Un siglo de descubrimientos e investigaciones en el arte rupestre del sur peninsular
OBSERVATORIO DE LA TROCHA | NUESTRO ARTE PREHISTORICO
El arte rupestre ha llegado a ser un referente a nivel mundial por los motivos paleolíticos en este extremo sur peninsular
El arte rupestre en el Campo de Gibraltar es algo que actualmente está de moda debido a los últimos descubrimientos que se han producido en esta última década. Ha llegado incluso a ser un referente a nivel mundial por los hallazgos de motivos paleolíticos en este extremo sur peninsular, concretamente las grafías de huellas de manos en negativo, conseguidas con la técnica del pulverizado de pigmento sobre la propia mano del primitivo autor.
Pero tenemos que retroceder más de un siglo, casi a finales del siglo XIX, sobre el año de 1875, que ya era explorada nuestra comarca por William Willougby Cole Verner, un coronel jubilado del ejercido inglés, dedicado a la ornitología y conocedor de las sierras de la comarca, que ya informó de varios abrigos con representaciones rupestres, como el Tajo de las Figuras.
No siendo hasta entrado el siglo XX, en el año 1905 cuando Julio Furgús hace referencia en una publicación, de una arquitectura megalítica en el Peñón del Algibe. En este mismo año, 1905, la familia Bullón descubre la cueva de la Pileta (Benaojan, Málaga). Ya en 1907, el coronel Verner volvía al Tajo de las Figuras, y esta vez sí subió, pero al igual que la primera visita, tampoco dio valor a las pinturas de la covacha. Siendo Verner quien tras recibir la noticia del descubrimiento de la Pileta, en 1909 la visitó y publicó el hallazgo en Saturday Review.
En 1913, José Espina Calatriu, médico municipal de Casas Viejas o Benalup, fue informado por la familia Ordoñez, que vivía junto al Tajo de las Figuras, sobre la existencia de unas extrañas pinturas. Espina informó a un colega de Cádiz, y este a su vez al sacerdote Victorio Molina y Pastoriza, que ya tenía en su haber varios descubrimientos arqueológicos en la provincia y visitó el tajo la zona el 17 de abril de 1913.
Esta fue oficialmente la primera visita científica que se realizó a las pinturas rupestres del Tajo de las Figuras y, en ella, Molina fue acompañado por un equipo de ocho personas, formado por la elite socioeconómica de Benalup, desplazándose el grupo a lomos de caballo hasta el Tajo de las Figuras. Victorio Molina no pudo fotografiar las pinturas, pero realizó de las mismas un somero dibujo, que hoy puede parecer ingenuo, pero que es la primera representación conocida de elementos pertenecientes al arte prehistórico del extremo sur peninsular.
Con toda la información recabada, Molina realizó un informe que envió a la Real Academia de la Historia y fue publicado en el Boletín de la Academia, ya que se considera la primera publicación de la extensa bibliografía aparecida en los años venideros.
Tras esta interesante aportación, la Real Academia de la Historia no tardó en organizar un estudio científico del enclave rupestre, pues corrían varias leyendas de tesoros ocultos en los abrigos y covachas de la zona, lo que suscitaba entre los campesinos la posibilidad de expoliarlos. La investigación fue encargada a dos prestigiosos especialistas, el geólogo Eduardo Hernández-Pacheco y el prehistoriador Juan Cabré, que visitaron el Tajo de las Figuras en junio de 1913, publicando ya un estudio en julio de ese mismo año.
A raíz de estos hallazgos y a causa de la gran rivalidad existente entre arqueólogos españoles y franceses que pretendían monopolizar la prehistoria española, se creó en España la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, siendo su sede el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Allí se crearon los puestos de Jefe de Trabajos, para Hernández-Pacheco, y el de Comisario de Exploraciones para Juan Cabré, realizándose los primeros trabajos en el enclave del Tajo de las Figuras, además de descubrir y estudiar muchos más abrigos en las sierras próximas.
Aun en 1913 y ya convencido de la veracidad de las pinturas rupestres del Tajo de las Figuras, vuelve a visitar la zona el coronel Verner. Tras la importancia que conlleva todo el revuelo y la competencia establecida entre España y Francia en lo relacionado con la prehistoria, se vuelven a retomar los trabajos en 1914, de la mano de Hernández-Pacheco y Cabré, realizando una segunda campaña de investigación por la zona del enclave del Tajo de las Figuras, visitando nuevos emplazamientos con arte, de la mano de Bascuñana, un experto guía local.
Este trabajo fue la base en legua española de los futuros estudios relacionados con el arte rupestre esquemático en el sur de Andalucía. Esta investigación abarcó los enclaves del Tajo de las Figuras, Arco, Cimera, además de varios descubiertos en la misma sierra Momia, en las cercanas sierras de La Perra, Zanona, Tahones, Pedregoso y sierra de Bolonia, abarcando la depresión de la Laguna de la Janda y las sierras próximas. Se incluyó además el enigmático enclave de Laja de los Hierros, con figuras esquemáticas grabadas en la roca, de compleja atribución cronológica.
Con todo esto, la carrera había empezado, y el afán de investigar y descubrir abrió camino a prehistoriadores extranjeros como el abate Breuil, que, siendo reticente al principio, acabó aceptando la antigüedad de las pinturas, con una primera toma de contacto con la zona en enero de 1914. El equipo personal que acompañó a Breuil, estaba compuesto por M.C. Burkitt y el coronel Verner, que localizaron nuevos emplazamientos que no eran conocidos por el equipo formado por Hernández-Pacheco y Cabré.
En los años siguientes y debido a la Primera Guerra Mundial, Breuil se ve obligado a frenar las investigaciones hasta dos años más tarde, approvechando Cabré para publicar en 1915 un trabajo donde incluye parte de las investigaciones de enclaves rupestres del sur de Andalucía. En los sucesivos años se realizaron varias campañas, lideradas por H. Breuil, incluyendo el término municipal de Tarifa, donde localizo algunos enclaves rupestres.
En todos estos años, Breuil recabó información de los abrigos estudiados, publicando en 1929 junto a M.C. Burkitt, su colosal obra Rock Painting of Southern Andalusia. A description of Neolithic and Cooper Age Art Group, recientemente traducida y editada por el Instituto de Estudios Campogibraltareños. Ahí plasmó y describió las figuras y paneles localizados en los abrigos y covachas del sur extremo sur andaluz, aportando calcos y descripciones minuciosas de los motivos. Hay que mencionar que varios años antes, en mayo de 1926, Dorothy Garrod realizó varios trabajos independientemente del equipo Breuil, descubriendo la cueva de Horadada en el término municipal de San Roque, compartiendo toda la información con Burkitt y Breuil.
En los siguientes años a la publicación del libro de Breuil, se produce un parón generalizado de casi treinta años en los cuales no se realizaron trabajos de campo por varias razones:
- La inseguridad que se vivía en España en los años 30 y 40.
- El error de creer que ya estaba todo descubierto después de la publicación del Rock Painting…
- El despoblamiento de las sierras, donde los pocos testigos conocedores de emplazamientos iban desapareciendo.
Nos trasladamos al año 1959, cuando el suizo Spahni descubre el Tajo de los Albarianes, siendo este un punto de partida para aficionados e investigadores locales, creándose incluso la Comisión Organizadora del Museo Histórico-Arqueológico de Algeciras, encargada de concienciar sobre el patrimonio cultural de la zona.
En 1965 comienzan los trabajos de investigación Uwe y Uta Topper, con una primera publicación de sus trabajos en Madrider Meitenlungen, revista del Instituto Arqueológico Alemán en Madrid.
A raíz de este punto de efervescencia se realizan muchos trabajos de gran importancia, como la excavación, en 1967, del conjunto funerario de los Algarbes (Tarifa), por Carlos Possac.
Se publica en 1968 la obra maestra sobre Las Pinturas Rupestres Esquemáticas en España, por Pilar Acosta y en los años 70, realizan algunos descubrimientos de gran importancia como, la Cueva de las Bailaoras, por Lucas Millán.
En 1978, Salvador Corbacho localiza el abrigo de Laja Alta en Jimena de la Frontera, con sus singulares representaciones de embarcaciones.
Todos estos descubrimientos tan relevantes, atraen a especialistas como el matrimonio Dams que realiza un estudio para el inventariado y protección, involucrando a la administración. Siendo Rafael Castro uno de los primeros políticos que encargó un informe de los daños sufridos en la Cueva del Pajarraco a Rafael Gómez de Avellaneda Sabio.
Se estaba tomando conciencia del valor patrimonial que tenía la provincia de Cádiz, reflejándose en una de las publicaciones emblemáticas que recogía lo investigado prácticamente desde 1933 en el libro El Arte Rupestre en la Provincia de Cádiz. También constituyó un hito el I Congreso Internacional El Estrecho de Gibraltar, celebrado en Ceuta el año 1987. De esta serie de acontecimientos arranca el gran interés por todo lo relacionado con el arte prehistórico en la zona.
La relevancia que tomaba el arte rupestre involucró a las administraciones, tomando parte la Junta de Andalucía que subvencionó los trabajos del investigador Martí Mas Cornellá entre los años 1988-1993, publicado en el proyecto de investigación arqueológica Las Manifestaciones rupestres prehistóricas de la zona gaditana.
En 1991, la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar crea el Instituto de Estudios Campogibraltareños, realizándose desde ese momento, jornadas y publicaciones, algunas de ellas con temática relacionada con el arte rupestre.
Ya a finales de los 90, concretamente en diciembre de 1999, Lothar Bergman crea la asociación Agedpa, localizando nuevos enclaves rupestres, destacando el descubrimiento de la cueva de las Golondrinas o del Vencejo Moro, con sus grabados de équidos y cronología solutrense, sumándose a los pocos enclaves paleolíticos de la zona.
Con la entrada al nuevo siglo, se inicia un nuevo proceso de localización y descubrimientos, siempre partiendo de la base falsa de que "ya casi todo estaba descubierto", y no siendo así. Pues, los avances en las nuevas tecnologías aportan una nueva y revolucionaria vía de localización de motivos rupestres, al hacer visibles aquellos tan desvaídos que no son perceptibles para el ojo humano en las condiciones ópticas habituales.
Por ello, hemos de estar especialmente agradecidos a Jon Harman, creador del software Dstretch, uno de los utilizados para el análisis y procesamiento de imágenes. Con esta nueva herramienta, aparecieron más abrigos con grafías de diversas cronologías, ampliando sustancialmente la cantidad y calidad de las representaciones.
En los comienzos de siglo XXI, los avances tecnológicos que se iban produciendo en favor de la arqueología aportaban con su ayuda nuevos descubrimientos además de mejores sistemas de datación, más fiables o exactos. Trabajos como los de la Dra. Mónica Solís Delgado, en el conjunto rupestre de Bacinete, con su estudio exhaustivo de las grafías allí representadas, han culminado en la publicación de varios artículos y el libro “El Conjunto Rupestre de Bacinete (Los Barrios, Cádiz)”.
Con todo esto se demuestra la importancia que tienen los enclaves rupestres de la zona, el continuo estudio, implicación, y los trabajos en equipo de la Universidad de Cádiz, UNED, y el Instituto de Estudios Campogibraltareños, hacen posible no solo una investigación del primer nivel, sino una buena difusión y concienciación social de nuestro patrimonio cultural.
En esta carrera por saber de nuestro pasado, se está revolucionando todo lo relacionado con la prehistoria española, y las nuevas cronologías sobre motivos rupestres, en diferentes cuevas españolas, otorgando la autoría de algunas al hombre de neandertal. En este sentido, una contribución genial son los nuevos hallazgos realizados en este extremo sur peninsular sobre huellas de manos en negativo.
Las primeras fueron descubiertas en el Tajo de las Abejeras (Castellar de la Frontera),y estudiadas por la Universidad de Cádiz en equipo con el proyecto Handpas, siendo también muy importantes las halladas en 2019 en el conjunto de cuevas de Palomas (Tarifa), concretamente en la cueva de Palomas IV. Se posiciona así el sur peninsular como uno de los focos principales de estas grafías, que sumadas a las manos en negativo de Ardales (Málaga) y la cueva de Gorham en Gibraltar, constituyen un notable conjunto, que engrosa el número de estos motivos paleolíticos en España y Europa.
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