Una nueva vida para el Anglo-Hispano
El hotel que alojó a Rubén Darío y del que salieron hacia todo el mundo las noticias de la Conferencia de 1906 se adapta a su función como Consulado marroquí
Algeciras/Cuentan que aquí vivió una temporada el gran poeta nicaragüense Rubén Darío, que desde sus habitaciones partieron hacia todo el mundo las noticias sobre la Conferencia de Algeciras de 1906 y que sus cocinas alcanzaron tanto prestigio que sirvieron para satisfacer al rey Alfonso XIII. No es difícil imaginar en sus salones, donde por entonces se hablaba más inglés que español, las miradas de soslayo de los espías británicos que el tren desde Bobadilla dejaba en la misma puerta. Era el tiempo en que los países europeos libraban un pulso por Marruecos que acabaría levantando los cimientos de la Primera Guerra Mundial. Ahora, este sobrio edificio que es santo y seña de Algeciras desde hace 127 años se enfrenta a un nuevo lavado de cara para adecuarse, ironías del destino, a su papel como Consulado del país marroquí.
Hay desde principios de agosto un trasiego de albañiles y electricistas en el Anglo-Hispano, en la banda del río, a un paso de la Villa Vieja, un lugar que hasta hace 38 años funcionaba como hotel. El Reino de Marruecos lo está sometiendo a una obra importante y de hecho conviven a diario con los trabajadores españoles el equipo de funcionarios del Consulado a las órdenes de Abdelfattah Lebbar, que sigue con su tarea diplomática mientras observa cómo cambia el entorno.
La obra la proyectó una arquitecta marroquí afincadada en la Costa del Sol, pero la está ejecutando la empresa algecireña Construcciones y Obras Galindo Gutiérrez, con José Álvarez como técnico responsable.
El anglo-Hispano es un edificio protegido, por cuanto no se pueden tocar diversos elementos, tales como el suelo del patio interior, las barandillas, la fachada o la puerta principal. Construcciones Galindo se encuentra realizando trabajos de albañilería, pintura y actualización de la red eléctrica, así como las telecomunicaciones y el tratamiento del suelo, respetando los elementos protegidos. Cuando culmine esta fase, el Consulado Marroquí realizará otra importante inversión en mobiliario y decoración para acabar de adaptar el edificio a sus necesidades.
En 2008 concluyó la más importante reforma del Anglo-Hispano realizada hasta la fecha, realizada por más un millón de euros por una empresa que tiene como máximo accionista a Joaquín Calvo Pérez de Vargas, que lo convirtió en un edficio de oficinas con el bufete como principal inquilino. La recuperación del edificio fue acompañada por la urbanización del río de la Miel, con la construcción de un parque urbano denominado Parque del Río de la Miel, que se inauguró en 2010.
En enero de 2016 alquiló el Anglo-Hispano el Consulado de Marruecos, del que acababa de hacerse cargo Abdelfatah Lebbar y que ya llegó con proyectos e ideas para mejorar las instalaciones. Los mismos que ahora se están desarrollando y que evidencia el interés de Marruecos por fortalecer sus relaciones con el Campo de Gibraltar.
Este hotel que funcionó desde finales del siglo XIX hasta los años 80 del siglo XX fue escenario elegido, junto con el hotel Reina Cristina, para albergar a las distintas personalidades que se desplazaron hasta nuestra ciudad para asistir a la Conferencia de Algeciras de 1906. Ambos hoteles fueron construidos por los ingleses. En el Anglo-Hispano -según puede leerse en un trabajo realizado por el CEPER Juan Ramón Jiménez- se hospedaron numerosos personajes que habían acudido a dicha Conferencia, entre ellos el Capitán General de Andalucía, el Sr. Delgado Zulueta, y el Gobernador Civil de Cádiz, Sr. Llamas, además de numerosas personalidades y un sinfín de enviados especiales. El dueño y director del hotel, en aquellos momentos era el señor Cassola.
El hotel es un edificio ecléctico (una mezcla de diferentes estilos), que consta de tres plantas articuladas en torno a un bonito patio central, al que se llega a través de unas elegantes escaleras. La fachada es de aspecto sobrio, posee en la planta baja una puerta de acceso y ventanas adinteladas con pequeños elementos decorativos que se corresponden con el antiguo hall. Las plantas segunda y tercera, pertenecientes a las habitaciones, tienen ventanas exentas de decoración, pero balcones de fundición de estilo colonial. La terraza del edificio repite un elemento constructivo muy presente en la ciudad, con una barandilla metálica sujeta por varios pivotes de mampostería.
Los entornos del hotel también son singulares. Por el lateral izquierdo es posible acceder al Patio del Coral, singular conjunto de viviendas construidas sobre la antigua Puerta del Mar, de la Medina árabe. El hotel tuvo la primera anotación notarial en 1891, con la llegada del ferrocarril.
A principios del siglo XX, el poeta nicaragüense Rubén Darío visitó el Campo de Gibraltar y el Peñón y se alojó en este hotel, donde se dedicó a escribir las sensaciones que le produjeron esta tierra en su periplo como cónsul y periodista. Todas estas impresiones se recogen en Tierras Solares, donde se descubre al Rubén Darío viajero que se sorprende con Sevilla, Málaga, Barcelona, Gibraltar, La Línea y Algeciras. No era el nicaragüense muy amigo de los británicos. "Desde que llegué a Algeciras, sentí que ya no me encontraba completamente en España. No descendí en la estación, sino a la entrada del muelle, a un paso del hotel Anglo-Hispano y del hotel Reina Cristina, dos establecimientos ingleses", escribió.
El poeta no oculta su sorpresa porque "el tren llega hasta allí para comodidad de los ingleses". "En el hotel me encuentro con que todo el mundo es inglés. En el salón de lectura casi todos los diarios son de Londres. Alguien me asegura que desde el Hotel Reina Cristina, que está construido en una altura y en el cual se eleva un largo mástil, se hacen señales semafóricas con Gibraltar. Al día siguiente tomo en el muelle inglés el vapor de la misma nacionalidad, que me conduce al Peñón".
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