas de muertos y multitud heridos que se suman a los ya contabilizados. Más de 36.000 personas, entre ellas miles de niños, han muerto ya en esta guerra. El ataque se llevó a cabo contra un complejo de Hamas en la zona. Según el primer ministro israelí, lo ocurrido en el campamento fue un “trágico percance”.
Paulo Milanesio, coordinador de emergencias de MSF en Gaza comenta en un comunicado que en dicho ataque llegaron a su centro de estabilización de pacientes más de 190 personas, 28 de ellas ya fallecidas, entre ellas mujeres, niños y niñas. MSF defiende que los repetidos ataques en zonas densamente pobladas conducen de forma inevitable a la matanza masiva de civiles. Después de casi 8 meses de guerra ya no queda en Gaza ningún centro sanitario con capacidad para atender un incidente con víctimas en masa como el ocurrido el 26 y 27 de mayo. Los bombardeos a los que se suman los bloqueos de ayuda -hay ya niños muriendo de desnutrición por falta de alimento- suponen un brutal castigo para la población civil. El hecho de que el paso fronterizo de Rafah esté cerrado desde hace un mes, ha provocado que el sistema sanitario se haya visto desbordado hasta el punto de colapsarse. Unos días antes de este ataque la Corte Internacional de Justicia, máximo tribunal de las Naciones Unidas ordenaba a Israel parar la ofensiva sobre Rafah. Israel defendía que dicha ofensiva era clave para derrotar a Hamas, pero dicho tribunal instaba a Israel a detener “cualquier acción que pudiera infligir al grupo palestino de Gaza condiciones de vida que podrían provocar su destrucción física, total o parcial”. Israel ignoró esta sentencia y atacó el campamento antes mencionado. Pero la situación no ha mejorado.
Tras los ataques de estos primeros días de junio en la zona central de la Franja, Karin Huster, referente médico de MSF en Gaza ha hecho las siguientes declaraciones: ”Esta mañana, el olor a sangre en la sala de urgencias del hospital era insoportable. Hay gente tirada por todas partes, en el suelo, fuera... muchas personas traían cadáveres en bolsas de plástico. La situación es abrumadora". El Hospital de Al Aqsa ha recibido estos días al menos 70 muertos y más de 300 heridos. La mayor parte de las víctimas son mujeres y niños. Los equipos médicos de este hospital -uno de los pocos centros médicos que siguen funcionando en el área central de la franja-está tratando de hacer frente a la enorme afluencia de pacientes que está recibiendo en estos días con heridas de metralla, quemaduras graves, y diversos traumatismos.
A las 17:00 del pasado 8 de junio, Cris Hook, jefe del equipo médico de MSF en el Hospital de Nasser, a través de una nota de voz, enviaba la siguiente información ”En la última hora creo que hemos recibido unos 50 heridos graves. Hay personas con múltiples y graves fracturas abiertas en sus extremidades. Tenemos varios niños inconscientes, los quirófanos están funcionando a pleno rendimiento. Los recursos que tenemos son muy limitados; el servicio de urgencias ha podido evacuar a un gran número de pacientes que ya estaban aquí, pero hay escasez de capacidad para realizar tomografías computarizadas. Los pacientes tienen que ir a otro hospital. Tenemos muy pocos analgésicos disponibles. Tenemos que racionar un poco la morfina y la ketamina. La unidad de cuidados intensivos ya está llena, y están llegando más pacientes”. Este hospital, como el Al Aqsa, están completamente desbordados.
Quiero terminar esta crónica con un mensaje de la dra. Karin Hunter: “Te remangas, te metes un montón de cosas en los bolsillos y haces lo que puedes. Pero no hay nada, nada en absoluto que justifique lo que he visto hoy. Nada. Estos niños: el de tres meses, el de siete años, el de 12 que ha muerto, el hombre de 25 años, la mujer de 78, todos con heridas horrendas. ¿Se merecen esto? ¿Y por qué el mundo sigue mirando en silencio? ¿Qué nivel de horror debemos alcanzar antes de hacer algo, antes de decirle de una vez a Israel que esto no es aceptable?"
Es difícil permanecer impasible ante tanto dolor. La labor que MSF realiza en Gaza necesita cualquier ayuda que podamos ofrecerles. Su deseo de una paz inmediata en la zona es también el mío y espero que el de todos ustedes.
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