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El Campo de Gibraltar encadena la más virulenta sequía del siglo XX, la que sufrió entre 1991 y 1995, con la peor del siglo XXI, que se extiende desde 2005 con mayor o menor intensidad hasta amenazar con restricciones como las de hace tres décadas. El tiempo entre una y otra es precisamente el que la comarca lleva esperando una solución con nombre y sin apellido: Gibralmedina. Treinta años después, la presa se plantea para 2037, demasiado tarde a juzgar por los expertos.
La demostración está en las últimas medidas adoptadas por la Junta de Andalucía dentro del plan Sequía Plus. La estrategia aprobada el martes por el Consejo de Gobierno prevé transportar entre 40.000 m3 y 100.000 m3 de agua hasta los puertos andaluces (principalmente Algeciras y Málaga) para mejorar el abastecimiento de la población en zonas con una situación de sequía más severa. Son precisamente estas dos zonas las que llevan 30 años esperando a la presa de Gibralmedina.
"Nos parece muy lejano el emplazamiento de la ejecución de la presa de Gibralmedina al horizonte 2037 y pedimos su adelantamiento al horizonte 2027 por los grandes beneficios que generará a los sistemas de abastecimiento, industria y turismo del campo de Gibraltar, así como para el regadío del Guadiaro", afirma la Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía (Feragua) en su documento de alegaciones al Plan Hidrológico del Mediterráneo. El secretario general de este colectivo, Pedro Parias, defendió en una entrevista en Europa Sur que este proyecto "tiene una misión de garantía para el abastecimiento de 300.000 personas, la industria, el regadío y para el caudal ecológico del Guadiaro".
"Con la excepción de 2018, venimos sufriendo desde 2013 un ciclo seco meteorológico que es el que nos ha llevado hasta la situación hidrológica actual. ¿Y qué se ha hecho en todos estos años? ¿Qué medidas han tomado las administraciones en este tiempo para combatir el problema e intentar combatir la dependencia del campo hacia la meteorología? Efectivamente, la respuesta es la que usted imagina: nada", criticó Parias en un artículo en la web especializada Iagua.
"Si se lleva a cabo la construcción de esta presa de 45 hectómetros cúbicos, se solucionaría el problema de la sequía para los próximos 50 años”, entiende el ex presidente de la Mancomunidad de Municipios, Juan Lozano.
La Junta ya da por perdida la opción de Gibralmedina para esta sequía, que no se sabe cuánto durará. La presa servirá para "aprovechar gran cantidad de recursos para avanzar hacia el equilibrio hídrico de la comarca gaditana que permita afrontar futuras sequías con mayores garantías”, dijo la consejera de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, Carmen Crespo, en octubre.
La presa de Gibralmedina se planteó cuando la agresiva sequía de los 90, pero las gestiones no comenzaron hasta 2007, con el inicio del estudio de su viabilidad, concretado en noviembre de 2009, cuando la Agencia Andaluza del Agua anunció que ya contaba con un anteproyecto.
Su construcción se proyecta en uno de los afluentes del río Guadiaro, en el término municipal de Jimena de la Frontera y muy cerca de San Pablo de Buceite, y servirá para abastecer al Campo de Gibraltar (como Charco Redondo, Guadarranque y Almodóvar), pero también a la Costa del Sol occidental en caso de urgencia.
No fue hasta 2019 cuando la Junta de Andalucía sacó a licitación la asistencia técnica para la redacción del proyecto, ahora en ejecución. El contrato fue adjudicado en octubre de 2020 por 2.277.220 euros a la UTE formada por Typsa e Inproes y la formación del contrato tuvo lugar en diciembre de ese mismo año, con una duración prevista de 18 meses.
Aunque la Administración autonómica es la responsable del estudio y la licitación del proyecto, deberá ser el Gobierno de España el que se haga cargo de la financiación de su ejecución, una obra faraónica que consistirá en la construcción de un embalse de unos 45 hectómetros cúbicos -Charco Redondo tiene capacidad para 79,17 y el pantano del Guadarranque, para 83,15-, además de sus conducciones. Con todos elementos, la obra tendrá un presupuesto estimado de 239 millones de euros: 155 millones para la obra de captación y la construcción de la presa, 39,2 para la conducción hacia el Guadarranque, otros 35,8 para la conexión con la zona regable y 6 millones para las minicentrales de turbinado. El estudio de regulación de caudales del río Guadiaro elaborado en 2010 recoge cinco posibles alternativas para su construcción.
Su importancia la explica Parias: "Es clave para el futuro del Campo de Gibraltar. De ella dependen el futuro de la cuenca del Guadiaro y del Guadarranque, que prevé conectarse esta infraestructura. La presa se encargaría de garantizar el abastecimiento de agua para 300.000 personas y un polo industrial importante junto con las zonas cercanas de Manilva y Marbella. Se trata de un proyecto sin impacto ambiental en un afluente del Guadiaro, sin afección a zonas protegidas, que también permitiría mantener los caudales ecológicos del Guadiaro en verano. Gibralmedina tiene, por tanto, una misión de garantía para el abastecimiento de la población, la industria, el regadío y el caudal ecológico del Guadiaro. Tenemos que recordar que el Guadiaro es el segundo río en caudal de Andalucía y, sin embargo, no está regulado".
Según el pliego de condiciones técnicas, la presa de Gibralmedina tendrá tres objetivos principales: la mejora ambiental del tramo bajo del río Guadiaro, permitir el aprovechamiento de las aguas del río para garantizar el abastecimiento urbano y ambiental mediante su conexión con el canal de Guadarranque –con el apoyo a la Costa del Sol occidental– y atender la demanda de la zona regable de la cuenca del Guadiaro.
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