La Operación Karkubi lleva a juicio a cuatro acusados en Ceuta por obtener recetas médicas de forma fraudulenta
La Fiscalía pide hasta cuatro años de cárcel para una red que traficaba con psicofármacos como el Rivotril para su envío a Marruecos, donde se utilizan para fabricar una droga de efectos devastadores
Karkubi: la tormenta perfecta entre salud mental, exclusión y narcotráfico que tomó fuerza con el Covid-19

Algeciras/La ruta del karkubi también pasa por Ceuta. Una operación de la Policía Nacional desarrollada entre la ciudad autónoma y Sevilla en 2023, bautizada con el nombre de esta droga, permitió desmantelar una red que enviaba pastillas a Marruecos para su transformación en un cóctel alucinógeno, barato y letal. Un año después, la Fiscalía ha solicitado penas de hasta cuatro años de prisión para los cuatro detenidos, que pronto se sentarán en el banquillo del Juzgado de lo Penal número 2 por delitos contra la salud pública y pertenencia a organización criminal.
Según informa El Faro de Ceuta, los acusados —R.H.H., I.B., S.R.A. y M.A.M.— fueron arrestados tras una investigación de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco), que desentrañó cómo operaba el grupo: obtenían recetas médicas de forma fraudulenta para adquirir grandes cantidades de benzodiacepinas como Rivotril (clonazepam) o Trankimazin en farmacias de Ceuta y de la península. Después, colaboraban con otras personas no identificadas para esconder los comprimidos en vehículos, cargados en garajes del barrio ceutí de Los Rosales, cerca de la antigua prisión. Desde allí, los coches cruzaban la frontera.
El golpe policial llegó en 2023. La Udyco sorprendió a uno de los implicados saliendo de una vivienda en Sevilla con 720 comprimidos de Rivotril y 60 de clonazepam, valorados en unos 4.500 euros. A partir de ahí se encadenaron los arrestos. A tres de los detenidos se les pide una pena de tres años de cárcel por tráfico de drogas, y a otros tres —coinciden parcialmente— un año más por integración en grupo criminal.
La economía de la psicosis
Esta operación se enmarca en un contexto de creciente tráfico de medicamentos entre España y Marruecos. Según informes policiales, el valor de estas pastillas se ha disparado en el mercado clandestino del país magrebí, llegando a pagarse hasta 8 euros por un solo comprimido. El objetivo final no es su uso terapéutico, sino su transformación en karkubi, una droga que mezcla psicofármacos como el clonazepam con hachís, alcohol o disolventes.
La mezcla ha dejado un reguero de violencia, adicciones y brotes psicóticos en los barrios más pobres de Marruecos. A diferencia de otras drogas sintéticas fabricadas en laboratorios clandestinos de Europa, el karkubi es una fórmula artesanal y destructiva: una especie de ruta del bakalao en versión química y callejera, accesible y devastadora. La droga está asociada a fenómenos como el tcharmil, bandas juveniles que siembran el terror en ciudades como Tánger o Casablanca. Hay historias que hielan la sangre: jóvenes que se autolesionan compulsivamente, ataques paranoides, agresiones a desconocidos.
Las autoridades sanitarias marroquíes han encendido todas las alarmas. Se estima que uno de cada cinco adolescentes en los barrios más marginales consume habitualmente estas pastillas psicotrópicas. Y aunque el tráfico de hachís hacia Europa sigue siendo la vía más conocida, el viaje inverso de psicofármacos desde España al Magreb se ha convertido en un negocio en auge.
A pesar de los golpes policiales, el tráfico continúa. La semana pasada, la Guardia Civil interceptó en la frontera del Tarajal un coche cargado con 64.000 comprimidos escondidos en dobles fondos. Una operación más en la larga cadena de incautaciones que confirma que esta ruta inversa de la droga no solo sigue activa, sino que crece.
Y mientras, el caso de la Operación Karkubi llega a los juzgados.
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por Iceberg