El extremo sur de la península ibérica, la última morada neandertal
OBSERVATORIO DE LA TROCHA | NUESTRA PREHISTÓRIA
El Estrecho de Gibraltar ha sido un paso muy importante en el tránsito de la especie humana
Unos de los primeros hallazgos es una huella de un adolescente neandertal de 1,30 metros de altura, hallada en una cantera de Gibraltar
Es evidente que el Estrecho de Gibraltar ha sido un paso muy importante, en todo lo relacionado con el tránsito de la especie humana, a través de este punto de unión entre los continentes africano y europeo, tanto en el pasado como en la actualidad. Es bien es conocida la importancia actual de la comarca del Campo de Gibraltar en todo lo relacionado con este tránsito intercontinental de mercancías, personas, cultura, etc. Todo esto es extrapolable a situaciones anteriores, en las que la especie humana se expandió por todo el continente europeo, siendo esta una posible entrada, además del conocido acceso a través de Asia.
Es importante hablar de las hipótesis planteadas por las rutas que siguieron los homínidos africanos en su desplazamiento para alcanzar Europa, durante el Pleistoceno, siempre bajo polémica cuando se habla de los posibles puntos de tránsito que implican vías marítimas, refiriéndonos como no, al paso del Estrecho de Gibraltar y el mar de Alborán. Centrándonos en el Estrecho, se puede argumentar el hecho probado de las sucesivas bajadas de nivel de sus aguas durante el Pleistoceno Inferior, relacionadas con los cambios climáticos, que estrecharon la distancia entre los dos continentes, e incluso en esa bajada del nivel del mar, surgieron varios islotes. Sabemos que la distancia actual que separa los dos continentes en su punto más cercano es de 14,4 kilómetros y se piensa, en las investigaciones realizadas, que se pudo reducir hasta los 7 u 8 kilómetros, debido a las bajadas glacioeustáticas (es la variación global del nivel del mar debida al aumento o disminución del volumen total de agua alojada en los océanos en función de la formación o fusión del hielo acumulado en los continentes), contando esta distancia desde la Punta Cires en África, hasta Tarifa.
Todos estos episodios de bajadas de nivel producidas en el Pleistoceno, son posiblemente los "puentes" utilizados por los homínidos, en su afán de supervivencia y querer conocer lo desconocido, más allá de su propia seguridad, incluso en algunos casos con la misma perdida de su vida. Es lo que, al igual que el hombre moderno en su afán por alcanzar nuevos retos, los llevo a buscar una entrada o paso hacia un nuevo continente.
En todo el periodo de la evolución humana, ha existido todo tipo de cambios climáticos, afectando en mayor o menor medida a la morfología de continentes, océanos y mares. Si nos acercamos a un final próximo de la prehistoria, apreciamos los cambios climáticos producidos 30.000 años B.P. (antes del presente), en toda Europa. Esta sufría episodios muy fríos y la nieve prácticamente cercaba todo el continente, incluso en la Península Ibérica, sobre todo en territorios situados al norte del río Ebro. Este cambio obligo a los homínidos a un repliegue hacia la zona sur peninsular, buscando un refugio ante estas gélidas temperaturas que como mínimo les garantizase recursos para alimentarse y elevar las posibilidades de supervivencia.
Los neandertales en ese retroceso territorial, buscando posibilidades de supervivencia, se instalaron en las zonas costeras del sur peninsular, tanto en Portugal como de España. Unos de los primeros hallazgos referenciados a este paso por la zona, es una huella de un adolescente neandertal de aproximadamente 1,30 metros de altura, hallada en una cantera de Gibraltar, con una antigüedad de unos 28.300 años B.P., lo que ya nos hace replantear la línea del tiempo de su extinción, que aproximadamente está situada sobre los 40.000 años B.P. Pudo existir una coexistencia hasta el final de sus días y con eso nos referimos a la extinción total de la especie, tras una posible mezcla de los últimos componentes de los pocos clanes que permanecían luchando por prolongar su agónico final. Las referencias sobre la posible fecha de las huellas de este neandertal adolescente y otras aparecidas en el sur peninsular son extraídas de las últimas investigaciones que lleva a cabo un grupo de investigadores encabezado por Joaquín Rodríguez Vidal (Catedrático de Geodinámica y Paleontología de la Universidad de Huelva), Fernando Muñiz (Profesor de Cristalografía de la Universidad de Huelva), y Luis Miguel Cáceres (Geólogo de la Universidad de Huelva), además del geólogo de la Universidad de Lisboa, Carlos Neto de Carvalho. Todos los datos aportados por este grupo de investigación avalan la posibilidad de una supervivencia neandertal en el sur peninsular, más allá de los 40.000 años B.P., establecida para los grupos localizados en el norte de Europa, siempre en base a la huella aparecida en Gibraltar del individuo adolescente neandertal.
Las comparaciones con otras huellas neandertales, demostraban la idéntica morfología con la huella en estudio, con unas medidas de 17 centímetros de largo por 7 de ancho y con una profundidad de 2 centímetros. "La fotogrametría realizada sobre la huella arroja una evidencia de la forma de los dígitos, el talón, el puente y las almohadillas" (la explicación del profesor Muñiz de la Universidad de Huelva, es que no hay duda que se trata de un homínido). Las dataciones realizadas por la técnica OSL (siglas en inglés de optically stimulated luminescence), o lo que es lo mismo "termoluminiscencia", dio una fecha exacta de 28.300 años B.P.
Este hallazgo situado en la cantera de Catalan Bay, en la zona oriental del Peñón de Gibraltar, refuerza la teoría que ya fue publicada por la revista Nature que ponía en cuestión la fecha de la desaparición de los neandertales hace 40.000 años B.P. Esta huella hallada por el equipo de investigación hispano-luso, además de más restos aparecidos en el Algarve portugués, incorpora evidencias claras de la presencia de la especie neandertal en la zona, siempre contando con la presencia del homo sapiens (nuestros antepasados) ya asentados en Europa y toda la península ibérica, no evidenciándose restos del Homo sapiens hasta aproximadamente entre los 20.000-18.000 años B.P.
Lo que sí está claro, y no entramos en fechas y datos exactos de la extinción de esta especie, es que su paso, vida y final, prácticamente tuvo lugar en esta zona del sur peninsular. Las nuevas evidencias relacionadas con las ultimas dataciones realizadas con uranio/thorio (sobre la calcita que se ha ido depositando encima del pigmento durante años), sobre algunas grafías en las cuevas de Ardales, Pasiega y Maltravieso, arrojaron dataciones muy antiguas, algunas de ellas sobre los 66.700 años B.P. o antes del presente. En una de las huellas de manos en negativo en la cueva de Maltravieso (Cáceres), o algunas de las manchas de pigmento presentes en algunos espeleotemas de la cueva de Ardales, arrojan dataciones también muy antiguas sobre los 65.500 años B.P.
Todo ello nos hace reflexionar sobre la antigüedad de los últimos motivos hallados en la comarca del Campo de Gibraltar, en las cavidades de Abejeras en Castellar de la Frontera y las del conjunto de Palomas, concretamente en la cavidad de Palomas IV en Facinas (Tarifa).
Nos referimos a las huellas de manos en negativo, además de varios motivos posiblemente relacionados también con este tipo de grafías, como son las digitaciones pareadas y algunos trazos largos y gruesos. Estas manifestaciones fueron localizadas y estudiadas por varios equipos de investigación, uno de ellos tutelado por el catedrático de la UCA José Ramos Muñoz y liderado por Diego S. Fernández Sánchez de la Universidad de Cádiz, además del equipo del Proyecto Handpas encabezado por Hipólito Collado Giraldo.
Este tipo de grafías de posible autoría neandertal, podrían tener bastante relación con los individuos que estaban establecidos en la zona y con claras evidencias de vivir en las cavidades de Gibraltar, que evidencian la presencia del hombre de neandertal durante más de 125.000 años. Lo que nos hace pensar, que la vida cotidiana no se centraría en la zona del Peñón, si no que las inquietudes propias de una supervivencia como, conocer, descubrir, les llevo a hacer suyo el territorio cercano, e incluso instalar campamentos en zonas de caza, como podría ser la zona del Tajo de las Abejeras, donde en una de las caras del peñón rocoso, se aprovechó un pasillo formado por la proximidad de un farallón pétreo para situar un cazadero, posiblemente de animales de gran tamaño, caballos, ciervos, etc., a fin de garantizar un suministro continuado de recursos para la subsistencia del grupo. Igual sucedió en otros sitios de toda la comarca, allí donde fuese posible extraer algún tipo de recurso.
El conjunto de cuevas donde se ha evidenciado la existencia y paso del neandertal en Gibraltar, son las cuevas de Gorham y Vanguard, especialmente Gorham con su hallazgo de 2014, donde en un equipo formado por expertos de varias nacionalidades, el arqueólogo español Francisco Giles Pacheco localizó el primer grabado rupestre atribuido a individuos neandertales. Se trata de un dibujo abstracto, grabado por incisión en una roca, formado por varios trazos paralelos cruzados casi perpendicularmente entre sí, con una posible cronología de hace más de 39.000 años, demostrándose en la investigación que se trataba de un acto deliberado, sin una explicación por razones prácticas.
Actualmente contamos con gran cantidad de información relacionada con el homo neanderthalensis, como la relativa a su alimentación, con las plantas y animales que la componían, o sus desplazamientos para obtener los materiales con los cuales fabricaba sus herramientas, además de conocer su entorno. Los estudios realizados tanto en la zona como en todo el continente europeo, relacionados con los neandertales, aportan evidencias de un complejo comportamiento social, así como de sus ropajes, elementos muebles (adornos) y su industria lítica.
Paralelamente, sus posibles atribuciones en cuanto al arte rupestre, tanto en pintura como en el grabado encontrado en la cueva de Gorham, indican la capacidad que poseían para el pensamiento abstracto. La idea que se ha tenido hasta hace muy pocas décadas sobre las limitadas capacidades del homo neanderthalensis otorgó en tiempos a la especie el papel de unos antropoides de reducida inteligencia y escasas capacidades en comparación con la especie que hoy impera en el planeta
Todo esto ha cambiado, se le admite al neandertal una inteligencia igual o superior a la del homo sapiens, como se ha demostrado en la talla de industria lítica de gran calidad, algunas de las grafías representadas en cuevas, como las huellas de manos en negativo, puntuaciones pareadas, e incluso trazos y figuras abstractas. Todas estas capacidades, está claro que no pueden ser realizadas por homínidos de escaso raciocinio y tenemos que dejar atrás esos pensamientos, ya anticuados, para centrarnos en la gran capacidad que tenía esta especie, que cohabitó en sus últimas etapas con nosotros.
Sin tener claro el porqué de su desaparición, posiblemente una de las teorías más razonables, es la de que, al ser grupos muy reducidos, la posibilidad de una alta consanguinidad de parentesco entre estos humanos, con las prácticas de endogamia entre los componentes de los grupos, o sea el apareamiento entre individuos de la misma ascendencia, pudo acabar con la especie. Todas estas uniones a lo largo del tiempo, pudieron generar anomalías congénitas (trasposición de dientes, defectos en la columna vertebral, etc.), está claro que el panorama demográfico de los grupos reducidos de neandertales, más o menos estudiado en los últimos años, nos permite dar una explicación del declive numérico de sus individuos, que finalmente sin saber con exactitud cuando ocurrió, pudo propiciar su completa extinción definitiva, en los últimos reductos habitados del sur peninsular.
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