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Las mil caras de Sito Miñanco

narcotráfico | la caída del mayor traficante de la historia de españa

En los tres años que vivió en Algeciras, el 'capo' llevó una vida discreta entre el mercado y la Colonia, mientras reconstruía una estructura única que le permitía controlar todos los pasos del tráfico de cocaína

Las mil caras de Sito Miñanco
Quino López

18 de febrero 2018 - 02:21

La historia del narcotráfico gallego comienza una tarde de 1987 en el bar El Peñón, situado en la rúa San Roque de Villagarcía de Arousa y vivió su último gran episodio entre el aparcamiento del Mercado Ingeniero Torroja y un chalé de la Colonia San Miguel, en Algeciras. Visto con la perspectiva de los años, el nombre del establecimiento y de la calle en la que nació parece un augurio de lo que estaba por venir. En el bar, entre copas, porros y cartas un grupo jóvenes hippies, dedicados a trapichear con gasolina, chatarra y tabaco, entendió que detrás del hachís que subía en pequeñas cantidades de Marruecos había negocio. Y negocio es dinero, mucho dinero. Así lo narra Felipe Suárez en su libro La operación Nécora +, donde cuenta el origen del narcotráfico y sus extensas y prolongadas vinculaciones con el Campo de Gibraltar.

En el segundo lugar, Algeciras, donde fue detenido el pasado día 5 el gran heredero de aquellos pioneros del narcotráfico, que reconstruyó el más complejo entramado de tráfico de cocaína de la historia de España y probablemente de Europa, según entiende el Grupo de Respuesta Especial al Crimen Organizado (Greco) de la Policía Nacional. Nuestro protagonista se llama José Ramón Prado Burgallo, pero ustedes lo conocerán por Sito Miñanco. No en el aparcamiento Mercado de Algeciras, donde ejercía de vigilante y encargado de la recaudación, pero era imposible dar con él. Incluso cuando su coche, un BMW X5, estaba allí aparcado. "No conocemos a ese señor", decía un empleado en enero de 2016 a preguntas de este periódico. Allí estaba supuestamente atendiendo el parking pero, en realidad, rearmando una "una infraestructura capaz de hacerlo todo, desde recoger la droga en origen a alijarla, distribuirla e incluso lavar el dinero", según explica Alfredo Díaz, uno de los responsables del Greco en Galicia en declaraciones a La Voz de Galicia.

El narcotráfico gallego nació en Villagarcía, en el bar El Peñón de la calle San Roque

La empresa que gestiona el aparcamiento es Parking New Marbuil, con sede en Córdoba, negocios en Sevilla o Málaga y gestionada por Jose María Barrena Enríquez, antiguo abogado de Miñanco.

Para comprender la doble vida que Sito Miñanco llevaba en Algeciras basta con escucharlo a él. "Me he comprometido a que no volveré a delinquir. Lo único que quiero es cumplir la condena e irme a casa", se limitó a contestar en 2016 cuando un periodista de El Mundo consiguió tenerlo cara a cara.

A Sito, en Algeciras, se le veía furtivamente, siempre con su chándal, comprando algo de comer en algunos bares cercanos al aparcamiento. Sus vecinos en la Colonia San Miguel desconocían que aquel señor tan amable y discreto era en realidad el narcotraficante más importante de la historia de España, durante 30 años el gran dominador de este negocio ilícito que comenzó en el bar El Peñón de la calle San Roque.

La red de Miñanco compraba el kilo de cocaína a unos 2.400 euros en Colombia y lo colocaba en Europa al menos a 24.000. Normalmente el precio de la droga va aumentando de mil en mil según va pasando de una mano a otra, pero en este caso todas las manos eran de la misma persona.

La policía tiene claro que Sito Miñanco estaba detrás del concesionario y empresa de alquiler de vehículos Vicmar, con sede en la calle Pájaro Carpintero de Algeciras. Este negocio era, supuestamente el principal desde el que lavaba el dinero, junto a un taller-compraventa de Marbella, Mercedes Costa Sol, que usaba para falsear facturas de compraventa de vehículos cuando estas no llegaban a producirse.

Vicmar aparece en el registro a nombre de C. V. D. G., una mujer que acompañaba a Miñanco en el chalé con dos plantas, cuatro dormitorios, piscina, amplio jardín y fuerte sistema de videovigilancia en el que vivió en la calle de Los Abetos.

Sito Miñanco residía en Algeciras desde 2015. Ese año, en el mes de abril, obtuvo el régimen de semilibertad después de que la prisión de Huelva informara en 2011 a favor de la concesión de un permiso penitenciario. El director de la prisión onubense, Francisco Sanz, fue destituido de su cargo el 21 de diciembre del mismo año por "pérdida de confianza". Según Instituciones Penitenciarias, Sanz -fallecido en febrero de 2013- habría recibido regalos, como por ejemplo, dos vehículos Mercedes-Benz por parte de narcotraficantes, a cambio de mejoras en sus condiciones carcelarias. En la cárcel onubense, Miñanco estuvo desde febrero de 2010 hasta su llegada a Botafuegos en mayo de 2011.

Tras el permiso, en Algeciras solo tenía que acudir al Centro de Inserción Social (CIS) Manuel Montesinos por las noches y los fines de semana.

Nacido en una familia de marineros de origen humilde, que era conocida en Cambados como Os Miñanco, Sito dejó pronto los estudios y empezó a ganarse la vida con el marisqueo furtivo. A principios de los años 80 desarrolló una gran habilidad como piloto de lanchas rápidas y entró en el contrabando de tabaco, a través de una de las tres organizaciones más fuertes del momento, la ROS (siglas de sus dirigentes y fundadores, Rafael Martínez Señorans, Olegario Falcón Piñeiro y Sito Prado), que pasó a ser una organización importante con más de cien empleados. La empresa ganó mucho dinero con el contrabando de tabaco, pero Sito fue detenido tres años después en una operación policial junto a casi un centenar de vecinos de la ría de Arosa. Estuvo seis meses en la prisión de Parda y después fue trasladado a la cárcel de Carabanchel (Madrid), donde permaneció recluido dos meses y estableció relación con los carteles de la droga latinos. En Madrid conoció a Jorge Luis Ochoa, miembro del cartel de Medellín. No tardó mucho en dominar el tráfico de cocaína de Sudamérica a Europa y tampoco en mantener pulsos judiciales contra las escuchas telefónicas practicadas contra su clan por el juez Baltasar Garzón. Miñanco llegó a controlar la entrada de esta droga a Europa, principalmente desde Galicia, haciendo una fortuna que le llevó a convertirse en benefactor de diferentes iniciativas en su Cambados natal, entre las que destaca la compra del equipo de fútbol local, emulando a otros capos de Sudamérica. Amante del balompié, de joven había destacado como jugador del Juventud Cambados, que compró en 1986 cuando militaba en Preferente gallega. Llegó a tener un presupuesto de 32 millones de pesetas que, claro, le llevó a ascender a Segunda División B en 1989 y a quedarse a las puertas de disputar el ascenso a Segunda División en la temporada 1989/90.

Los datos policiales evidencian que Miñanco estaba en contacto con los históricos capos del cartel de Medellín en Colombia: Juan Ramón Matta Ballesteros, Pablo Escobar Gaviria y Fabio Ochoa Vázquez, así como con Gustavo Gaviria, Angel Félix Gallardo y Michel Hanguí.

En 1994, volvió a ser detenido, esta vez en Madrid. La Audiencia Nacional le condenó a 20 años de prisión por tráfico de drogas y evasión de impuestos. El juez de la Audiencia Nacional lo acusó de liderar desde la cárcel de Valdemoro una red que continuaba el negocio, usando para ello un teléfono inalámbrico. Sito Miñanco emprendió una disputa judicial por entender que el juez Garzón se excedió en las escuchas telefónicas. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo (TEDH) condenó en 2003 a España a indemnizarlo con 7.000 euros. De los 20 años de condena, cumplió siete en prisión. En 2001 la Policía lo volvió a detener en su chalé de Villaviciosa de Odón (Madrid), donde se halló un sistema para controlar la posición de los barcos que transportaban droga gracias a varios teléfonos vía satélite, cartas marinas y un equipo electrónico de transmisión también por vía satélite. En 2004 la Audiencia Nacional lo condenó a 16 años y diez meses de cárcel al considerarlo el líder de una organización internacional de narcotráfico. Ya entonces se le acusó de blanqueo de capitales.

La estructura que multiplicaba por 8 cada euro

Los beneficios económicos que Sito Miñanco obtenía gracias a su reconstruida red de tráfico de cocaína le permitían multiplicar por ocho cada euro que invertía en el negocio. Mientras los narcos gallegos se habían especializado durante años en el transporte de la droga a cambio de un porcentaje de los beneficios, Sito Miñanco controlaba supuestamente todos los escalones. Según relata La Voz de Galicia, financiaba la compra de la cocaína en Sudamérica, buscaba comprador y la colocaba en Europa. "En capacidad económica e infraestructura, esta organización estaba en el número uno. Sito Miñanco compraba la cocaína en origen -algo muy raro y llamativo, porque la gente que ofrece el transporte no puede financiar la droga-, y normalmente ya la tenía vendida; lo que hacía esta gente era una labor comercial, si podemos llamarlo así", explica al periódico gallego Alfredo Díaz, uno de los responsables del Greco en Galicia. Una parte de la mercancía acaba en España, pero un buen pellizco se distribuía desde Holanda a países como el Reino Unido o Francia. "No hay nadie que, hoy por hoy, pueda ocupar un hueco así, ni en España ni en Europa", afirma el policía. En el cambio de siglo muchos narcos gallegos comenzaron a trasladarse a la comarca. No era extraño, relata el periodista Juan José Téllez en un artículo publicado en 1998, ver matrículas de Pontevedra por las calles de Algeciras o La Línea. La presencia de Sito Miñanco en Algeciras hizo que la Policía se preguntase qué nivel había alcanzado este fenómeno. Según la Policía, los pilotos de planeadoras gallegos siguen estando muy cotizados en el Estrecho.

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